El submarino oceánico clase 209 ARC Pijao de la Armada de Colombia regresó a Cartagena a inicios de diciembre, luego de una exitosa participación en la Iniciativa de Submarinos Diésel-Eléctricos (DESI) 2023, un ejercicio de guerra antisubmarina realizado con países de la región en aguas de la costa este de los Estados Unidos.
La iniciativa DESI, encabezada por el Comando de las Fuerzas de la Flota de los EE. UU. la cual empezó en 2001, tiene por objetivo fortalecer y articular las capacidades de los submarinos diésel-eléctricos de las armadas participantes, para profundizar la interoperabilidad y la confianza mutua entre las marinas de los países de la región.
“La participación del ARC Pijao en operaciones internacionales como la DESI, destaca la importancia de la interoperabilidad entre las diferentes marinas”, dijo a Diálogo el Capitán de Fragata de la Armada de Colombia Harvey Murcia, comandante de la Flotilla de Submarinos. “La colaboración con fuerzas aliadas, como las de los Estados Unidos implica compartir experiencias, estándares y procedimientos operacionales, lo que fortalece la capacidad de las fuerzas submarinas para trabajar conjuntamente en misiones complejas. Esta cooperación internacional contribuye a la creación de un entorno de seguridad compartido y fortalece las relaciones bilaterales en la región”.
La iniciativa DESI, que se realiza entre los EE. UU. y países de Sudamérica con submarinos convencionales de ataque, ayuda a mantener un alto estándar de entrenamiento entre las diferentes armadas. Para Colombia, DESI 2023 deja aprendizajes que son fundamentales para enfrentar los retos específicos que tiene su Armada.
“Esta operación representa una oportunidad invaluable para fortalecer la capacidad de las fuerzas submarinas, permitiéndonos mejorar nuestras tácticas, técnicas, procedimientos y doctrina en un entorno internacional y colaborativo”, explicó el Cap. de Frag. Murcia. “Además, la participación del ARC Pijao coadyuva al compromiso de Colombia con la seguridad regional y la cooperación internacional, para hacer frente a amenazas comunes”.
En esta oportunidad, la tripulación colombiana conformada por 43 militares, puso a prueba durante 72 días procedimientos de guerra antisubmarina, comunicaciones tácticas, detección de medios enemigos, búsqueda y rescate y evacuaciones aeromédicas, entre otras. Fue la primera vez en la que un submarino colombiano realizó ejercicios de guerra antisubmarina con el Centro de Pruebas y Evaluación Submarina del Atlántico, en la zona conocida como La Lengua del Océano, en las Bahamas, en donde pudo realizar maniobras evasivas y de escape, navegación silenciosa y operaciones especiales con las unidades de la Escuela de Armas de Ataque Marítimo de Helicópteros del Atlántico y del Comandante de Patrulla y Reconocimiento del Ala 11 de los EE. UU., indicó la Armada de Colombia en su comunicado.
“Las lecciones aprendidas en términos de coordinación, comunicación y ejecución de operaciones submarinas, contribuirán directamente a nuestra capacidad para abordar amenazas en nuestras aguas territoriales”, explicó el Cap. de Frag. Murcia. “La transferencia de conocimientos, la práctica de nuestra doctrina y la implementación de las mejores prácticas en cuanto a la guerra naval, nos permitirán mejorar la preparación de la tripulación, para la respuesta ante posibles situaciones que atenten a la seguridad de la nación”.
Así mismo, se realizaron ejercicios con el submarino nuclear estadounidense USS Pasadena, en donde se evaluaron las tácticas para la detección, seguimiento, análisis y clasificación de unidades submarinas, que ayudan a incrementar el nivel de entrenamiento en escenarios de alta intensidad.
Los tripulantes colombianos adquirieron nuevos conocimientos y experticia en escenarios de alta complejidad, sin descuidar el alto estándar de su doctrina, al ejecutar entrenamientos muy exigentes con otros submarinos, escuadrones de helicópteros y aeronaves de exploración marítima, informó la Armada de Colombia.
“La Fuerza Submarina se considera como un arma estratégica de importancia para el poder naval de la nación que, a través del empleo adecuado de sus sistemas, desempeña un papel crucial en la lucha contra el narcotráfico y permite asegurar nuestras aguas territoriales ante cualquier amenaza marítima que pueda presentarse”, puntualizó el Cap. de Frag. Murcia. “De ahí la importancia de la capacitación continua y el entrenamiento de sus tripulaciones, para operar eficientemente estas unidades, así como para darles mantenimiento y conservación que garanticen el correcto funcionamiento de sus equipos y sistemas”.