El General del Ejército de Venezuela Vladimir Padrino, ministro de Defensa del régimen de Nicolás Maduro, fue incluido en marzo en la lista de los solicitados por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, acusado de formar parte de la red de narcotráfico y terrorismo del Cártel de los Soles.
Padrino controla la distribución de alimentos, y está al frente de 11 de los 32 ministerios de Venezuela. Es prácticamente un jefe de gobierno en las sombras, y logró neutralizar al propio Diosdado Cabello [presidente de la ilegítima Asamblea Nacional], denunció en marzo de 2019 el diario mexicano El Universal.
“Casi 75 por ciento de los integrantes del alto mando militar de Venezuela es sancionado por los EE. UU., Canadá o la Unión Europea”, dijo a Diálogo Rocío San Miguel, directora de la ONG venezolana Control Ciudadano, que trabaja para ejercer contraloría sobre los sectores de seguridad y defensa.
Padrino no solo usa su cargo para dejar pasar aviones con narcóticos en el espacio aéreo venezolano, sino que a través de su esposa y otros miembros de su familia, creó al menos 24 empresas en los EE. UU. y Venezuela, y se beneficia de lucrativos contratos estatales, publicó el 10 de abril el grupo de investigación periodística Proyecto de Denuncia de la Corrupción y el Crimen Organizado, en su artículo El general Padrino y su laberinto corporativo.
“Lo que sorprende es que Padrino llegó a este nivel de temeridad al integrar estructuras formales con sus familiares para hacerlas impenetrables, lavar ingresos ilícitos del tráfico de drogas, armas, minerales e hidrocarburos”, dijo a Diálogo Jorge Serrano, académico del Centro de Altos Estudios Nacionales de Perú. “El militar es el hombre fuerte que sostiene a Maduro en el poder”.
“El ministro de Defensa tiene dos caras: una de militar ejemplar y patriota y otra de militar corrupto, que se presta para actividades de espionaje en suelo estadounidense con apoyo de asesores y estrategas cubanos”, agregó Serrano. “El servicio de inteligencia venezolano está totalmente infiltrado por Cuba”.
Padrino formó parte del gobierno chavista y mantuvo su lealtad a ese régimen durante el golpe de Estado de 2002, que derribó a Chávez durante algunos días. Ascendió posiciones hasta que se convirtió en el hombre de confianza de Maduro.
“Desde hace varios años está encargado de supervisar el adoctrinamiento bolivariano de todos los institutos, escuelas y universidades de capacitación y formación profesional de las Fuerzas Armadas, para tener un control directo sobre los soldados”, comentó Serrano. “Padrino ya debería estar en retiro porque cumplió cinco años en el Ministerio de Defensa, pero no es fácil que Maduro haga cambios ante tanto temor; prefiere el equilibrio en el poder”, agregó San Miguel.
Serrano y San Miguel concuerdan en que en el círculo que rodea a Maduro no hay verdadera lealtad y confianza. “Esta lealtad está guiada por un beneficio económico, y no ideológico. Los altos mandos militares son adictos a los beneficios económicos que obtienen del Estado y de sus empresas”, dijo Serrano. “No solo el alto mando se llena los bolsillos de millones de dólares. El dinero corrupto chorrea hasta niveles medios al interior de las Fuerzas Armadas”.
“Esto no impacta a los verdaderos soldados de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, por eso, la transición será decidida por los militares en Venezuela. Ellos son la clave para este proceso”, concluyó San Miguel.