En la redacción del único periódico de alcance verdaderamente nacional en Cuba, el Granma, se respiran aires de Guerra Fría. Semanas antes del inicio de la invasión no provocada de Rusia a Ucrania el régimen cubano ya dejaba claro con silencios y medias verdades su apoyo a Moscú, y desde el inicio de la guerra la maquinaria propagandística de La Habana difunde información falsa o engañosa para sostener la versión del Kremlin.
“Cuba y Rusia, dos pueblos más cerca, que defienden la paz”, publicó a toda portada el Granma un día antes del inicio de la invasión rusa, el 23 de febrero de 2022. Ni una palabra sobre el conflicto.
Desde el inicio de la invasión, el principal diario cubano al igual que los medios televisivos y radiales se enfocan en presentar los ataques rusos como una “operación militar especial”, a la cual Rusia se vio obligada por el avance de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y grupos “neonazis” hacia sus fronteras.
“En Cuba no se hace periodismo. En Cuba se hace propaganda. Por tanto, el tema de la desinformación está mucho más presente de lo que pudiera estar en otro tipo de prensa donde hay sesgos por acceso a la información”, dijo José Raúl Gallego, periodista cubano exiliado en México. “Además, los medios cubanos se están guiando por la información que generan los medios estatales rusos como RT y Sputnik”.
Entre las mentiras difundidas por la prensa oficial sobre la invasión a Ucrania están que Brent Renaud, el periodista estadounidense asesinado en Ucrania, fue un agente de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense; que el bombardeo a la central nuclear de Zaporizhzhia fue realizado por Kiev; o la versión rusa de que la masacre en Bucha, donde decenas de cuerpos de civiles fueron hallados en fosas comunes tras la retirada rusa, fue perpetrada por Ucrania.
“La prensa cubana se niega a reconocer el concepto de invasión”, dijo por YouTube desde La Habana Reinaldo Escobar, editor del diario independiente 14ymedio. “Solamente mencionan el desacuerdo entre Ucrania y Rusia y han hecho alusión a los argumentos de Rusia sobre la desmilitarización y la ‘desnazificación’ de un país donde el propio presidente tiene ascendencia judía”.
Mientras la guerra avanza y el número de muertes y daños materiales ocupa titulares en todo el mundo, la prensa oficial cubana prefiere hablar de “rusofobia” y “una campaña de desinformación occidental”.
Sin embargo, “Los supuestos bombardeos en realidad no son acciones bélicas sino imágenes, extractos de videojuegos”, reconoció el 9 de marzo en YouTube Carlos Ernesto Rodríguez, director de comunicaciones de la cancillería cubana.
El encargado de negocios de la embajada de Ucrania en Cuba Oleksandr Kalinchuk, dijo que la posición de La Habana es “inaceptable”, y exigió a Cuba rectificar su apoyo a Moscú y brindarle a él la oportunidad de explicar en televisión nacional las razones de Kiev para defenderse de la agresión rusa.
El régimen de Miguel Díaz-Canel nunca lo permitió. En respuesta, dijo que Rusia tenía derecho a defenderse de la OTAN, y culpó a los Estados Unidos de provocar la crisis en el este de Ucrania.
La Embajada estadounidense en La Habana ha tomado nota de la propaganda del régimen. “El contenido de las plataformas estatales cubanas proviene del gobierno ruso, apoyándolos para crear y amplificar la desinformación. Al publicar estas historias sin verificar los hechos, se convierten en portavoces del régimen de Putin”, dijo la Embajada por Twitter. “Los medios estatales cubanos repiten esas mentiras, crean fuentes falsas para justificar sus falsedades y engañan deliberadamente al pueblo cubano”.
Para Juan Antonio Blanco, politólogo cubano radicado en Miami, el apoyo de Cuba a Rusia es un tiro en el pie para los sectores que buscaban el entendimiento con Washington. “Cuba ha mostrado de qué lado está en esta batalla geopolítica, y nuevamente se ha puesto del lado de los enemigos de los Estados Unidos, mostrando la profunda vocación antiamericana de esa dictadura”, dijo.