Las organizaciones criminales están uniendo fuerzas en la Amazonia, utilizando la selva como ruta para el tráfico internacional de cocaína. Documentos del Ejército de Colombia, obtenidos por el consorcio de investigación periodística Proyecto de Información sobre la Delincuencia Organizada y la Corrupción (OCCRP), indican que disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han enviado toneladas de cocaína a grupos criminales como el Primer Comando de la Capital (PCC) en Brasil.
“Los documentos muestran el camino recorrido por la cocaína que sale de Colombia, pasa por Manaos, el Caribe y acaba en manos de consumidores en Europa”, informó a principios de noviembre la revista brasileña Piauí.
La investigación comenzó en 2020, a partir de informaciones transmitidas al Ejército Colombiano y a la Policía Federal de Brasil (PF) por la Administración para el Control de Drogas de los EE. UU. (DEA).
La DEA llamó la atención sobre un esquema de compra y venta de cocaína en la región conocida como Cabeza de cachorro, en el extremo noroeste de Brasil, donde el país limita con Colombia y Venezuela, informó Piauí.
Una de las rutas utilizadas por los narcotraficantes colombianos es cruzar la frontera con Brasil en barco por el río Vaupés. En San Miguel de Cachoeira, en el estado de Amazonas, “la droga es llevada por el río Negro hasta el responsable del enlace entre los colombianos y el PCC”, afirmó el portal brasileño UOL. La cocaína se lleva después a Manaos, donde se distribuye al mercado interno brasileño y a otros países. La droga también se transporta al puerto de Barcarena, en el estado de Pará, desde donde se lleva al extranjero en barcos, añadió UOL.
Los informes también indican que miembros del PCC enviaban la cocaína colombiana a la República Dominicana y a Puerto Rico, posiblemente en aviones. Desde allí, la droga era traficada a puertos europeos, informó Piauí. Los documentos indican que los disidentes de las FARC también tienen vínculos con el Comando Rojo (CV), una facción criminal con sede en Río de Janeiro. El CV tendría la función de “recuperar rutas en el Amazonas”. El PCC, por su parte, es mencionado en los documentos como “un aliado de los narcotraficantes en el sur de Colombia, que disputa territorio con el CV”, informó UOL.
Oro, coca y madera
Los grupos criminales también están destruyendo grandes áreas de la Amazonia para llevar a cabo minería ilegal, cultivos de coca y tráfico de madera. La advertencia figura en el estudio “Amazonia Saqueada: Las raíces del crimen ambiental en las regiones de triple frontera”, publicado recientemente en el portal de InSightCrime, la organización dedicada al estudio del crimen organizado en Latinoamérica; en colaboración con el laboratorio de ideas brasileño Instituto Igarapé, dedicado a temas de seguridad y desarrollo.
El estudio analiza la dinámica de la delincuencia en dos triples fronteras de la cuenca amazónica: Brasil-Colombia-Venezuela y Brasil-Perú-Colombia. La primera triple frontera (Brasil-Colombia-Venezuela) está marcada por el elevado crecimiento de la minería ilegal en el Parque Nacional de Yapacana, en Venezuela. La segunda triple frontera (Brasil-Perú-Colombia) es escenario de una intensa tala de árboles para el cultivo de coca en el noreste de Perú.
“Ambas triples fronteras, que alguna vez fueron áreas remotas, son el centro de formas contemporáneas de delitos ambientales transfronterizos”, dijo a Diálogo Melina Risso, directora de investigación del Instituto Igarapé. Durante más de 20 años, los ríos que unen a estos países han servido para transportar drogas desde Colombia y Perú –los mayores productores de cocaína– hasta Brasil, una de las principales puertas de entrada de la droga en el mercado internacional.
“Esta infraestructura criminal también está hoy al servicio de la minería ilegal y el tráfico de madera”, afirma Risso. “En estas fronteras operan criminales con mucho poder. Las guerrillas colombianas se han refugiado en la región. En Venezuela, estos grupos han reforzado sus filas con miembros venezolanos”, añade.
Incautación récord
Las actividades de los antiguos miembros de las FARC y de los narcotraficantes colombianos no se limitan a la región fronteriza. A mediados de agosto, la PF brasileña incautó 1,2 toneladas de drogas, entre ellas marihuana zorrillo (skunk) y cocaína y fusiles AK-47, en la frontera entre los estados brasileños de Amazonas y Roraima. Tres colombianos y dos brasileños fueron detenidos por narcotráfico, informó el sitio web brasileño G1. “La incautación de la gran cantidad de droga fue la mayor hasta la fecha en todo el estado [de Amazonas]”, informó G1.
Minería ilegal
Ante el aumento de la delincuencia en la Amazonia, las autoridades brasileñas han intensificado este año la lucha contra la minería ilegal en la Tierra Indígena Yanomami (TIY), que abarca los estados de Amazonas y Roraima. Como resultado, la superficie ocupada por la minería ilegal en la TIY ha disminuido un 78,51 por ciento este año, según datos publicados en septiembre por el Ministerio de Defensa.
De enero a septiembre, “fueron detenidos 146 mineros e incautadas 40 toneladas de casiterita, 1675 gramos de oro y 808 equipamientos, además de la neutralización de campamentos ilegales en la región del TIY”, informó el Ministerio de Defensa. Las acciones fueron llevadas a cabo por la fuerza de tarea del Gobierno Federal, con la participación de las Fuerzas Armadas y otros órganos y organismos federales.
“Los datos del Centro de Gestión y Operaciones del Sistema de Protección de la Amazonia, del Ministerio de Defensa, muestran que el área ocupada por los buscadores de metales en los primeros nueve meses de este año es de 214 hectáreas. En el mismo período del año pasado, el área totalizaba 999 hectáreas”, informó el diario Folha de São Paulo.
A mediados de noviembre, la PF lanzó la Operación Fiebre del Fuego, para reprimir la extracción ilegal de mineral de oro del cauce del río Madeira, en el estado de Rondônia. “Fueron inutilizadas treinta y ocho dragas utilizadas en la extracción ilegal de mineral y se incautó una botella que contenía mercurio”, dijo la PF en un comunicado. “Para este trabajo, la PF desplegó una treintena de policías entrenados para operar en la hidro vía y realizar abordajes tácticos a embarcaciones. La acción también incluyó el trabajo de policías especializados en explosivos”, añadió la PF.