El 30 de agosto, la Fuerza Naval del Pacífico de Colombia destruyó dos embarcaciones en tierra antes de ser botadas, con capacidad para transportar entre 4 y 8 tonelada de cocaína. El 20 de septiembre, gracias al apoyo de la Guardia Costera de los EE. UU., fue interceptado en el mar otro semisumergible con ocho toneladas de clorhidrato de cocaína, con valor de USD 320 millones.
“Incrementamos la captura de semisumergibles, llevamos 20 este año. Pero el balance más importante es la suma de esfuerzos con los países por donde pasa la droga, por donde [los narcotraficantes] diseñan nuevas rutas”, dijo a Diálogo el Contralmirante de la Armada de Colombia Hernando Enrique Mattos Dager, comandante de la Fuerza de Tarea Contra el Narcotráfico Poseidón, de la Fuerza Naval del Pacífico. “Las operaciones con países aliados se reflejan en los resultados”.
El incremento también es debido a la detección en tierra, consecuencia de un trabajo eficaz de inteligencia. “En el mar es más compleja la operación, aunque cada vez alcanzamos mejores resultados gracias al apoyo de unidades del Comando Sur, con aviones patrulleros marítimos para la detección, los cuales reciben nuestra información sobre las áreas de patrullaje”, explicó el Contralmte. Mattos.
Los semisumergibles, también conocidos como cocaine subs, son navíos de bajo perfil, que tienen un costo de fabricación de aproximadamente USD 1 millón. Son construidos y diseñados de forma artesanal para navegar entre 10 a 20 centímetros sobre el nivel del mar, lo que dificulta su detección para los radares y sensores. “Cuentan con una cabina con capacidad para cuatro personas, dos maquinistas encargados del motor y de controlar los niveles de agua, un mecánico y un individuo denominado “la garantía”, persona de la organización narcotraficante, que viaja para asegurar que la droga llegue completa a su destino”, explicó la Armada.
Existen varios modelos de semisumergibles; los que funcionan con diésel y motor interno, dotados de gran tecnología, hasta embarcaciones con una tapa en fibra de vidrio con el motor fuera de borda. Se han detectado avances similares a los submarinos militares, con autonomía para permanecer sumergidos días y aún meses.
La utilización de estas embarcaciones, obedece a la facilidad para su reabastecimiento de combustible y comida en alta mar. Pueden salir de Colombia y llegar a México sin ningún contratiempo de logística. Su real problema es el cerco montado por los países participantes en las operaciones de captura de criminales trasnacionales.
“La estrategia utilizada en la actualidad, con más y mejores aviones, radares potentes, cámaras, etc., facilita la detección, siempre y cuando se identifique dónde buscar. Esa es la clave”, aseguró el Contralmte. Mattos.
El resultado operativo de la Armada Nacional de Colombia es de casi 164 toneladas de clorhidrato de cocaína y 24 de marihuana hasta septiembre de 2019. “Damos golpes estratégicos y reafirmamos el compromiso de Colombia contra el narcotráfico”, afirmó el presidente de Colombia Iván Duque a la prensa. “Hoy podemos decir que más del 40 por ciento de las incautaciones que se efectúan en el hemisferio occidental son desarrolladas por autoridades colombianas”.