En las últimas dos décadas, la República Popular de China (RPC), ha jugado un papel fundamental en las economías de Latinoamérica. Entre el 2005 y 2017, China prestó a varios países de la región cerca de USD 136 000 millones.
Un monto que superó lo que para el mismo periodo concedieron el Banco Mundial, el Banco Inter Americano de Desarrollo y la CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, juntos a Latinoamérica, según datos del centro de pensamiento estadounidense Inter-American Dialogue.
Préstamos que según expertos estuvieron motivados por una estrategia de penetración a nuevos mercados para fortalecer el crecimiento económico y los intereses geopolíticos de la RPC.
“Antes del 2000 América Latina era una región ajena para China y viceversa. Era casi imposible para este país entrar en estas economías en donde sus empresas no eran conocidas ni por los gobiernos ni por los consumidores de la región, y tampoco tenían la capacidad de ejercer lobbying para penetrar en los diferentes mercados”, señaló la directora del programa Asia-Latinoamérica del Inter-American Dialogue Margaret Myers, en entrevista con Diálogo.
A inicios del siglo XXI China entró pisando fuerte a la región, a través de cuantiosos préstamos suscritos gobierno a gobierno, y comprometiendo a los países receptores a contratar empresas chinas para futuros proyectos y a adquirir equipos made in China.
“Para 2014 China había desarrollado una ofensiva enfocada en tres pilares: financiamiento, comercio e inversión”, puntualizó Myers.
El comercio bilateral China-Latinoamérica, se disparó alcanzando niveles históricos en tiempo récord para ambas economías, al pasar de USD 12 000 millones en el 2000, a USD 450 000 millones en el 2021, según datos del Fondo Monetario Internacional (IMF).
La inversión también aumentó. “El año pasado [2022] China invirtió USD 8400 millones en la Unión Europea […] y entre USD 7000 y USD 10 000 millones en América Latina”, informó a Diálogo el economista Pepe Zhang, director asociado y becario de investigación del Centro Adrienne Arsht para Latinoamérica del Atlantic Council. “El hecho de que América Latina y el Caribe atraigan inversiones comparables a las que posee con […] Europa es impresionante, algo inimaginable hace una década”, agregó Zhang.
Según Zhang, esto obedece a una estrategia de influencia comercial, para obtener mayor acceso a productos estratégicos. “China busca en América Latina oportunidades para apoyar su crecimiento económico en el ámbito nacional y por eso los commodities [productos] que exportan como proteínas, soja, cobre o hierro, entre otros, son lo más importante en su relación comercial”.
Pero especialistas en el tema van más allá. Carlos Augusto Chacón, director del Instituto de Ciencia Política Hernán Echavarría Olózaga en Bogotá, afirma que “este crecimiento explosivo de relaciones comerciales entre China y la región es el resultado de una más agresiva política exterior del Gobierno de Xi Jinping, que deja al descubierto una imagen más autoritaria de la segunda mayor potencia económica del mundo. China se ha dedicado en la última década a hacer un exitoso trabajo de influencia diplomática a través de sus relaciones comerciales con el único objetivo de ganar influencia política”.

El “sueño chino” allende los mares
China busca seguir expandiendo su huella económica en Latinoamérica y puso la mira en Colombia. Un país que hasta hace muy poco no despertaba mayor interés para los estrategas y capitales chinos.
“En el caso de Colombia, China llegó tarde. A diferencia de otros países como Venezuela y Ecuador, Colombia no ha requerido de los préstamos de China. Al ser un país con mayor acceso al mercado internacional de capital, es decir, con otros canales de financiamiento, ha reducido la necesidad de capital chino en Colombia”, comentó Zhang del Atlantic Council.
También los fuertes vínculos de Colombia con los Estados Unidos han retrasado la presencia de China en el país. “El hecho de ser el mayor aliado político, comercial y militar de los Estados Unidos en la región, ha impedido mayor relación comercial y económica entre China y Colombia”, señala Sergio Guzmán director del laboratorio de ideas Colombia Risk Analysis.
Para expertos y analistas, China está apostando fuerte en Colombia. No hay duda de que China ve a Colombia como un espacio de grandes oportunidades de crecimiento. “Es una economía madura con una alta capacidad técnica y de recursos humanos para poder organizar licitaciones públicas de alta complejidad; esto es un gran atractivo para el inversionista chino”, afirma Zhang.
“Además, Colombia tiene un papel destacado dentro de la región. Es un país inmensamente rico en recursos naturales claves para impulsar el desarrollo industrial de China y tiene dos mares, lo que lo hace aún más atractivo para el interés de China en aumentar la red de puertos marítimos en la región”, dice Chacón.
El dragón pisa fuerte en Colombia
El interés chino por Colombia ya es evidente. “China pasó de ser el socio comercial número 37 de Colombia en el año 2000 a ser hoy el segundo mayor socio comercial después de los Estados Unidos”, dijo el experto en seguridad y defensa Chacón.
Así lo demuestran las cifras. Hace 20 años Colombia importaba de China cerca de USD 10 millones, hoy las importaciones superan los USD 16 000 millones según datos del Departamento Nacional de Estadística de Colombia.
También la inversión china en Colombia se disparó. En tan sólo un año su inversión directa se triplicó, pasando de USD 84 millones en el 2021 a USD 266 millones finalizando 2022, según datos proporcionados a Diálogo por el Banco de la República de Colombia.
Si bien los Estados Unidos siguen siendo el mayor inversionista con una altísima ventaja -mientras que los flujos provenientes de la inversión directa de los Estados Unidos representaron el 29,19 por ciento del total en el 2022, China sólo representó el 1,56 por ciento del total-, el dinero chino influye cada vez más en la economía colombiana, aún a pesar de los riesgos políticos y de seguridad que vive el país actualmente.
Colombia Risk Analysis, en colaboración con Cifras y Conceptos, una empresa de consultoría e investigación, en su análisis sobre las relaciones y oportunidades comerciales de ambos países concluye que, a pesar de los riesgos de seguridad, que representan hoy un obstáculo para cualquier país que busque operaciones en Colombia, China seguramente persistirá y tratará de “comprar activos de las empresas desamparadas”, y favorecer así sus intereses.
En palabras de Guzmán, director de Colombia Risk Analysis, “el mercado chino es hoy el de mayor crecimiento en la economía colombiana en tamaño y alcance; prueba de ello es que los proyectos más ambiciosos y fundamentales en infraestructura del país han sido adjudicados a empresas chinas”.
Dentro de los proyectos más importantes que ya han sido adjudicados se destacan los siguientes:
- La construcción de la primera línea del metro de Bogotá, asignado a un consorcio de dos empresas estatales chinas, China Harbour Engineering Company (CHEC) y Xi’an Rail Transit Group, por un valor cerca de USD 5300 millones;
- El RegioTram, valorado en unos USD 1000 millones, que conectaría a Bogotá con las poblaciones vecinas, otorgado a la empresa China Civil Engineering Construction Corporation (CCECC);
- La construcción de la autopista de cuarta generación Mar 2, que hoy asciende a una inversión de unos USD 426 millones, la cual inicialmente estaba conformada por un consorcio en el que China contaba sólo con un 30 por ciento de participación, sin embargo, terminó comprando la participación a los socios colombianos y China quedó con un 65 por ciento.
A esto se le suman otros megaproyectos como la compra de la mina de oro de alto tenor de Buriticá, en el departamento de Antioquia, comprada en 2020 por Zijin Mining por USD 1300 millones. “Con estos grandes y emblemáticos proyectos vamos a ver un enorme importante repunte en la inversión china en Colombia en los próximos años, y esto es apenas el comienzo”, dijo Guzmán.

Una inversión que ya se está notando más cuando se compara con otras grandes potencias de la región. Llama la atención que según el China Global Investment Tracker, que monitorea las actividades de construcción y las inversiones globales de China, las inversiones y los contratos adjudicados a China en Colombia entre el 2005 al 2022, alcanzan la suma de USD 7470 millones, monto superior al capital chino destinado a México, que registró la cifra de USD 6610 millones.
Aunque todo ello ha pasado casi desapercibido, muchos se preguntan qué tan conveniente es esto para Colombia y cuáles son las oportunidades y riesgos para el país ante la creciente presencia de China.
Boom de inversiones chinas toma a Colombia fuera de base
Si bien el apetito chino por Colombia podría ser visto por algunos como una gran oportunidad de avance en el desarrollo económico del país, también hay riesgos ante el evidente desconocimiento y falta de preparación por parte de entidades privadas y oficiales para recibir cuantiosas y diversas inversiones de China, y se teme se repitan las situaciones de fallas de construcción, impacto ambiental y violaciones a derechos humanos, que ya se han evidenciado en proyectos de infraestructura de China en todo el mundo.
Cabe resaltar que, en el país cafetero, no parece haber interés sobre el incremento de la presencia china, aunque ha hecho importantes inversiones en distintas esquinas de la geografía colombiana. “La creciente influencia china no ha suscitado un debate entre los académicos, la prensa, los líderes empresariales o los tomadores de decisiones políticas en Colombia”, comentó Guzmán, de Risk Analysis.
Opinión que comparten otros analistas. “Muchos creen que China llegó con el metro de Bogotá y eso no es cierto, los chinos llevan más de 10 años consolidando su presencia en distintos sectores con empresas específicas o con empresas que tienen inversiones en sectores estratégicos, pero nadie habla de eso y mucho menos se le hace seguimiento”, dijo Chacón, el director del Instituto Echavarría Olózaga.
La ausencia de debate e información son entre los mayores riesgos que tiene Colombia, porque no permiten ver en su totalidad los desafíos y la complejidad de las relaciones con China. “No estamos hablando de cualquier país. Estamos hablando de dinero y de empresas controladas por el Estado, y China ya ha demostrado que utiliza estas cosas para generar influencia y penetrar en los países”, agrega Chacón.
Chacón insiste en que parte de la estrategia china parece ir encauzada hacia las relaciones con Taiwán y se pregunta, “¿cuántos países en América Latina tenían relaciones con Taiwán y cuántos quedan en América Latina?”. Para él, esto demuestra una fuerte presión en países que tienen relaciones económicas y políticas con China para que se silencien o tomen posiciones que la favorezcan.
También sorprende a los expertos la poca cobertura e irrisorio análisis mediático sobre las relaciones con China y lo que pasa en ese país. “No hay un alcance de información mediático propio, la información que recibimos es a través de la agencia de noticias china Xinhua que tiene acuerdos de compartir contenido sobre China con los principales diarios de Colombia; entonces la narrativa de lo que está sucediendo en China la está dando la agencia de noticias del partido comunista chino”, enfatizó Guzmán.
Dificultades en la información y falta de elementos para un análisis y discutir en forma clara y abierta sobre relaciones con China, son riesgos que alertan y preocupan a otro sector de expertos como Myers. “La información sólo llega de China y eso es verdaderamente problemático, en especial cuando los países debaten internamente sobre qué forma le van a dar a sus relaciones con China y cuáles van a ser los compromisos a los que se tiene que adherir China, como por ejemplo la transparencia en sus proyectos y el libre acceso a la información sobre lo que China está haciendo en la región, o en este caso Colombia específicamente”, dijo.
¿Inversión soterrada desde paraísos fiscales?
La falta de transparencia y claridad en las relaciones con China se extiende al manejo de los recursos y las inversiones que tiene el país asiático.
Ya catedráticos de universidades colombianas, expertos en negocios con Asia, han venido advirtiendo que las cifras oficiales de inversión en el país, podrían no estar teniendo en cuenta aquellas que provienen de paraísos fiscales y cuyo origen real podría ser de países como China. Se presume que los mayores destinos de capital chino son las Islas Vírgenes británicas, Caimán, Mauricio o Islas Seychelles, y falta aún considerar las inversiones de grandes empresas multinacionales adquiridas por China, aunque conserven su razón social y sede fiscal en el país de origen.

“No hay claridad en los proyectos que tiene China en Colombia”, reitera Guzmán, director de Risk Analysis. “Mucha de la inversión china no está registrada como inversión suya porque viene de paraísos fiscales, o porque tercerizan sus proyectos y abren una sede en Colombia, lo que deja de contar como inversión china y se refleja como inversión local. Por lo que rastrearla es muy difícil y no hay ninguna entidad que se dedique a esto. Nadie sabe que son empresas chinas las que están ahí”, agregó.
Riesgo que no es infundado, como lo demostró una de las investigaciones más importantes realizada por la consultora Risk Analysis, sobre percepciones locales de la inversión china en Colombia. “Cuando preguntamos a las gobernaciones locales, respondían que no había inversión china. Es el caso de Antioquia y la inversión con la minera de Buriticá; pero, ¿cómo decir que no hay inversión china si todos saben que ahí están los chinos?”, puntualizó Guzmán.
Para el politólogo Chacón, la gravedad está en que China está implementando una estrategia de bajo perfil con el objetivo de crecer sin generar ruido y aumentar su influencia. “A China no le interesa que se sepa toda la inversión que está haciendo en el país ni en ninguna parte”, afirma. “Esta ha sido una característica de los chinos en toda Latinoamérica; desde la Represa Néstor Kirchner en el sur de Argentina hasta el Caribe en distintos sectores: minería, petróleo, infraestructura, en todo, hasta en las ventas al por menor, hay opacidad en contratación, nadie sabe qué hay”, añadió.
El desconocimiento es tan grande que ni las entidades estatales tienen datos oficiales sobre las empresas chinas en Colombia. Diálogo consultó con la oficina comercial de Colombia en China, Procolombia, sobre cuántas empresas chinas tienen presencia en Colombia, pero no posee la información. Sugirió consultar con la Embajada de China en Colombia.
Puerto en Urabá ¿la gran bodega china?
El proyecto del Puerto de Urabá en la llamada Ruta del Sol, en Colombia, permite graficar la situación.
En el 2019 el diario El Colombiano informó que inversionistas colombianos y chinos estarían promoviendo un enorme proyecto de infraestructura en Urabá, denominado el Sol de Oriente. Según el diario, que tuvo acceso privilegiado al desarrollo del proyecto, el acuerdo se firmó entre la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas de China y la sociedad Sol de Oriente, y busca generar una nueva salida al mar Caribe para despacho y recepción de mercancías. Según afirma el diario, el plan persigue ampliar la oferta comercial colombo china y convertir a Urabá en la gran bodega de China en Latinoamérica, debido a que paralelamente al proyecto se estaría desarrollando una zona franca. El ambicioso proyecto ya cuenta con una página web.
Diálogo intentó averiguar detalles sobre el proyecto a través de la información de contacto que aparece en la página web de dicho proyecto y a través de varios otros frentes sin suerte.
Lo único que se sabe es que hasta el momento el proyecto no se ha iniciado. En conversaciones con Diálogo el ex embajador de Colombia en China Luis Diego Monsalve dijo que “no hubo claridad en cuánto a quiénes estarían detrás de la inversión, pero sabemos que por falta de respaldo el proyecto está parado”.
De hacerse realidad, este proyecto se sumaría a los 20 proyectos de puertos marítimos con los que ya cuenta China en la región, según un mapa publicado por el Inter-American Dialogue, que evidencia los proyectos de infraestructura de empresas chinas en Latinoamérica. Llama la atención, que en ese mapa ya se proyecta un puerto chino en Colombia, el cual muy probablemente hace referencia al puerto de la Ruta del Sol.
Lo cierto es que hay hermetismo, no se habla del proyecto, y, sin embargo, la sola intención sí preocupa.
Las advertencias de Chacón van más allá. “Una de las mayores apuestas de China es tener puertos marítimos en todo el mundo y tener un puerto en Colombia, que además les permita acceso a ambos lados del Atlántico y el Caribe, es una gran noticia. ¿Por qué no se habla de esto?”. Agrega que en África hay puertos chinos “donde todos los trabajadores son chinos y ni siquiera entran los militares. Esto no es un tema menor, no estamos hablando de cualquier proyecto de infraestructura sino de infraestructura estratégica”, dice Chacón.
Empresas chinas y derechos humanos en Latinoamérica bajo la lupa
Como si fuera poco, preocupan otros temas como las ya conocidas denuncias de violaciones de derechos humanos y ambientales.
En 2018, la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH) que integran cerca de 60 organizaciones de derechos humanos, publicó un informe donde apuntaba a un patrón de violaciones de derechos humanos y ambientales cometidas por empresas chinas en Latinoamérica.
El informe criticó duramente a las empresas chinas por no cumplir con los estándares internacionales y por no rendir cuentas por las violaciones a los derechos humanos y el impacto ambiental en los países donde operan, incluidos Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Perú y Venezuela.
Se destacan entre ellos casos como el proyecto Hidroeléctrico Coca Codo Sinclair, en Ecuador, el cual según el informe ha provocado la erosión regresiva acelerada en los caudales de los ríos; el proyecto de la mina de oro de Buriticá en Colombia; el proyecto minero Mirador en Ecuador y Las Bombas en Perú, que según revela el informe también han producido grandes afectaciones al agua, causando un importante impacto ambiental al ecosistema y la vida humana. También se denuncian grandes violaciones a los derechos laborales, como por ejemplo el caso del complejo hidroeléctrico del Río Santa Cruz en Argentina, donde los trabajadores “fueron amenazados con despidos e impagos salariales”.
Tras el informe China asumió varios compromisos aceptando las recomendaciones de la FIDH para proteger el medio ambiente y respetar los derechos humanos en todas sus operaciones empresariales fuera de China.

Sin embargo, cuatro años después un nuevo estudio por la misma federación y publicado en marzo de 2022, concluyó que las empresas chinas no han realizado esfuerzos suficientes y que el patrón de vulneración de derechos descrito en 2018 continúa siendo sistemático.
También el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (CDESC) de la ONU adelantó entre febrero y marzo de 2023 en Ginebra, otra etapa del proceso de revisión periódica -ratificado por China en 2001-, del comportamiento de las empresas chinas en materia de derechos humanos. Instituciones de la sociedad civil, entregaron allí el informe sobre Las obligaciones extraterritoriales en derechos humanos de China con relación a actividades empresariales en Latinoamérica, que brinda información e insumos al CDESC sobre el comportamiento de las empresas chinas en Latinoamérica y el incumplimiento de sus obligaciones extraterritoriales.
Freno a obra del metro de Bogotá, ¿imprevisto o cálculo?
Por más de 70 años, los bogotanos han visto frustradas sus expectativas de construcción del metro para la capital colombiana y las cosas todavía no están saliendo como se esperaba.
El metro de Bogotá ya empezó con retrasos. El consorcio chino fue sancionado con una multa de USD 195 000 a principios de junio de 2023 por la Empresa Metro de Bogotá (EMB) -la empresa encargada de la planeación y operación del metro- por el incumplimiento en la entrega de los estudios de ingeniería para arrancar con la construcción del proyecto. Voces contrarias manifiestan que esto se debe a una falta de decisión del Gobierno colombiano que ha impedido el avance en la construcción del metro mientras se debate si el metro deberá ser subterráneo o no.
Pero para los analistas esto es una estrategia más de China. “Lo que sabemos es que los chinos lo han postergado”, comentó Chacón, quien se cuestiona, “¿por qué no han cumplido los chinos con el metro de Bogotá?. ¿Será que están esperando ante la presión del Gobierno para que el proyecto sea subterráneo, que es a la postre más costoso; o esto está amarrado a una estrategia diplomática más fuerte?”.
China ha expresado interés en cerca de 150 proyectos de infraestructura de transporte en Latinoamérica y el Caribe desde 2002, “pero para el 2018 solo la mitad de ellos había ingresado en alguna fase de construcción, otros como el Ferrocarril Bioceánico, que abarcaría el continente desde Perú a Brasil a un costo de más de USD 50 000 millones, no se han movido más allá de la fase conceptual”, agregó Myers del Inter-American Dialogue.
China-Colombia, futuro con nubarrones
China tiene a Colombia en la mira y se prevé un incremento en sus inversiones y una mayor penetración económica en sectores de infraestructura estratégica como la energía y las telecomunicaciones.
El interés que ha mostrado el Gobierno de Colombia por las energías renovables, sumado a la experiencia china en este campo, pronostican que China buscará expandir su presencia en este mercado emergente. “El Gobierno colombiano quiere desarrollar proyectos como paneles solares, donde los chinos ya han manifestado su interés a través de la empresa Trina -uno de los mayores proveedores a nivel global-, y que ya tienen campos de energía en Colombia”, comentó el politólogo Chacón.
También en este sector, China seguirá apostando a ganar la licitación de la culminación de la hidroeléctrica Hidroituango, en el departamento de Antioquia. Este es uno de los fracasos de China tras habérsele negado la concesión a finales del 2022. El consorcio colombo-chino conformado por Powerchina International, Yellow River y la colombiana Schrader Camargo, a pesar de ser los únicos oferentes no obtuvieron la licitación, por no cumplir con la experiencia requerida.
Sin embargo, las empresas chinas siguen en la lucha por ganarse este contrato, y según una fuente cercana a Empresas Públicas de Medellín (EPM), y quien prefirió no ser mencionada, le dijo a Diálogo que “para la nueva licitación se van a presentar nuevamente Yellow River, Power China y otra china llamada China Gezhouba Group Company”. Lo que sigue generando muchas tensiones en el sector porque “son empresas ligadas y controladas por el Estado chino, con una mala reputación porque han demostrado históricas fallas e incumplimientos en diversos proyectos no sólo en Colombia sino en la región”, agregó. De ganar un consorcio compuesto por empresas chinas, sería la primera incursión de la ingeniería china en este campo en el país.
Pero su radar tiene largo alcance, pues también China ha puesto el foco en el cobre de Colombia, metal de incalculable valor estratégico. “El cobre es el nuevo producto más importante después del litio en el esquema de transición energética de China, y Colombia tiene unos depósitos de cobre potencialmente enormes, absolutamente inexplorados”, enfatiza Guzmán de Risk Analysis.
La mayor apuesta de China está en el campo de las tecnologías, particularmente con la instalación de la red 5G en Colombia. Chacón destaca el interés del país asiático en este terreno, “el propio congreso del partido comunista declaró que la tecnología es su activo más importante para expandir la presencia de China en el mundo, y no estamos hablando de vender equipos, sino de controlar servidores, nube, datos, toda la información”.
Se estima que, en la segunda mitad del año, Colombia abrirá el proceso de licitación que escoge proveedor para la infraestructura de la red de quinta generación y la empresa china Huawei será uno de los grandes oferentes.
Huawei, que ya cuenta con una importante presencia en Colombia -posee cerca del 30 por ciento del mercado de celulares en el país-, ha sido fuertemente cuestionado al considerarse sus vínculos con el partido comunista, lo que representaría una amenaza para la seguridad nacional al servir como canal de vigilancia, además de controlar datos que le permitan generar presiones sobre decisiones de política exterior.
Huawei ha intentado demostrar ser empresa privada e independiente con todas las condiciones de seguridad y no estar vinculada a ningún régimen, pero hay argumentos que confirman lo contrario, como los antecedentes militares de Reng Zhenfei, fundador de la empresa, que fue miembro del Ejército Popular de Liberación Nacional y miembro del Partido Comunista de China.
Adicionalmente, la Ley de Inteligencia Nacional china de 2017, otorga facultades a las agencias de inteligencia de ese país para recopilar información y actuar en defensa de la seguridad nacional, e impone a empresas e individuos el deber de colaborar con el Gobierno y el Ejército, suministrando información. Pekín podría obligar a Huawei a hacer espionaje. China sabe que si controla el desarrollo tecnológico, no solo enriquece su economía, sino que impulsa su influencia geopolítica.
“En China no existe el concepto de libertades individuales como las entendemos en occidente. Por eso cuando dicen, ‘no, tranquilo, es que el Gobierno chino no va a tener acceso a la información’, no es cierto. En China no hay empresas privadas, hay empresas aparentemente privadas con un fuerte control del Estado”, insiste Chacón. Por su parte, Myers, afirma que desde la perspectiva de la seguridad de datos, “existen obviamente preocupaciones reales, en especial porque Huawei se compromete, por ley, a entregar información a las autoridades chinas en cualquier momento […]”.
Países como los Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y Australia ya han vetado la red 5G de Huawei. Mientras que otras grandes potencias como Francia y Alemania han empezado a implementar restricciones.

Amanecerá y veremos si el dragón trae seda o escupe fuego
Si bien China ve oportunidades para ampliar su capital en Colombia, no la tiene fácil, como afirma Guzmán de Risk Analysis, para quien China y Colombia “no comparten los mismos valores políticos, incluyendo el valor de las elecciones en la gobernabilidad democrática, el respeto por los derechos humanos de las minorías étnicas y religiosas, y los legítimos derechos a hacer oposición política”.
Adicionalmente, los fuertes lazos políticos y económicos de Colombia con los Estados Unidos siguen siendo su mayor escudo. En palabras de Myers, del Inter-American Dialogue, “una alineación más fuerte entre Colombia y China sería un paso muy crítico, porque inevitablemente significaría una disminución o debilidad en la alineación con los Estados Unidos”.
Pero China es tremendamente estratégica y parece conocer bien las reglas del juego de cada país. “China lleva años tratando de ganar licitaciones en Colombia, pero sólo ahora empieza a conquistar proyectos, porque ya entiende que aquí tiene que seguir reglas y que no puede aplicar la misma estrategia que usa en otros países”, agregó Guzmán.
Contrario a lo que se podría pensar, el hecho de que Colombia aún no hace parte de la iniciativa de la Franja y de la Ruta (BRI), -que lanzó el Gobierno chino en el 2013 para desarrollar rutas comerciales que conecten China con el resto del mundo e invertir en infraestructuras, y al que 21 países de la región ya se han adherido-, no ha demostrado tener un impacto significativo en las relaciones bilaterales entre ambos países; muestra de ello es que a China ya se le han adjudicado los mayores proyectos de infraestructura del país. No obstante, afirma Myers, que “si por ejemplo Colombia decidiera mañana suscribir su adhesión al BRI, no significa una gran diferencia en el curso de las relaciones entre China y Colombia y no cambiaría mucho […]”.
La cuestión es si hay una estrategia de Colombia para lo que se viene. Expertos aseguran que Colombia no tiene una política económica clara en sus relaciones con China y esto impedirá al país sudamericano comprender en su totalidad los riesgos que implica un auge en su relacionamiento con China. “Colombia no tiene un enfoque coherente y sostenido de política exterior hacia China, lo que demuestra que el Gobierno no está preparado para una profundización de su relación con China desde el punto de vista económico, geopolítico, estratégico y de supervisión”, dijo Guzmán.
Se prevé que el presidente de Colombia Gustavo Petro realice una visita de Estado a China en el segundo semestre del año, probablemente en octubre. Visita en la que se revelarán importantes compromisos bilaterales. “He recibido invitación del Gobierno chino para dialogar sobre sus obras en Colombia y establecer el futuro de nuestras relaciones estatales y sociales”, trinó el mandatario.
Para el exembajador Monsalve esta visita no promete grandes cambios. “Los chinos son muy pragmáticos y han venido tejiendo la idea de invertir más en Colombia, sin embargo, los actuales problemas de seguridad con los que se han visto afectados impedirán grandes avances en la inversión”, dijo.
Las relaciones entre los gobiernos de Colombia y China apenas comienzan, todo dependerá de cómo el país sepa afrontar esta nueva relación. “No debemos sobreestimar la presencia de China en América Latina. Esa potencia busca extender su influencia en el mundo, y nosotros hacemos parte de esa estrategia. Pero tampoco hay que subestimarla. No estamos hablando de cualquier país, sino del país comunista más poderoso del mundo”, concluyó el politólogo Chacón.