Una investigación de la agencia de noticias Associated Press reveló el 3 de febrero que la República Islámica de Irán y el régimen de Venezuela, y las firmas navieras que transportan sus productos derivados del petróleo, utilizan tecnologías militar que esconden la ubicación de sus barcos, para eludir las penalidades de los Estados Unidos.
Según la investigación, Windward, una compañía de inteligencia marítima cuyos datos utiliza el Gobierno de los EE. UU. para investigar violaciones a las sanciones, detectó desde enero de 2020 más de 200 embarcaciones involucradas en más de 350 incidentes que manipularon electrónicamente sus ubicaciones GPS (sistema de posicionamiento global, en inglés). La Organización Marítima Internacional indica en su portal que todos los buques con más de 300 toneladas, de carga o de pasajeros, deben estar equipados con sistema de identificación automático.
Desde que los EE. UU. extendieron las sanciones económicas a Venezuela, en enero de 2019, Irán apaga los transpondedores GPS para que sus petroleros no sean rastreados, cambia los nombres de sus barcos, utiliza las banderas de otros países a conveniencia, y tiene empresas registradas en paraísos fiscales, indica el portal del diario Haaretz, de Israel.
Combustibles ilícitos
Teherán no solo envía a la empresa petrolera estatal venezolana PDVSA diluyentes (condensados y crudos livianos) para mezclarlos con el crudo extrapesado venezolano para incrementar su producción, sino que asiste al régimen de Nicolás Maduro enviándole gasolina para abastecer su mercado interno, dijo el 18 de enero a BBC José Toro Hardy, economista petrolero y exmiembro de la junta directiva de la PDVSA.
“Ese petróleo que está saliendo (…) al margen de las sanciones que tienen tanto Venezuela como Irán, lo están haciendo en tanqueros no reconocidos, que apagan los dispositivos para no ser ubicados satelitalmente”, agregó Hardy.
En 2021, PDVSA y la estatal Compañía Nacional de Petróleo de Irán intercambiaron unos 4,8 millones de barriles de condensado por 5,5 millones de barriles de crudo pesado, en su mayoría transportados en buques con bandera de Irán, reportó la agencia de noticias Reuters el 31 de enero.
Señaló que el buque petrolero iraní Starla atracó en Venezuela a finales de enero, con 2 millones de barriles de petróleo condensado, según un cronograma de importaciones y exportaciones de PDVSA. El buque apagó su transpondedor en diciembre de 2021 antes de partir del puerto iraní de Tombak, reportó el servicio de monitoreo TankerTrackers.com, agregó Reuters.
También los navíos venezolanos cambian de nombre y de dueño muchas veces y apagan su sistema GPS para ocultar el comercio ilícito de petróleo, señala la revista estadounidense Forbes. La mayor parte del combustible venezolano sancionado llega a Asia; unos 150 barcos transportaron petróleo venezolano a puertos asiáticos en 2020, agregó.
“Estamos listos”
El director del Programa Energía Latinoamericana del Instituto Baker de la Universidad Rice, Francisco Monaldi, detalló en enero de 2019 a la Voz de América (VOA) cómo Irán ayudó al régimen de Maduro a “establecer estrategias –como trasvasar petróleo en el mar y lavar los capitales del petróleo que comercializan– para evadir sanciones extranjeras y recuperar sus operaciones a medida que los mercados internacionales comenzaron a recuperarse del efecto de la pandemia”.
“Los Estados Unidos, en declaraciones conjuntas con la Unión Europea, Canadá, Colombia y otros países, hemos dejado claro que revisaremos las políticas de sanciones [contra Venezuela] si todas las partes logran un progreso significativo hacia una solución democrática”, dijo a VOA el 4 de febrero el embajador estadounidense para Venezuela James Story. “Estamos listos”, concluyó.