Cuatro meses después del viaje que emprendieron buques de guerra de la Fuerza Naval del Ejército de la República Islámica de Irán a las costas de Chile, Brasil, Uruguay y Argentina, entre muchos otros países, para “estrechar lazos” con países que ellos consideran afines y de intentar cimentar dominancia naval en la región, los mandos militares iraníes anunciaron su intención de establecer una base en la Antártida “con fines militares y científicos”.
“El acercamiento de Irán a Latinoamérica busca demostrar que el Gobierno de Teherán no está aislado y que tiene aliados en el hemisferio occidental, lo que también se puede leer como un abierto desafío a los Estados Unidos”, dijo el 28 de octubre a Diálogo Alberto Rojas, director del Observatorio de Asuntos Internacionales de la Universidad Finis Terrae, de Chile. “Eso fue lo que buscó en junio el viaje a la región del presidente de Irán Ebrahim Raisi. Sin embargo, Raisi solo visitó Nicaragua, Venezuela y Cuba; países no democráticos y con una política abiertamente antiestadounidense”.
En mayo, la misión naval del destructor IRIS Dena y el buque base IRIS Makran, realizó lo que el régimen llama como el primer viaje alrededor del mundo de su Armada. La Flota Naval Iraní “batió su récord” de distancia que una flota de ese país navega en aguas internacionales; incluso cruzando el Estrecho de Magallanes, informó la agencia de noticias oficialista iraní IRNA.
Un objetivo clave del viaje de Raisi fue demostrar al pueblo iraní que, a pesar de las afirmaciones de occidente y de los grupos de la oposición iraní, su país no está aislado, afirmó el diario costarricense La Nación. Para algunos expertos, el viaje que intentó proyectar el poder naval fue más bien simbólico.
“Respecto del viaje de circunnavegación del IRIS Dena y IRIS Makran, que pasó también por el Polo Sur, lo cierto es que tuvo un efecto más bien mediático”, dijo Rojas. “En la práctica, los barcos de la flotilla no fueron recibidos en todos los países por lo que pasaron”.
Suscrito en diciembre de 1959, el Tratado Antártico especifica que la Antártica se utilizará exclusivamente para fines pacíficos. Se prohíbe, el establecimiento de bases y fortificaciones militares, la realización de maniobras militares, así como las pruebas de toda clase de armas.
Irán, sin embargo, está decidido a conquistar el continente blanco. “Nuestro plan para el futuro es izar la orgullosa bandera de Irán en la Antártida”, declaró el Jefe de la Armada iraní, Shahram Irani. Cuando se le preguntó si eso significaba establecer una base permanente, respondió: “Si Dios quiere”.
“La presencia de Irán en la Antártica es importante por varios aspectos científicos, legales y políticos, geoestratégicos y económicos”, dijo al diario español ABC Abolfazl Saleh, director del Instituto de Estudios de Ciencia Marina de Irán. “En el futuro esta región será un tema importante en el ámbito internacional”.
“El interés de Irán en la Antártica apunta a mejorar su imagen de país y poder decir que tienen presencia científica ahí, al igual que otros actores como Rusia, China o India. Su llegada al continente blanco es muy tardía, pero le permitiría una presencia naval en aguas australes del Pacífico y el Atlántico”, añadió Rojas. “Varios países tienen la mirada puesta en 2048, cuando técnicamente el tratado vigente puede ser modificado. No es un secreto que las reservas minerales y energéticas antárticas representan un factor que despierta el interés de muchos gobiernos, incluyendo a Irán”.
Irán afirma que podría lograr el acceso directo a la Antártida y, como tal, “reclamar la soberanía” en esa zona.
“De todas formas, Irán está muy lejos de tener una marina de ‘aguas azules’, pues su flota no es numerosa ni moderna. Su principal activo naval son lanchas rápidas de la Guardia Revolucionaria, con las que hostilizan a los cargueros en el Golfo Pérsico, dijo Rojas. “Tomando en cuenta su difícil situación económica, producto de las numerosas sanciones internacionales, su influencia económica y militar en la región latinoamericana es limitada”.