Conclusiones de la investigación sobre China del periodista Agustín Barletti
“La desenfrenada penetración de China en América Latina es preocupante”, dice el periodista, escritor y editor argentino Agustín Barletti, tras culminar su más reciente y profunda investigación: El Hambre del Dragón. El plan de China para comerse el mundo. Tras tres años de estudio y con un amplio registro de fuentes y documentos, Barletti pone al descubierto las calculadas hazañas de la República Popular de China (RPC) para conquistar el mundo y enciende las alarmas sobre las intenciones del país asiático en Latinoamérica, región a la cual no duda en catalogar como el espejo de África.

Barletti asegura que la situación en Latinoamérica es en extremo desafiante, porque China ha encontrado en ella un terreno fértil y un abono fácil para lograr su cometido, y es hoy la segunda región del mundo con mayor penetración del país asiático. A través de una sigilosa operatoria basada en billetera abierta, dice el experto, China se nutre de recursos naturales, manipula votaciones en los organismos internacionales y vigila a los países que a su vez están perdiendo soberanía y ganando dependencia suya.
África la suegra de Latinoamérica
“China está hambrienta”, comienza diciendo Barletti, en charla que concedió a Diálogo. “Tiene hambre por desafiar la supremacía occidental en varios puntos del planeta y recuperar un lugar histórico con el mandato del nacionalismo”. Barletti se refiere a la conquista trazada por China disputándole a Occidente el liderazgo y convertirse así, en potencia mundial a través del control absoluto de decisiones geopolíticas de los países. “El objetivo es que las decisiones futuras no se puedan tomar de forma soberana sin consultar con los deseos de China”, agrega.
Y para lograr este cometido China le apostó a los préstamos. “Todo parte de una propuesta económica”, dice el periodista, quien es además abogado experto en derecho público, quien agrega, “se trata de prestar dinero a países en emergencia, pero con la particularidad de que no se los devuelvan”.
Un experimento chino que inició en África. “Ese es el modelo terminado”, dice Barletti. “China ha utilizado a este continente como una especie de laboratorio para su modelo colonizador que ha sido exitoso; ahora busca repetir su hazaña en otros continentes, como América Latina”.
Barletti condena a África, al afirmar que ante la necesidad desesperada de inversión se doblegó hasta convertirse en un continente dependiente de China. “Hoy el 50 por ciento de las grandes obras de construcción africanas están controladas por las 10 000 empresas chinas”, manifiesta Barletti. “No es casual entonces que la deuda pública africana no haya dejado de crecer”. En su investigación el periodista revela que desde el 2000, la deuda pública africana pasó del 35 por ciento del PIB al 50 por ciento y China es su principal acreedor. A lo que se suman otros datos preocupantes revelados por el Banco Mundial en el 2020, al asegurar que siete países africanos se encuentran en dificultades de endeudamiento debido al volumen de los prestamos chinos.
Una situación alarmante y que según Barletti, se está replicando en Latinoamérica. “África es esa suegra a observar, es el espejo de lo que va a suceder en América Latina si los líderes latinoamericanos no ponen freno”.

Poder con billetera abierta y usura
Desde principios de siglo el mundo ha visto como la importancia económica y política de la RPC en Latinoamérica y el Caribe no ha parado de crecer. El incremento de relaciones económicas y comerciales entre el país asiático y Latinoamérica ha sido constante, hasta tal punto de que China pasó de ser insignificante en la economía de los países de la región, a ser hoy el segundo socio comercial. Pero la gran pregunta que hay que responder es, ¿cómo lo ha logrado en tan poco tiempo?, ¿cuáles son sus intereses y qué beneficios trae esta relación comercial tan estrecha para la región más alejada del país asiático y tan diferente política y culturalmente? “Ninguna”, responde sin apuros Barletti.
El periodista asegura que la penetración de China ha estado marcada por una estrategia sigilosa basada en lo que él llama, “billetera abierta”. Se refiere a China como el usurero de la región, tras convertirse en prestamista de emergencia para los países con más dificultades de acceder a préstamos convencionales, prometiéndoles dinero e invitándolos a hacer parte de la iniciativa de la Franja y la Ruta, que trazó para adquirir predominio económico y político a nivel global.
Según las investigaciones de Barletti, el 60 por ciento de los países que forman esta iniciativa tienen lo que se llama el crédito de basura. “Es decir, no tienen acceso a los organismos multilaterales de crédito”, aclara el autor, y añade que, “cuando Pekín procede como prestamista alternativo no le interesa la legitimidad del gobierno, ni su capacidad de retorno financiero, porque al final lo que busca es que no le paguen”.
Barletti habla de la trampa de la deuda como estrategia de China para ganar influencia política y poder económico y explica: “a través de la deuda, China amarra a los países para influir en posiciones o determinaciones que llevan a la pérdida de soberanía”.
Influencia vs. dinero
Es así como Latinoamérica se ha convertido en el títere de la región, comenta Barletti al mencionar múltiples ejemplos sobre la manipulación de la billetera abierta de China para lograr sus propósitos.

Uno de ellos es la falta de apoyo que recibieron los países democráticos ante el envío de una comitiva liderara por Michelle Bachelet en 2021, para solicitar investigar y condenar a China por las violaciones hacía la minoría musulmana de los uigures y los centros de detención en Xinjiang. “A China no se le condenó porque varios países de Sudamérica y África votaron a su favor […].”
Otra de las graves denuncias que formula el periodista es la pesca ilegal. “Es un ejército de buques construidos en astilleros estatales, con tripulantes chinos, que además reciben subsidios del Estado para combustible y construcción de nuevos buques y apoyo del Ejército Popular de Liberación para ubicar los caladeros”, dice el experto. Según explica, todos los años estas flotas salen desde China, cruzan el Pacifico y se instalan en el frente de México, Ecuador, Chile, cruzan el estrecho de Magallanes y durante cuatro meses se anclan en el límite del mar Argentino en busca especialmente del calamar, el recurso pesquero más preciado del Atlántico Sur.
Según señala un informe elaborado por la ONG conservacionista Oceanía, entre enero de 2018 y abril de 2021, datos satelitales muestran que 400 barcos chinos saquearon las aguas frente a territorios argentino. Una pesca ilegal de forma y de territorio que además está generando la depredación de animales marítimos, y un alto impacto ambiental, pero de la que no se pronuncian los países más afectados. “No existe una actitud férrea frente a esta delicada situación, porque eso implicaría pelearse con China y es más lo que van a perder si China les corta la billetera”. Barletti alerta también sobre la proyección de poder geopolítico que tiene esta actividad ilegal: “la flota pesquera China es más que una preocupación comercial porque a través de ella Pekín también ha ido reforzando su presencia naval y reclamando preciadas rutas marítimas”.
Otro ejemplo que expone el autor es el puerto de Chancay en Perú, del que China es el mayor accionista. “Se está construyendo un mega puerto que está violando todas las normas ambientales y nadie alza la voz, o los pocos que los hacen son pequeñas organizaciones ecologistas que reclaman el desastre ecológico que se está produciendo por un puerto sin ningún tipo de previsión ambiental, que no solo está destruyendo el medio ambiente sino también a un pueblo entero y ¿por qué? Todo porque la billetera china es muy fuerte y el país donde China más ha penetrado en América Latina es Perú”.
Según el China Índex 2022, iniciativa del centro de investigación Doublethink Lab, que clasifica la penetración de China en el mundo, Perú es el país latinoamericano con mayor influencia y el quinto entre los 82 países evaluados a nivel global.
Pérdida de activos y dependencia
El peso de la influencia que ha obtenido China a través de préstamos desorbitantes puede resultarle muy costoso a los países receptores, quienes según Barletti pagarán un alto precio con pérdida de activos y dependencia. Ejemplo de ello es la industria ferroviaria, dice Barletti. “China desembolsa el dinero para que los países le compren sus trenes, para que compren los rieles de China, para que después los países queden atrapados comprando todos los repuestos en su país y para que, adicionalmente, venga personal de China a hacer mantenimientos y reparaciones. Entonces no es que China les preste a los países para modernizar los ferrocarriles, sino para ayudar a China a financiar su industria ferroviaria porque de lo contrario, ¿podrían comprar trenes en Bélgica del dinero que les presta China? La respuesta es no”. Y continúa dando ejemplos concretos, “situación que se vive en Argentina con el sistema ferroviario, en Santiago de Chile con el Metro, igual que va a pasar en Bogotá y que ya se está viviendo con el tren Maya en México”, dijo.

Pero su interés no es sólo a través de las inversiones en infraestructura, también crea dependencia en las distintas industrias de insumos y recursos naturales que exportan a China. “Ejemplo de ello es lo que está pasando en Argentina con la soja, el 80 por ciento de la producción de soja, de su harina, del aceite, de todos sus productos se exporta a China, y hoy China ya compró empresas en Argentina que tienen puertos, que tienen procesadoras de oleaginosas, con lo cual ya un 20 por ciento de la soja argentina ya parte de empresas chinas radicadas en Argentina”.
En cuanto a quedarse con activos, el caso clásico de lo que se denomina la trampa de la deuda, un ejemplo claro de lo que pudiera suceder en la región es el puerto de Sri Lanka. Pese a que los estudios de viabilidad concluían que un puerto en la ciudad de Hambantota no sería rentable, el Gobierno de Sri Lanka aceptó de Pekín un crédito por USD 1080 millones para la construcción del puerto con una condición. “La misma de siempre”, dice Barletti, “que lo construya el grupo Communications Construction Company, una de las empresas estatales más grandes de China y brazo ejecutor del Partido Comunista Chino en el mundo”. Pero el proyecto fracasó y Pekín cobró. “Ejecutó la hipoteca y Sri Lanka terminó cediendo las operaciones del puerto a China por 99 años, ahora China está haciendo una base naval ahí y ya están llegando buques de guerra. Ese es su negocio”, sentenció Barletti.
En Ecuador la situación ha sido similar. La planta hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, el proyecto de infraestructura más importante de la historia de este país, la construyeron los chinos y hoy presenta infinidad de fallas de construcción. “No funciona ni al 12 por ciento de capacidad y los chinos le condonaron una parte de la deuda a cambio de la concesión por 30 años; en otras palabras, los chinos generan la electricidad y se la venden a Ecuador”.
Pérdida de soberanía
Quizá de todos los riesgos que plantea Barletti, la pérdida de soberanía es el más inquietante. “Este ya es el punto de quiebre”, dice el autor. Latinoamérica ha cedido a China espacios que difícilmente podrá recuperar, como por ejemplo los terrenos donde se encuentran las 11 bases espaciales que ya tiene China en la región. “Estas bases son manejadas por el Ejército Popular de Liberación donde los países, dueños de la soberanía, no pueden entrar sin autorización”. Según la investigación que presenta Barletti basada en estudios y datos documentados, son bases para el espionaje. “Desde allí China vigila todo lo que pasa en los satélites que están orbitando Latinoamérica y el hemisferio sur”.

Vigilancia y fin de las libertades: la mayor amenaza
Dentro de las escalofriantes maniobras de China para cumplir su plan de dominar el mundo que revela el autor, el espionaje ocupa alta prioridad. “China avanza a fuerza de vigilancia como ocurrió el 4 de febrero de 2023 con un globo espía que sobrevoló los Estados Unidos, Colombia y Perú”. Su ojo controlador -como dice el periodista- se extiende más allá de sus fronteras y a través de diversas tácticas China logra vigilar a sus ciudadanos en el exilio y a los países donde ha penetrado. “Lo hace a través de comisarías clandestinas”, dice Barletti. Según su investigación de datos de la organización internacional Safeguard Defenders, en Sudamérica existen estaciones policiales secretas de China en Quito y Guayaquil, en Ecuador; Viña del Mar, en Chile; Rio de Janeiro y São Paulo, en Brasil y Buenos Aires, en Argentina.
Pero también lo hace, según las investigaciones, a través de sus empresas, como Huawei, por ejemplo. La investigación de Barletti refleja que todas las empresas chinas de más de 500 personas están obligadas a tener un miembro del Partido Comunista en su directorio, pero no sólo eso, sino que por ley cualquier empresa China está obligada a proporcionar toda la información que recoja al Partido Comunista Chino, y esto aplica a todo tipo de empresas, incluyendo las tecnológicas. “Esto es lo que más debería estar preocupando a los gobernantes. El hecho de que China busca trasladar a la región la amenazas a las libertades individuales, con el fin de que ningún país pueda tomar decisiones soberanas sin antes consultar con el Partido Comunista, es muy grave”, condena Barletti.
¿Fin de la anestesia?
Aunque el panorama que presenta Barletti se ve gris, el periodista asegura que China se encuentra en un relativo declive de poder. “El punto de quiebre fue el COVID-19”, dice Barletti, convencido de que la pandemia le abrió los ojos al mundo. “Cuando China se cierra, la economía mundial cruje y saltan las alarmas porque se dan cuenta de la dependencia económica que había de todos los países con China”.
Desde entonces, comenta Barletti, los países han empezado a tomar acciones concretas y conjuntas para frenar el descomunal plan de China, que no lo habrían hecho hasta entonces. Ejemplo de ello es la conquista de China por los mares. “El último gran avance que intentó China fue la compra del puerto comercial de Hamburgo, el más grande e importante de Alemania y tercero de Europa; pero las presiones de los Estados Unidos y Alemania impidieron la compra cercana al 100 por ciento y al final acordaron el 24,9 por ciento, pero con una condición de prohibición de cualquier adquisición que supere el umbral del 25 por ciento y otorgarse el derecho de veto”. China pasó de participación estratégica, con minoría de bloqueo, a participación financiera simple.
A este freno se suma otro aún más potente, el de la guerra fría tecnológica. “El que controle los semiconductores va a dominar el mundo,” dice Barletti. Y cuenta como China ya se encuentra en apuros para lograr esta batalla donde los minutos valen oro. “En Holanda, hay una fábrica que es la única en el mundo que produce una parte mínima pero necesaria para los microchips más avanzados del mundo y tenía un acuerdo firmado con los chinos. Sin embargo, las presiones de occidente hicieron que Holanda les rescindiera el contrato y China va a quedar tres o cuatro años atrás”.
Estas son solo algunas de las acciones directas que se están tomando en contra del poderío chino. Reacciones que también se están dando en África. “Tras casi medio siglo transcurrido desde el desembarco chino este continente se está despertando”, comenta Barletti. “El deseo de Xi Jinping de que el ejemplo africano, basado en financiamiento de infraestructura, sea el espejo donde puedan verse reflejados los países en desarrollo, parece crujir”. Dentro de algunas de las acciones que revela el autor está las denuncias realizadas en febrero de este año por la República Democrática del Congo en contra de los incumplimientos, por parte de Pekín, en un acuerdo firmado para el desarrollo de infraestructura a cambio de la explotación de minerales congoleños. “Aunque lo han pagado caro ya están reaccionando,” agrega Barletti.
Si bien hay países que han tomado más conciencia, hay otros que permanecen adormecidos como Colombia, condena el autor. “China vio en Colombia uno de los países donde existe poca o nula conciencia sobre el peligro chino”, comenta el experto, y añade, “yo no observo en Colombia una alerta, nadie está alzando la voz sobre lo que está pasando y los chinos van a aprovecharse de esta situación, sin duda alguna”.

El freno a China
Pero a Barletti parece no inquietarle el adormecimiento en el que continúan algunos países frente a la penetración de China, como sería de esperarse, pues el experto tiene su propio vaticinio. “No es que no lo vayan a lograr porque el mundo los va a frenar, sino que el mismo régimen autocrático de ellos junto con el declive económico que están viviendo va a ser la sangre donde se va a ahogar este proyecto”.
El autor habla de la crisis económica por la que está atravesando China, pasando de un crecimiento del 8 por ciento al 3 por ciento. “Es una catástrofe”, exclama. A esto se le suma una población que está envejeciendo, fábricas y empresarios que se están yendo y una gran desconfianza que se ha generado frente a las constructoras, lo que asegura el autor va a suscitar serios problemas internos que pondrán a China entre la espada y la pared. “En 1980, tras la masacre en la plaza de Tianamen, el pueblo chino cedió sus libertades a cambio de beneficio económico, tan adormecido estaba que ni siquiera les llegó una olita de esa primavera árabe. El problema ahora está en que ni eso van a tener porque la crisis económica china está pegando en todos lados y el pueblo se va a levantar”, dice Barletti.
El pronóstico de Barletti, tras más de tres años de investigación, es que el plan de China de constituirse en la primera potencia mundial se puede ir al traste. Preocupa si, hasta dónde afectará esta situación a los países de Latinoamérica hoy tan dependientes de la economía china. “China empezará a caminar en una cuerda floja y tendrá que decidir si ejecutar su hipoteca y hundir a los países de la región, o mantener influencia política y seguir lanzando salvavidas, pero salvavidas de plomo, porque al final se van a hundir”, así concluye Barletti esta reflexión de alerta.