Colombia es uno de los países con la mayor presencia de minas antipersonales del mundo, causando más de 11 000 víctimas desde 1990, según la Oficina del Alto Comisionado para la Paz del Gobierno colombiano.
Hasta el 30 de septiembre de 2019, las autoridades declararon libres de minas a 356 municipios colombianos, gracias a la destrucción o neutralización de 6870 artefactos explosivos. Pero todavía queda mucho trabajo por hacer. Los equipos multinacionales que llevan a cabo las actividades de desminado trabajan en otras 189 localidades de Colombia. Brasil es una de las naciones que colaboran con esa misión humanitaria para limpiar el territorio colombiano.
“La contaminación del terreno con minas antipersonales genera diversos impactos de índole política, ambiental, social y económica en un país”, afirmó el Coronel del Cuerpo de Infantería de Marina de Brasil Dalton Araújo de Barros, jefe del Grupo de Monitores Interamericanos de la Misión de Asistencia, de la Organización de Estados Americanos, con sede en Bogotá, Colombia. “La contribución de Brasil es decisiva para alcanzar las metas del Plan Nacional de Acción Integral contra las Minas Antipersonales en Colombia”.
En 2006, Brasil comenzó a colaborar en el proceso de desminado del suelo colombiano. En la actualidad hay en Colombia 20 militares brasileños en total: ocho del Cuerpo de Infantería de Marina y 12 del Ejército Brasileño (EB).
Su rol es el de formar y orientar a los equipos encargados de desactivar minas antipersonales en el campo y posteriormente de evaluar el trabajo realizado. “Nuestro objetivo es aumentar la seguridad para reducir el número de accidentes con las minas antipersonales y artefactos explosivos improvisados, para agilizar las tareas de remoción humanitaria”, informó el EB a través de sus representantes.
Según el Cnel. Dalton, las minas antipersonales colombianas tienen una particularidad “al ser de fabricación casera, estar hechas generalmente de plástico, vidrio y metal, para matar, herir o causar daños a las personas”. Esa característica exige aún más cuidado en todo el proceso de desminado.
Historia
Los artefactos explosivos diseminados por toda Colombia son el resultado de 50 años de guerra entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Gobierno.
En 2004, en el marco de la Convención de Ottawa, Colombia inició las primeras operaciones de limpieza en su territorio. Esta convención, creada en 1997 y firmada por más de 150 países, aborda la prohibición del uso, almacenamiento, producción y transferencia de minas antipersonales y la destrucción de este tipo de armamento.
Desde el acuerdo de paz firmado con las FARC en 2016, aumentaron los esfuerzos para extraer miles de minas que aún hay en Colombia, con el objetivo de liberar al país de áreas minadas para 2021. En julio de 2019, la Oficina del Alto Comisionado para la Paz de Colombia declaró que el país ahora lucha contra artefactos explosivos instalados por grupos armados ilegales (como el Ejército de Liberación Nacional y el Clan del Golfo), en un intento por proteger sus cultivos de coca.
Según el Cnel. Dalton, si bien Brasil no tiene campos minados en su territorio, los equipos brasileños adquirieron experiencia por haber trabajado en misiones de remoción de minas antipersonales en todo el continente americano, desde la década de 1990. “Participamos en esfuerzos dirigidos por la Organización de Estados Americanos en naciones socias como Perú, Ecuador, Nicaragua, Honduras, Guatemala, Costa Rica, además de Colombia”, concluyó.