Rusia sigue en busca de espacios en Centroamérica para aprovechar la ubicación geográfica del istmo, esta vez con un convenio firmado en el primer semestre de 2019 con el Parlamento Centroamericano (PARLACEN) con sede en Guatemala, constituido por El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y República Dominicana.
El PARLACEN tiene como misión ser el órgano de representación democrática y política de los pueblos centroamericanos y dominicano, por medio de un sistema comunitario de integración regional que garantice la paz y el respeto a los derechos humanos.
Para Carlos Cascante, profesor en Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Costa Rica, Moscú tiene poco interés en cooperar con Centroamérica; más bien lo que busca es ampliar su influencia en la región, y sobre todo aprovechar la posición geográfica de los países centroamericanos.
“Esto es meramente geopolítico, [el presidente ruso] Vladimir Putin sueña con tener gran influencia en el mundo y ocupar nuevos espacios”, dijo Cascante a Diálogo. “En Centroamérica empezaron con Nicaragua, pero es claro que su interés no queda ahí. La región está muy cerca de los Estados Unidos y tiene acceso a zonas militares clave como el mar Caribe. Lo de Rusia no es unir lazos. Tiene que ver con su interés en ocupar espacios”.
Al convenio se suman otras actividades realizadas durante los últimos años por Rusia, para ampliar su influencia en Centroamérica. Por ejemplo, construyeron una base de vigilancia en Nicaragua y les vendieron 50 tanques de guerra, además firmaron un acuerdo con Costa Rica para eliminar la visa para ciudadanos rusos.
“Rusia apuesta a la cooperación cultural como un medio para estrechar los lazos con la región, especialmente en el caso de Guatemala, por su extenso patrimonio arqueológico”, comentó a Diálogo José Cal, profesor de Historia en la Universidad de San Carlos de Guatemala. “Moscú apunta a consolidar la expansión de sus relaciones con el resto de países del istmo. En Panamá da importancia a lo económico, y en el Triángulo Norte [El Salvador, Guatemala y Honduras] quiere meterse en el tema energético. Es claro que tiene otros intereses, pero eso nunca queda escrito en los papeles que firma”.
Hay otro elemento importante de la influencia de Rusia que destacan los analistas. “Rusia ve la posibilidad de tener mayor cercanía con actores no formales que tienen presencia en la región, como las mafias rusas que trafican personas y armas”, aseguró Cascante. “La relación entre Moscú y esos grupos no es parecido a lo que pasa en occidente, donde el Estado y esas agrupaciones son enemigos; en Rusia esa división no es clara y no hay duda de la presencia de esos grupos en Latinoamérica. Centroamérica es zona de tránsito de muchos negocios ilegítimos, especialmente drogas y armas. Moscú quiere estar lo más cerca posible de esos negocios ilícitos”.
Movimiento simbólico
El convenio con PARLACEN le da la posibilidad a Rusia de abrirse espacio en la agenda regional, y así impulsar sus intereses políticos y militares. Además, le permite posicionarse más allá de Nicaragua, su socio tradicional en la región desde la década de 1980.
“Es un escenario que para ellos es importante, pero tienen claro que no es un centro neurálgico de la política en Centroamérica. Es un buen espacio para decir ‘no solo vemos a Nicaragua’. Es dar el mensaje de que quieren retomar la relación Rusia-Centroamérica”, aseguró Cascante.
“Es un guiño al resto de los países centroamericanos. El acercamiento apunta a expandir sus relaciones con el resto de los países del istmo, más allá de Nicaragua. La ubicación de Centroamérica es fundamental en la geopolítica y en el plano militar, Rusia lo sabe e intentará entrar por donde lo dejen”, finalizó Cal.