En medio de la guerra entre Israel y Hamás, la presencia de las redes respaldadas por Irán en Latinoamérica suscitan preocupación. Este conflicto no solo amenaza la estabilidad en Oriente Medio, sino que también plantea riesgos para el hemisferio occidental, donde estos grupos podrían tramar y lanzar ataques.
Para llevar a cabo estas operaciones, el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán cuenta con la Fuerza Quds, que opera en forma autónoma y se encarga de financiar grupos terroristas, así como perpetrar asesinatos para eliminar a quienes puedan obstaculizar los objetivos de Teherán, indica la revista italiana Osservatorio – Focus per la Cultura della Sicurezza.
Fuerza Quds asume la responsabilidad de las operaciones en el extranjero y apoya a las milicias, incluyendo a Hezbolá en el Líbano, Hamas y Yihad Islámica en Gaza, el movimiento Hutí en Yemen y diversas milicias en Siria, Baréin e Irak, entre otros lugares, precisó.
Expansión en Latinoamérica
El experto en seguridad y miembro del equipo de asesores de la Comisión de Inteligencia del Congreso de Perú Jorge Serrano, dijo a Diálogo el 13 de noviembre que Fuerza Quds estableció operaciones en Latinoamérica respaldada por Venezuela, durante el régimen de Hugo Chávez. “Desde entonces, expandió sus operaciones clandestinas en varios países”.
Una ramificación destacada es la Unidad 840, un cuerpo élite con una estructura operativa flexible y presencia en todo el mundo, informa la plataforma argentina Infobae. Esta división se apoya en grupos criminales locales, para llevar a cabo acciones como asesinatos y secuestros.
Este método se evidenció en 2021, durante un intento de asesinato en Colombia, donde la Unidad 840 liderada por el terrorista iraní Rahmat Asadi, coordinó un ataque fallido contra dos empresarios israelíes con la colaboración de actores locales, resaltando su habilidad para utilizar recursos regionales en sus operaciones internacionales, refiere el diario chileno Noticias de Bariloche.
En consonancia con estos hechos Alejandro Cassaglia, experto en terrorismo y criminalidad organizada y docente en la Universidad de Buenos Aires, Argentina, dijo a Diálogo, “Es crucial reconocer que estos grupos se dedican a la guerra híbrida, la ciberinteligencia y los ataques terroristas”.
Adicionalmente, Serrano subrayó que estos grupos no solo demuestran su capacidad de ataque, sino que también forjan alianzas estratégicas con Rusia, China y Corea del Norte. Según Serrano, esta colaboración eleva significativamente el nivel de amenaza que representan Irán y sus milicias para el continente americano.
Cassaglia enfatizó que “la presencia de Irán y Fuerza Quds [en Latinoamérica] no representa simplemente un riesgo potencial, sino que constituye una realidad palpable. Estos criminales tienen total libertad de movimiento en la región, cuentan con pasaportes venezolanos y suelen tener origen libanés o persa”.
En línea con esta presencia, la agrupación venezolana del Tren de Aragua, respaldada por Irán, extendió su influencia desde Venezuela hasta Chile, controlando el corredor del Pacífico y consolidando su presencia en países como Perú, evidenciando la complejidad de las operaciones de Irán en colaboración con grupos locales en la región, agrega.
Defensa realista
Tras el reciente ataque de Hamas contra Israel varios países, incluida Argentina, intensificaron sus medidas de seguridad sobre las comunidades y edificios judíos por temor a posibles ataques, reportó el diario argentino La Nación el 8 de noviembre. A la par, incrementaron las amenazas y ataques antisemitas en todo el mundo.
En este contexto de alerta, el 4 de noviembre la Policía Federal de Brasil (PF) detuvo a dos presuntos terroristas brasileños vinculados a Hezbolá, que planeaban atacar edificios de la comunidad judía, incluyendo sinagogas. El 12 de noviembre, la PF detuvo a otro hombre sospechoso de tener vínculos con Hezbolà, informó Reuters. Según el diario O Globo, hay otras dos personas buscadas en el Líbano, con solicitudes de arresto pendientes en relación con estos casos.
Cassaglia destacó la significativa presencia del grupo en la Triple Frontera entre Argentina, Paraguay y Brasil, donde utiliza negocios de fachada para ocultar diversas actividades, extendiéndose más allá de las operaciones terroristas. En septiembre de 2018, por ejemplo, el empresario Assad Ahmad Barakat, del Clan Barakat, y uno de los principales financiadores de Hezbolá en Sudamérica, fue detenido en una ciudad brasileña de la Triple Frontera. Hezbolá también juega un papel crucial en el crimen organizado de la región, especialmente en el tráfico de drogas a través de Irán y sus aliados, consolidando habilidades en lavado de activos y financiamiento.
Punto crítico
“La amenaza que representan las milicias aliadas de Irán alcanzaron su punto más crítico. Están preparados para llevar a cabo ataques según determinen, focalizándose en países con niveles de seguridad más frágiles como Chile, Perú, Ecuador, Panamá o Costa Rica. Su objetivo es impactar a través de estos países a los verdaderos enemigos: los intereses de los EE. UU., Israel y el Reino Unido”, advirtió Serrano.
“Desde que el mundo se globalizó, el terrorismo y la delincuencia también lo hicieron, lo que significa que nada está realmente distante”, señaló Cassaglia.
“La neutralización de esta amenaza requiere un enfoque conjunto y realista entre los Estados”, concluyó Serrano.