Los préstamos de China han pasado de la Iniciativa de la Franja y la Ruta a los rescates de emergencia, según indica un nuevo informe del Instituto de Investigación AidData de la Universidad William and Mary de Estados Unidos. Tras prestar más de USD 1,3 billones a países en desarrollo para generar proyectos de infraestructuras, ahora en “socorrer” a muchos de esos países, por la montaña de deuda que acumularon.
“Toda esta situación comenzó ya hace más de una década, cuando capitales chinos realizaron operaciones financiera en inversiones externas muy grandes”, dijo a Diálogo el 28 de noviembre Sergio Cesarin, coordinador del Centro de Estudios de Asia Pacífico e India, de la Universidad Nacional de Tres de Febrero de Argentina. “Además, utilizaron la estrategia de ‘empujar’ el yuan en créditos, para reemplazar el dólar como moneda en el comercio internacional”.
En 2021, los rescates financieros otorgados por China aumentaron, hasta alcanzar el 58 por ciento del total de sus préstamos a países de ingresos medios y bajos. En contraste, en 2013 representaban apenas el 5 por ciento, según el informe de AidData.
Los créditos principales fueron parte de la Franja y la Ruta, que el presidente chino Xi Jinping lanzó en 2013, para establecer vínculos políticos y fomentar el desarrollo de redes de transporte y comunicaciones en más de 150 países, analiza el informe.
“Esto es la famosa trampa china de la deuda”, definió Cesarin. “La Franja y la Ruta volcó millones de dólares en infraestructura en África, Asia y Latinoamérica y profundizó con capitales chinos aspectos financieros”.
Los créditos chinos fueron usados en su mayor parte para construir proyectos faraónicos, que no impulsaron el crecimiento pero si cargaron a esos países con deudas astronómicas que hoy no pueden pagar, puntualiza AidData.
Para Cesarin, las empresas chinas invirtieron en algunos países por ejemplo en la construcción de carreteras, creando una dependencia y avalando los préstamos con bienes patrimoniales de las naciones. En caso que ese Estado no pueda afrontar las deudas de los créditos, China le pide un recurso natural estratégico, como puede ser una mina de cobalto, oro, yacimientos petroleros o la explotación sin restricciones de una zona portuaria, entre otros.
AidData precisó que entre 2014 y 2017, China aportó casi el triple de financiamiento para el desarrollo que los Estados Unidos. Casi la totalidad de ese dinero fue aportado en forma de créditos, no de donaciones como en la mayoría de las ocasiones hacen los estadounidenses. Además, los chinos utilizan tasas de interés por lo general altas y mañosamente ajustables. Como estas tasas de interés se dispararon en los últimos años a nivel global, los países pobres le quedaron debiendo a Pekín mucho más de lo que calculaban.
Los bancos comerciales chinos que cotizan en la bolsa de valores, pero donde el gobierno tiene participación accionaria, representan otra cuarta parte de los préstamos; pero esas entidades brindan préstamos a países en desarrollo a través de bancos occidentales, que tienen estándares crediticios más elevados, informa AidData.
Por su parte, Bradley Parks, director ejecutivo de AidData comentó que los préstamos de rescate de emergencia de China, generalmente a través del banco central chino, van a parar básicamente a países que tienen dificultades para abonar deudas anteriores con instituciones financieras de Pekín.
Aunque todas estas operaciones de préstamos e inversiones se dan con intensidad y gravedad en países africanos, en Latinoamérica el país en que más ha recibido inversiones chinas de manera exponencial es Venezuela.
“Hay que tener en cuenta que en el territorio venezolano posee petróleo y reservas de cobre, hierro y oro”, alertó Cesarin. “China endeuda a países sabiendo los criterios geopolíticos y recursos a explotar, entonces como repago requiere la cesión de activos fijos”.