Quizás la Capitán del Ejército de Chile Gabriela Valdivia tuvo un recorrido militar atípico: dijo no tener familiares directos en las Fuerzas Armadas y su primera vocación fue la astronomía. Pero su interés por el judo, un deporte que eligió durante sus estudios en la Pontificia Universidad Católica de Chile en Santiago, la acercó cada vez más a sus compañeros militares.
“El profesor me invitó a entrenar junto a la selección de judo del Ejército. Ahí comencé a conocer a los militares de distintos grados y a entrenar con ellos”, dice la Cap. Valdivia de 39 años. “Pensé que podía ser militar. Postulé a escondidas de mi familia y me aceptaron”.
Su cambio de corazón también tuvo que ver con las condiciones en las que trabajan la mayoría de los astrónomos, encerrados en unas oficinas por largas horas, mientras la Cap. Valdivia soñaba con estar al aire libre. Nunca se iba a imaginar que, luego de 15 años de carrera militar como ingeniera, trabajaría en las afueras y se convertiría en una pionera en el Ejército al ser la primera mujer en liderar una compañía de desminado.
“Si bien ha habido mujeres en la compañía, es la primera vez que asume una como comandante. Es un orgullo para mí que me den esta misión”, dijo la Cap. Valdivia al cargo de la Compañía de Desminado Humanitario de la Brigada Motorizada N.o 4 Rancagua.
La oficial desempeña parte de sus funciones de comandante en Quebrada Escritos, una zona de la ciudad de Arica, en el norte de Chile a unos 20 kilómetros de la frontera con Perú, desde mayo de 2018. La Cap. Valdivia lidera a los más de 100 militares y civiles dedicados a desminar un área de 150 000 km2 donde, según la oficial, quedan unas 4000 minas antitanques y antipersonales.
Sus tareas implican una gran responsabilidad: actualizar y revisar los mapas de campos minados así como dirigir y verificar el levantamiento de minas, asegurándose de que los miembros de su brigada están listos mentalmente y físicamente. El cansancio o la falta de concentración son peligros que resultan en accidentes, precisa la oficial.
“Si pasa algo a alguien de tu compañía, si alguien falló, es mi responsabilidad. Hay una presión súper grande que hay que saber llevar”, dice la Cap. Valdivia.
“La planificación y evaluación de los riesgos, sumando a la empatía y capacidad de trabajo en equipo, son los principales factores que convierten a la Cap. Valdivia en una de las tantas líderes que tenemos en el Ejército de Chile”, dijo a Diálogo el Teniente Coronel Cristián Sarah, jefe de la Sección de Comunicaciones del Departamento Comunicacional del Ejército.
En la década de los 1970, unas 180 000 minas antipersonales y antitanques fueron sembradas en territorio chileno en las fronteras con Perú, Bolivia y Argentina por el gobierno de Augusto Pinochet (1973-1990). En 2002 Chile firmó el Tratado de Ottawa o Convención sobre la prohibición del empleo, almacenamiento, producción y transferencia de minas antipersonales y sobre su destrucción.
A inicios de 2019, el gobierno chileno inició un sistema de reparación –ayuda monetaria, asistencia médica y rehabilitación– para las víctimas de minas antipersonales. Según el gobierno, hasta enero de 2020, unas 150 personas sufrieron lesiones graves y 46 murieron por las explosiones.
A mediados de enero de 2020, el 94 por ciento de las minas sembradas en territorio chileno han sido retiradas, dice la Cap. Valdivia. La oficial espera que el país logrará cumplir con su compromiso de concluir el proceso de desminado en marzo.