La corporación estatal rusa de energía atómica Rosatom finalizó, el 28 de abril, el montaje de control de un reactor que funcionará en el Centro de Investigación y Desarrollo en Tecnología Nuclear de Bolivia (CIDTN), según indicaron medios estatales rusos. El reactor se enviará a Bolivia para su instalación a finales de este año.
Moscú no solo busca demostrar que si es capaz de edificar una central nuclear en territorio alto, sino tener con Bolivia una relación muy fuerte en seguridad y defensa de largo plazo, dijo el 4 de junio a Diálogo Jorge Serrano, experto en seguridad y miembro del equipo de asesores de la Comisión de Inteligencia del Congreso de Perú.
El reactor, diseñado para operar en una altitud de más de 4000 metros sobre el nivel del mar en El Alto, departamento de La Paz, permitirá producir radioisótopos para la investigación en varios sectores industriales bolivianos, señaló Moscú.
El CIDTN forma parte de una serie de acuerdos firmados en Moscú en 2019 entre La Paz y el Kremlin en materia energética, de seguridad y explotación de litio, precisa en Internet el diario nicaragüense El Confidencial.
“Así, Moscú tendrá cooptado totalmente a un país clave, por su ubicación geoestratégica en Sudamérica. Bolivia está articulada con las fronteras de Argentina, Perú, Brasil, Paraguay y Chile”, precisó Serrano. “Para Rusia esto es importante, porque los proyectos nucleares no se construyen de un año para otro, demoran una década por lo menos y ya el Kremlin está entroncado allí; ya no va a salir. [El CIDTN] es un proyecto a largo plazo”.
Recursos estratégicos
Otro interés detrás de la construcción de la central nuclear está vinculado al acceso a recursos estratégicos que tiene Bolivia como el uranio y el litio, comentó Serrano. Por eso Moscú tiene otras empresas e intereses en suelo boliviano.
“China también está en Bolivia (…) detrás del litio”, agregó. “Rusia y Beijín se repartieron ese recurso estratégico para cooptar al Gobierno boliviano, ya lo tienen capturado. Este es el marco en el que se esta desarrollando el proyecto del CIDTN”.
Peligro de larga data
En principio la central iba a edificarse en la zona sur de La Paz, pero varias organizaciones civiles protestaron por los riesgos que una central nuclear puede tener para la salud de la población, indicó El Confidencial.
La seguridad de los reactores nucleares depende de diversos factores como diseño, construcción, regulaciones y procedimientos de seguridad implementados. Los reactores nucleares están diseñados con múltiples barreras de seguridad y sistemas de control, para minimizar los riesgos de accidentes y la liberación de radiación. Pero históricamente, Rusia dista mucho de apegarse a los estándares internacionales y al cumplimiento de las normas de seguridad.
Chernóbil y Kyshtym son ejemplos de las consecuencias de un desastre nuclear.
En 1986, la explosión de un reactor en Chernóbil, en la Unión Soviética (hoy en día Ucrania), causó la muerte de al menos 30 personas por la radiación; en los años siguientes muchos otros murieron a causa de enfermedades asociadas con la contaminación nuclear a largo plazo, como el cáncer, reportó la plataforma CNN en Español.
La organización Mundial de la Salud y la Agencia Internacional de Energía Atómica, estiman que el número total de muertes relacionadas con Chernóbil, incluyendo las consecuencias a largo plazo, podría alcanzar las decenas de miles, en el transcurso de varias décadas.
Antes que Chernóbil, ocurrió un accidente que permaneció en secreto durante dos décadas, debido al estricto protocolo soviético para ocultar la información que resulte perjudicial para el régimen, señaló la plataforma británica BBC.
El accidente ocurrió en la planta de Mayak, cerca de Kyshtym, en la región rusa de los Urales, en 1957. Una nube radioactiva se extendió sobre el territorio ruso y docenas de trabajadores murieron y al menos dos centenares de personas fallecieron por irradiación aguda, señaló.
“Lo que pudo hacer la entonces Unión Soviética al ocultar este caso al mundo ya no es posible ahora, gracias a la tecnología de la inteligencia de los Estados Unidos, Reino Unido y de las potencias occidentales”, dijo Serrano.
“La Agencia de Seguridad Nacional [del Departamento de Defensa de los EE. UU.] podría obtener información de la planta de Bolivia si hubiese la sospecha que Rusia está ocultando un accidente nuclear o un proyecto militar”, agregó.
En marzo de 2023, los servicios de inteligencia lituanos publicaron su informe de evaluación de la amenaza nacional, en el que afirman que Rosatom había encubierto incidentes, informó la emisora pública lituana LRT. “Rosatom intenta mantener su posición en el mercado de la energía nuclear; sin embargo, según los servicios de inteligencia, las tecnologías que suministra son defectuosas”, declaró el Departamento de Seguridad del Estado lituano, según LRT.
Modelo boliviano
El CIDTN no será la única planta nuclear en Latinoamérica. Algunos países con plantas nucleares son: Argentina con las centrales Atucha I, Atucha II y Embalse. Brasil posee tres reactores nucleares, Angra I, Angra II y bajo construcción Angra III. México se suma a la lista con Laguna Verde I y II.
No obstante, Rusia podría buscar replicar el modelo boliviano en la región latinoamericana, “principalmente en Nicaragua y Venezuela, otras dos dictaduras. Los demás países no se atreverían a hacerlo de la mano rusa”, expresó Serrano.
El informe de inteligencia de Lituania advierte de que Rosatom “ha estado ejecutando proyectos nucleares en el extranjero mediante la construcción y el mantenimiento de centrales nucleares y el suministro de productos de uranio […], [que] no sólo contribuyen al presupuesto nacional de Rusia y financian el crecimiento de las capacidades militares del país, sino que también ayudan a la influencia política de Rusia en el extranjero”, indicó LRT.