Debido a la repulsión mundial hacia la invasión no provocada de Rusia en Ucrania, los gobiernos de Latinoamérica y el Caribe deberían pensar mejor su relación con Moscú. Eso es lo que dijo Daniel F. Runde, vicepresidente sénior del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, un laboratorio de ideas con sede en Washington, D.C., en un editorial del 3 de marzo de 2022. Debería haber un precio a pagar, electoral, diplomática y comercialmente, por estar demasiado cerca del presidente ruso Vladimir Putin, dijo.
“Es probable que las importantes sanciones impuestas a Rusia tengan efectos indirectos en Venezuela, Cuba y Nicaragua, los tres países más cercanos a Rusia en la región. La brutalidad de esta invasión debería hacer que Argentina y Brasil, dos países que coquetean con Putin, se lo piensen dos veces antes de profundizar en su asociación con el Kremlin. El resto de la región debería ver la invasión rusa como una llamada de atención, y reducir sus vínculos en las próximas semanas y meses”, dijo Runde.
Ahora más que nunca, Putin podría estar interesado en Latinoamérica, especialmente en sus aliados antidemocráticos. La relación de Rusia con Nicaragua está firmemente arraigada en la geopolítica, y Rusia está demostrando su alcance global a pesar de los esfuerzos de los Estados Unidos y Europa, aseguró Caroline C. Cowen, asociada principal del programa para Latinoamérica y el Caribe de Freedom House, en un artículo de opinión para el sitio de noticias The Hill.
“Las implicaciones más amplias –una mayor presencia en Latinoamérica, entre otras–, amenazan la democracia, la seguridad, y la estabilidad regional en el hemisferio occidental. Para empezar, la presencia rusa interfiere con los intereses de los EE. UU. y del hemisferio; es decir, la democracia y la seguridad regionales”, dijo.
Un socio militar
Según Cowen, Nicaragua es el socio político y militar más firme de Rusia en la región. “De hecho, no se puede ignorar que la retórica y la cooperación pro-rusa de la Nicaragua de [Daniel] Ortega se remonta a la Guerra Fría. La relación se basa en años de apoyo soviético al movimiento sandinista de Ortega-Murillo”, dijo, refiriéndose a que Moscú suministraba a Nicaragua alimentos, petróleo, maquinaria y armas, al régimen sandinista.
“Nicaragua ha sido durante mucho tiempo uno de los socios claves de Rusia en la región, con una relación centrada en el vínculo con Daniel Ortega-Rosario Murillo y el movimiento sandinista, que la Unión Soviética armó y ayudó a llevar al poder en 1979. Daniel Ortega reavivó la relación cuando volvió al poder tras las elecciones de 2007”, dijo Evan Ellis, profesor de investigación de Estudios Latinoamericanos en el Colegio de Guerra del Ejército de los EE. UU., en un artículo publicado el 19 de enero para el laboratorio de ideas Global Americans.
Más allá de los artículos militares, la empresa rusa de la industria nuclear Rosatom se ha convertido en un importante proveedor para los regímenes antiestadounidenses, que quieren energía nuclear o capacidades de investigación a través de empresas menos sujetas a la influencia de los gobiernos occidentales, explica Ellis. Entre las empresas más recientes se encuentra la firma de un memorando de entendimiento entre Rosatom y el Ministerio de Asuntos Exteriores de Nicaragua “sobre la cooperación en el ámbito del uso de la energía nuclear con fines pacíficos”, indica un comunicado de prensa del Departamento de Comunicaciones de la empresa.
“No se equivoquen, lo que ahora parece ser una tendencia aislada podría permitir a Moscú dominar la cuenca del Caribe, y las relaciones podrían convertirse en un elemento de equilibrio militar regional”, advierte Cowen.