De acuerdo con el Índice de Estado de Derecho 2022 de la organización internacional World Justice Project (WJP), publicado en octubre, el Estado de derecho bajó a nivel global por quinto año consecutivo. Venezuela y Nicaragua son los países con más deterioro.
“Estamos ante la desestructuración de las instituciones poliárquicas (…) en Venezuela y Nicaragua”, dijo el 21 de noviembre a Diálogo Daniel Varnagy, académico de Ciencia Política de la Universidad Simón Bolívar de Venezuela. “Ya solo se puede hablar de restos de separaciones de poderes, de restos de institucionalidad democrática”.
WJP, basada en Washington, recolectó y analizó datos provenientes de 140 países y jurisdicciones para determinar cómo se experimenta y percibe el Estado de derecho. Desde 2009 el Índice es utilizado por gobiernos, organizaciones multilaterales, sector privado y ONG de todo el mundo, para evaluar y atender las brechas de la aplicación de las leyes.
“Las tendencias autoritarias (…) continúan erosionando el Estado de derecho”, precisó Elizabeth Andersen, directora ejecutiva del WJP, durante la presentación del Índice. “Los contrapesos al poder ejecutivo se han debilitado y el respeto por los derechos humanos está cayendo”.
WJP define al Estado de derecho como un sistema duradero de leyes, instituciones, normas y compromiso comunitario, que garantiza la rendición de cuentas, leyes justas, gobierno abierto y acceso a la justicia.
Según el Índice, los factores que impulsaron el debilitamiento del Estado de derecho en Venezuela y Nicaragua son: menos límites a los poderes del gobierno, la falta de protección a los derechos fundamentales, el deterioro en los sistemas de justicia civil y penal, el incremento de la corrupción y la falta de seguridad.
Además, la tendencia a la baja de la libertad de opinión y expresión y libertad de asamblea y asociación, persisten en el periodo estudiado. Esto hace más difícil que los ciudadanos puedan frenar o revertir las tendencias autoritarias en sus países, destaca el estudio.
“El vínculo estrecho que existe entre democracia y Estado de derecho, tanto en Venezuela como en Nicaragua está gravemente mermado”, comentó Varnagy. “Cuando hay una enfermedad en uno hay una enfermedad en el otro”.
Venezuela
El Índice de este año explica que el puntaje general del Estado de derecho en Venezuela disminuyó 1,4 por ciento, y se encuentra en el último lugar de los países evaluados de todo el mundo.
El factor que mide la corrupción ubicó a Venezuela en la posición 130 en el ranking global y en la posición 29 a nivel regional. El documento señala que el desempeño de Justicia penal venezolana ocupó la última posición tanto a nivel mundial como regional.
En Caracas la administración de justicia penal no cumple con su función, e incluso hace todo lo contrario a lo que manda la Constitución y tratados de derechos humanos. Es ineficiente, no da respuesta, se retrasa muchísimo y no es autónoma, reporta en Internet la ONG venezolana Acceso a la Justicia.
La policía, el Ministerio Público, la Defensa Pública y el Poder Judicial, como parte de la administración de justicia, en vez de brindar seguridad a los venezolanos los persiguen para reprimirlos frente a sus reclamos legítimos, señaló. Estas instituciones son cómplices de la represión del régimen.
“En el caso de Venezuela, la población civil está sumamente defraudada, desilusionada”, expresó Varnagy. “Está cada vez más apática en términos políticos, y por ende no hay una búsqueda de [rendición de cuentas] de la independencia de los poderes”.
Nicaragua
El Estado de derecho en Nicaragua cayó 4,6 por ciento, respecto al 2021. Ocupa el puesto 133 de 140 países. Entre las tendencias más importantes observadas en Nicaragua destaca el deterioro del factor que mide Gobierno Abierto, precisa el Índice.
Managua ocupa el lugar 30 de 32 países estudiados en Latinoamérica y el Caribe, detalla. Sin embargo, para obtener datos en Nicaragua, WJP se topó con una serie de obstáculos, precisamente por el “incremento a las barreras de las libertades”, reportó el medio independiente nicaragüense Divergentes.
Asimismo, refirió que las tendencias autoritarias en Managua se agudizan. Por ejemplo: en menos de dos semanas el régimen de Daniel Ortega expulsó del país a la embajadora de la Unión Europea, rompió relaciones con los Países Bajos y vetó el ingreso del nuevo embajador de los EE. UU., indicó la plataforma alemana DW el 4 de octubre.
“En Nicaragua hay un ascenso no solo a la desconfianza hacia las autoridades, sino al miedo”, manifestó Varnagy. “Con esta falta de confianza lamentablemente hay una desinstitucionalización masiva de lo que quedaba de las instituciones democráticas”.
A nivel mundial, según el Índice, el país con mejor puntaje es Dinamarca, seguido de Noruega, Finlandia, Suecia y los Países Bajos. El mejor desempeño de Latinoamérica corresponde a Uruguay en el puesto 25 en el mundo, seguido de Costa Rica y Chile.
“Si continúa profundizándose el debilitamiento del Estado de derecho en Venezuela y Nicaragua, calificados como regímenes autoritarios, se puede migrar hacia esquemas más autoritarios todavía”, finalizó Varnagy. “La esperanza es que las sociedades antes de dejarse asfixiar hagan algo”, expresó.