Con una triple acción de inversión estatal, diplomacia, y corrupción geoestratégica China lleva la delantera en la carrera por el litio. Situación que se discutió en la primera parte de este reportaje, dejando al descubierto las tácticas de la República Popular China (RPC) para conquistar a los países andinos ricos en este metal. Pero lo que es una ventaja para China es una desventaja para América Latina. Expertos y analistas prenden las alarmas por el impacto socio ambiental que generan las inversiones chinas en la exploración y explotación del litio, y temen una dependencia del país asiático para obtener este mineral indispensable para el mundo moderno y la transición energética.
Ventajas para China, desventajas para la región
Parte del atractivo de asociarse con Beijing, en opinión de expertos, es la naturaleza misma de los acuerdos chinos. La RPC ha demostrado que, a la hora de asociarse con países de la región, encontrarán menos exigencias a condiciones ambientales, económicas y políticas que aquellas de rigor en contratos de inversores occidentales. “Los gobiernos saben que las empresas chinas no traerán la misma calidad que pueden ofrecer empresas estadounidenses o europeas, pero también saben que les traerán menos dolores de cabeza, menos lecciones sobre medio ambiente y derechos humanos”, dijo a Diálogo Ryan C. Berg, director para el programa de las Américas del centro de investigaciones, Center for Strategic and International Studies (CSIS).
A esto se le suma la capacidad de China para desembolsar más rápido el dinero, que también termina siendo un gran atractivo y factor decisivo a la hora de definir alianzas. “Los gobiernos regionales valoran sobre todo la rapidez con la que las empresas chinas son capaces de desembolsar el dinero para la ejecución de los proyectos”, agregó Berg.
Ventajas chinas que parecen imbatibles, se han convertido, a la vez, en las mayores desventajas para los países de la región, en este caso del Triángulo del Litio. La capacidad de China para obtener litio en Argentina, Bolivia y Chile genera una serie de preocupaciones en materia ambiental, derechos laborales y derechos de las comunidades afectadas, que ya han empezado a salir a la luz pública.

En lo ambiental inquieta, especialmente a los expertos, porque consideran que la percepción de China con relación al cuidado del medio ambiente, es distinta al concepto occidental y, destacan, hasta qué punto las transformaciones ecológicas en China están afectando las transformaciones del paisaje en otros lugares sin ningún reparo. Según Pablo Ampuero Ruiz, investigador del Instituto de Investigación de ciencias sociales de la Universidad de Ámsterdam y autor de Mundos de litio, “el contexto político ideológico de la RPC está basado en un entendimiento de lo ecológico que es económicamente productivo, por tanto en él no hay necesariamente una contradicción en construir una civilización ecológica a través de la expansión de las actividades extractivas ya sean del litio del cobalto del grafito del cobre (…) con un cuestionado impacto ambiental”.
En su territorio, las mineras chinas tienen pocas restricciones medioambientales, y eso lo trasladan a los países de la región. Situación que preocupa especialmente porque no hay presencia del Estado donde se lleva a cabo estas extracciones extranjeras, argumentando ausencia de rendimiento de cuentas. “Las empresas chinas operan especialmente en lugares donde hay una baja institucionalidad en el sur global, los proyectos extractivos como el litio suelen estar en zonas muy remotas a donde el estado no tiene llegada, entonces ya no sólo es la ausencia de contrapesos por la falta de escrutinio que tienen las empresas chinas en su país, sino la misma ausencia de ese mismo control en los propios países receptores y eso conduce a mayores posibilidades de excesos y abusos, mucho más elevados, y es exactamente lo que está pasando”, dijo a Diálogo Juan Pablo Cardenal, escritor y antiguo corresponsal en China (2003-2014) y actual miembro del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL).
El nefasto caso argentino
En febrero de 2023, una asociación de ONG latinoamericanas presentó ante el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (CDESC) de la ONU el informe China: Derechos Humanos y Actividades Empresariales en América Latina, en el que manifiestan gran preocupación por las violaciones a normas medioambientales y sociales por parte de inversores chinos en sectores de infraestructura, energía y extracción en la región. Ariel Slipak, economista y coordinador del área de investigación de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), un grupo ecologista argentino, que participó en el informe, habló con Diálogo y expresó sus reparos por el asunto del capital chino en la producción de litio en Argentina. Si bien en el informe se denunció particularmente el caso de las represas en el río Santa Cruz –proyecto incorporado a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI)– por las alteraciones a los glaciares y la biodiversidad de Argentina, ya se evidencian situaciones similares y alarmantes en los proyectos de empresas chinas en los salares de Argentina.
De los seis proyectos de construcción de plantas para extraer litio en Argentina y que se encuentran en fase avanzada, cuatro son de capital chino, dijo Slipak a Diálogo. Uno de ellos es el de la minera Exart liderado por la empresa china Ghanfeng Lithium ubicado en el salar de Cauchari-Olaroz en la provincia de Jujuy. En este proyecto, que se estima empezará a producir litio en el segundo semestre de 2023, se han denunciado condiciones de higiene y seguridad. “Cuando se encontraba en construcción, en ese proyecto puntual en Jujuy la mina explicaba el 20 por ciento de los casos de contagio de COVID”, dijo Slipak. “Lo que se ha evidenciado es que no hay rigurosidad ni evaluación seria del impacto con el agua en ese proyecto puntual en Jujuy”, señaló.

Otro de los proyectos de la RPC en los salares de Argentina es el de la minera Zijin Mining, uno de los mayores productores de oro y cobre de China. En octubre de 2021, Zijin Mining anunció un acuerdo para adquirir la totalidad de la mina de litio de Tres Quebradas, en la provincia de Catamarca, que estaba en manos de la canadiense Neo Lithium. Operación que llamó especialmente la atención porque se llevó a cabo pocos días después de que se obtuviera la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) que habilita la construcción para la eventual producción de litio. “Es algo muy usual que están haciendo las empresas y en este caso las chinas como Zijin Mining y Tsingshan Group de adquirir proyectos que ya están autorizados para la construcción y de esa manera evitar el enfrentamiento con las comunidades”, dijo Slipak. “En el caso de Zijin, ambas empresas cerraron la compra al referéndum de que Neo Lithium obtuviera la declaración de impacto ambiental”, agregó. Si bien, ante la legislación argentina se consultó, desde la óptica de los expertos se trata de una maniobra para conseguir los proyectos.
“Es una táctica y estrategia legal para que los proyectos avancen”, enfatizó Slipak. Pero lo que es más grave aún es que es una violación a los derechos humanos. “El hecho de que no se haga una consulta siguiendo el convenio 169 de la OIT [Organización Internacional del Trabajo sobre pueblos indígenas y tribales], de una consulta libre, previa e informada, es una consulta ficticia y una violación a los derechos humanos de la comunidad”, dijo el economista.
Las denuncias del proyecto de Tres Quebradas que lidera la multinacional china van más allá e involucra también quejas por daños ambientales y abusos laborales. “Se ha denunciado que el campamento no tiene buena conectividad y los empleados pasan 14 días –cumpliendo su jornada laboral– sin tener comunicación alguna con su familia; esto rompe cualquier tejido familiar”, comentó Slipak. Adicionalmente, el agua por contaminación y la mala alimentación ha llevado a situaciones graves de salud. Una investigación publicada en la revista Argentina Cítrica dio a conocer detalles sobre la situación y denunció que en noviembre de 2022 toda la población estuvo enferma por más de un mes, con vómitos, erupciones en la piel, descomposturas y otros problemas similares”. Aunque la Secretaría de Ambiente ha clausurado en dos ocasiones las operaciones de la construcción de la planta por los evidentes problemas de higiene y seguridad, el proyecto sigue en curso.
Situación que preocupa además porque no es la primera vez que la multinacional china Zijin Mining ha sido denunciada por organizaciones gremiales por la precarización laboral de los empleados. “Esta empresa tradicional de la RPC, ha tenido denuncias por violaciones en derechos laborales en países como Colombia, Perú y Serbia”, Slipak dijo.
Litio para hoy hambre para mañana
Con el litio, América Latina está en riesgo de repetir la historia del desenfrenado extractivismo. “El problema está en que tanta inversión suena maravillosa, pero al final del día, ¿quién se queda con todo y acaba con todo?”, comentó Eduardo Gamarra, docente de la Universidad Internacional de Florida (FIU) y autor de Qué es la “corrupción geoestratégica” y cómo la usa China para ejercer su influencia en América Latina. “No solo el modelo extractivista no ha cambiado en cuanto a lo vivido siglos pasados, sino lo que es aún peor, ha profundizado y el litio es el ejemplo más extremo de esto”, añadió.

El caso argentino es quizá el más controvertido. A diferencia de Chile, por ejemplo, donde se pagan regalías de hasta el 40 por ciento de las ventas, en Argentina no llegan ni al 3 por ciento. “Sería un eufemismo y un error conceptual decir que Argentina exporta litio”, comentó el investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de Argentina Bruno Formillo. “En realidad son grandes corporaciones globales que hoy están extrayendo el litio (…) sin que hubiese en la Argentina una posibilidad de captar rentas o ganancias de esa extracción (…)”, agregó.
Según los expertos, la situación es muy alarmante porque en Argentina las provincias que tienen litio son las más pobres y el mineral además de no generar ninguna renta o ganancias de esa extracción, si les obliga por ley fiscal a pagar una carga económica por las exportaciones. “La exportación de carbonato de litio en la Argentina tiene reintegro de exportaciones de 1.5 por ciento, lo que significa que la nación le termina dando un reintegro de exportación a las empresas que es mayor a lo que termina pagando por regalías provinciales”, comentó el economista Slipak. “En otras palabras, las regalías terminan siendo subsidiadas por la nación”, dijo
Sueños truncados
Tras haber visto frustrado el sueño nacional de producir litio sin la intervención de empresas transnacionales –dada la falta de capacidad técnica de los países del Triángulo del Litio para llevar a cabo la industrialización del oro blanco– los tres gobiernos, de Boric en Chile, Arce en Bolivia, y Fernández en Argentina, buscan evitar la maldición de los recursos naturales, y con el fin de aprovechar su vasto recurso le apuestan a la producción y exportación de baterías de litio. ¿Pero qué tan viable es esta aspiración? El camino para obtener baterías de litio “Made in Bolivia”, “Made in Argentina” o “Made in Chile”, si bien suena como una idea prometedora es un camino desafiante en sumo grado y a largo plazo puede generar una mayor dependencia de China, dicen los expertos.
“La mayor parte de la fabricación de baterías se encuentra en China, que controla ya entre el 80 y el 90 por ciento de la capacidad mundial. Esta es una posición extremadamente dominante para un país en un momento en el que todos están tratando de expandirse”, afirma el periodista Cardenal. “Las posibilidades de entrar a competir con China son mínimas”.
El factor geográfico es otro impedimento. “El gran negocio que está creciendo frenéticamente es el de los autos eléctricos y ¿en dónde está? en China. En ese sentido los países del triángulo están muy alejados de los grandes centros de fabricación lo que hace que el coste de transporte de las baterías sea muy alto y poco competitivo”, señaló Gamarra de FIU.
“Los países del Cono Sur de América han sido tradicionalmente exportadores de sus metales, no expertos en aprovechar sus productos. Terminaremos repitiendo la historia del cobre cuando por el afán de querer sumarse a la cadena productiva, se intentó crear cables eléctricos y fracasamos. En el caso de las baterías pasará lo mismo: no se tiene la capacidad de generar un volumen significante y aspirar a ser importantes en una economía de valores; los fletes para exportar y llegar al consumidor final, son demasiado costosos, y China seguirá produciendo con menor costo”, comentó el colombiano Jorge Cortés, experto en el sector automotriz.

Sin embargo, ya anuncian algunos proyectos que involucran la participación de capital chino para la creación de fábricas de baterías. En Chile, por ejemplo, la empresa china de autos eléctricos BYD invertirá en la construcción de una planta de componentes de baterías de litio con una cifra cercana a USD 290 millones anunció Reuters en abril de 2023. En Argentina también se proyecta la fabricación de baterías de Ion-Litio en la provincia de Santiago del Estero. Según un informe reciente de la International Coalition Against Illicit Economies (ICAIE), tres empresas chinas –Contemporary Amperex Technology Co. Ltd (CATL), Tianqui Lithium y Gotion High Tech– harían parte del consorcio que incluye además la participación de la empresa estatal argentina YPF. La investigación realizada por ICAIE manifiesta que aún no se han conseguido registros claros de licitaciones ni planes concretos públicos o detalles financieros, sin embargo, el gobernador de la provincia de Santiago del Estero, Gerardo Zamora, ya anunció que actualmente el proyecto se encuentra en la fase de adquisición de la línea de producción, proveniente de China.
La pregunta que expertos se hacen es qué beneficios traería para los países del Triángulo del Litio. “El problema con China es la brecha que hay entre la retórica ‘win-win’ que impulsan tanto el Gobierno chino como las élites locales interesadas en esa relación e inversión con China y lo que realmente está pasando sobre el terreno”, comentó el experto en China Cardenal.
En el caso de la anunciada planta de baterías en la provincia de Santiago del Estero, el estudio de ICAIE pone de manifiesto la inviabilidad del proyecto. Según destaca el informe, el litio extraído de Argentina deberá ser primero llevado a China para su procesamiento y luego regresarlo a Argentina para la posterior producción de baterías dado que no se cuenta con la posibilidad de procesar cátodos necesarios para ello, lo cual no es una forma rentable de llevar la materia prima al centro de fabricación propuesto.
Según expertos consultados, estas inversiones son la continuidad de una relación de subordinación y dependencia con la RPC que ya se ha venido construyendo en los últimos años. “En el caso de Argentina es bastante obvio empezando por la estación que tiene en Neuquén, que algunos han llamado cesión de soberanía. Existe ya una dependencia a nivel financiero, a nivel de infraestructura y a nivel de exportaciones, como la soya, por ejemplo, o el litio que se ha venido desarrollando”, agregó Cardenal. Dependencia que según analistas viene generando una serie de efectos negativos que no parecieran tan obvios o que no se hacen públicos, pero que están teniendo importantes consecuencias para la región y el mundo. “Por ejemplo el silencio en las críticas por parte de los gobiernos con respecto a la situación de los derechos humanos en China o con respecto a los excesos y abusos de las empresas chinas en tu propio país. No todos los países lo hacen, pero hay algunos que por esa dependencia comercial que se crea con un país como China que tiene una posición de fuerza, pues lo hacen”, dijo Cardenal. “Y yo veo que ya hay bastantes países en la región que, de un modo u otro, están cayendo en esa dependencia con China y esto preocupa”, agregó.

Una carrera contra el tiempo
La transición energética que vive el mundo le ha dado una oportunidad al oro blanco de los países del Triángulo del Litio. Este preciado metal, llamado a sustituir parcialmente a los combustibles fósiles le brinda un momento coyuntural al desarrollo económico y social de los salares andinos. Sin embargo, como todo lo bueno no será eterno. Hay varias tecnologías que empiezan a competir con el litio y que están en desarrollo, como por ejemplo los autos que utilizan hidrógeno como combustible o las baterías a base de sodio. De ser así, la ventana de oportunidad para los países del Triángulo de Litio es pequeña y el reloj ya comenzó a marcar los tiempos.
“El problema aquí es que hay una ventana de tiempo, de cómo América Latina va a aprovechar este impulso. Ya tenemos indicios de que los chinos han descubierto que el sodio puede ser tan efectivo o más que el litio y empiezan a liderar en esa industria también; por lo que, si el sodio se convierte en una mejor base para la tecnología de baterías, el momento del litio habría sido muy corto”, comentó Berg de CSIS.
Todo dependerá de las inteligentes decisiones que tomen los países del Triángulo de Litio para sacarle el mejor provecho al momento que viven. “Los países latinoamericanos deben considerar cuidadosamente cual socio intentará, al menos, ayudarlos a capturar la ventana de oportunidad limitada que tienen, porque de lo contrario, simplemente serán proveedores de materia prima que luego consumirá en productos terminados que se producen en otros lugares”, finalizó Berg.
Este artículo es la segunda parte de una investigación en dos partes. Lea la parte I aquí.