Colombia ha enfrentado el problema mundial de las drogas a lo largo de su historia, posicionándose como la principal amenaza al orden público, a la estabilidad política del país, a la seguridad nacional y al Estado de Derecho en sí mismo.
Durante más de 40 años no se ha dado tregua en la lucha contra este flagelo, y hemos combatido incansablemente todos los eslabones de esta cadena criminal transnacional con nuestras Fuerzas Militares y de Policía y mediante mecanismos de cooperación internacional.
Estos mecanismos son una herramienta primordial, que funciona mediante alianzas con países que comparten el mismo interés; en este caso, combatir el narcotráfico. La cooperación triangular con los Estados Unidos hacia Centroamérica está comprometida al intercambio de experiencias y buenas prácticas. Proyectos como el Plan de Acción Conjunta de Seguridad Regional (USCAP) y la Sección de Asuntos Antinarcóticos y Aplicación de la Ley (INL) han sido efectivos para capacitar a las fuerzas militares y policías de otros países en la región, por parte de la experticia de la Fuerza Pública de Colombia.
Por otra parte, la campaña Naval y Fluvial Contra el Narcotráfico Orión que va en su sexta versión, y que se desarrolló del 15 de septiembre al 30 de octubre de 2020, es un acuerdo de cooperación internacional integrado por 29 países, 51 instituciones internacionales y seis instituciones colombianas, dedicadas a afectar las actividades de las organizaciones de crimen transnacional, que a la fecha arrojan la incautación de 90,7 toneladas de clorhidrato de cocaína, 18,6 toneladas de marihuana y 3,5 kilogramos de heroína; la destrucción de 168 infraestructuras para la producción de drogas ilegales y la captura de 413 personas asociadas a estas prácticas.
Guerra contra las drogas

El presidente Iván Duque hizo de la guerra contra las drogas una de las prioridades de su administración. Al principio parecía imposible erradicar las más de 170 000 hectáreas de coca sembradas, pero lo realmente imposible era permitirle a los grupos armados organizados y a las bandas de microtráfico que se tomaran parte de nuestro territorio para la delincuencia. Fue así como en 2018 se empezó a frenar el crecimiento de cultivos, y en 2019 ya hablábamos de un 9 por ciento de reducción del área sembrada.
Continuando con esta lucha, en 2020 erradicamos 130 000 hectáreas sembradas con coca, una cifra histórica que no se traduce en un número sino que representa más seguridad para el país. Le entregamos a los colombianos un territorio menos contaminado por cultivos ilícitos y le dimos un importante golpe económico a las organizaciones dedicadas al narcotráfico.
A pesar de la presencia de estructuras criminales con tentáculos internacionales, los grupos armados organizados residuales y otras organizaciones que se financian de este flagelo, la incautación de clorhidrato de cocaína se suma a las cifras históricas entregadas con 498 toneladas. También fueron represadas 545 toneladas de hoja de coca, 63 toneladas de base de cocaína y 515 toneladas de marihuana.
Mayor seguridad a la población
Con estos resultados hoy la población colombiana goza de mayor seguridad. Como la reducción de homicidios en un 5 por ciento que no sólo se refleja en una cifra, sino que evitamos que la violencia cobrara más de medio millón de vidas; igualmente la extorsión se redujo en un 10 por ciento; el hurto disminuyó en todas sus modalidades y los delitos sexuales decrecieron un 26 por ciento.
No dejando de lado nuestro compromiso incondicional con el país, atendimos la mayor emergencia humanitaria que hemos enfrentado, generada por el Huracán IOTA en San Andrés y Providencia, donde nuestras Fuerzas cumplieron su labor de proteger a la población después del desastre, y asistiendo a las necesidades que se presentan; proyectando además un ambicioso plan para reconstruir el archipiélago.
Estos resultados nos dejan ver que la lucha contra las organizaciones del narcotráfico no ha sido en vano, y que el trabajo de las Fuerzas Militares y la Policía Nacional ha sido satisfactorio, al igual que las alianzas que como Estado hemos formado para frenar el crecimiento de estas prácticas ilícitas de financiación que sólo generan violencia, corrupción y estancan el desarrollo del país.
Del mismo modo, los logros obtenidos pronostican que se entreguen mejores resultados en 2021, que aunque parezca difícil, quedó demostrado el vigor de nuestra Fuerza Pública y las capacidades que esta tiene para asumir grandes retos. Por lo anterior se mantienen ciertas metas, como incautar 500 toneladas más de clorhidrato de cocaína y otras 130 000 hectáreas de cultivos ilícitos erradicadas, pero esta vez teniendo en cuenta la opción de reanudar la aspersión aérea; un mecanismo eficaz en esta lucha, pues la erradicación manual ha costado la vida de soldados, policías y civiles.
Como institución, estaremos más comprometidos con el medio ambiente, continuando con estrategias que frenen la deforestación como la Operación Artemisa, y golpear todas las estructuras de expansión ilegal de la frontera agrícola y de la minería ilegal, objetivos planteados por el gobierno nacional. Respecto a las estructuras u organizaciones criminales, ya se adelantan intervenciones para capturar a los cabecillas de estos grupos al margen de la ley.
De antemano, agradecemos a las naciones que han puesto su confianza en el Estado colombiano para mantener un trabajo conjunto contra las drogas; a nuestros militares y policías reiteramos nuestro orgullo por su impecable esfuerzo en esta lucha y por su excelente actitud de servicio frente a nuestros conciudadanos. La patria se los agradece y la historia se los reconocerá.