“Si el mar pudiera hablar…”, dice la activista y empresaria haitiana Ganine Avin en un video de la plataforma haitiana de medios Ayibopost, “tendría mucho que decir”.
Durante décadas, los migrantes haitianos han tentado a la suerte embarcándose en navíos improvisados e inestables, armados con materiales que apenas flotan; o en barcos sobrecargados, sin comida ni agua, para emprender peligrosas travesías por mares impredecibles, donde cientos han perdido la vida al intentar huir de su país.
“Conocimos a gente de la que se decía que estaba loca, pero experimentaron demasiadas cosas”, dice en su criollo nativo la septuagenaria Avin. “Estaban perdiendo la razón. Hay gente que viajó con niños y todos se ahogaron, menos los adultos. Esa gente ahora vive con preocupación, miedo y remordimientos”.

La historia de la migración haitiana se remonta a principios del siglo XX, con varias oleadas entre los años 60 y 80. Primero para escapar del régimen de François Duvalier o Papa Doc, que gobernaba al país mediante el terror, el asesinato y la magia negra; luego del de su hijo Jean-Claude Duvalier, o Baby Doc. A principios del siglo XXI muchos más haitianos buscaron refugio en otros lugares.
Hoy, los intentos de viajar por mar continúan, aunque con un reciente y preocupante repunte.
Según los últimos datos disponibles del 16 de mayo proporcionados por la Guardia Costera de los Estados Unidos (USCG), desde el 1.º de octubre de 2021, cuando inicia el año fiscal, las tripulaciones de la USCG rescataron a más de 4500 haitianos en el mar, frente a los 1527 del año fiscal 2021 y los 418 del 2020. Se trata de la mayor actividad de la institución naval desde 2004.
“La misión principal de la Guardia Costera es la búsqueda y el rescate, así que cuando llegamos aquí esa es nuestra principal preocupación”, dijo la Teniente de Navío de la USCG Katrina Prout a un periodista de Fox News, durante un vuelo de reconocimiento sobre el mar Caribe a principios de mayo. Una vez a bordo de algún navío de la USCG todos los haitianos rescatados reciben agua, comida, y atención médica básica.
Se estima que unos 200 haitianos murieron este año cuando su embarcación hizo agua, volcó o se hundió; o cuando cayeron por la borda y se ahogaron. Esta cifra corresponde sólo a las embarcaciones accidentadas que fueron reportadas al USCG.
“Hacerse a la mar siempre es arriesgado”, dijo a mediados de abril el Capitán de Corbeta de la USCG Jason Neiman, oficial de Asuntos Públicos del Distrito 7, después de que las tripulaciones ayudaron a rescatar a más de 100 haitianos de una embarcación que se hundía, al suroeste de la isla de Andros, en las Bahamas. “El riesgo de pérdida de vidas es grande en estas embarcaciones inseguras”, dijo por su parte el Teniente de Navío de la USCG Connor Ives, oficial ejecutivo del Distrito 7, tras una misión realizada a principios de abril.
Los sobrevivientes pueden dar fe de los horrores del viaje.
“El shock del viaje en barco… cada momento que se pasa en el bote afecta a la mente”, dijo a Ayibopost Guerda Nicolas, una psicóloga haitiana. “Estás en el barco, alguien no se encuentra bien y se cae por la borda. Es un shock. Un niño muere. Muere una mujer. Personas cercanas a ti no llegaron…”.
El 16 de mayo, tras cinco días de patrullajes que cubrieron más de 15 500 kilómetros cuadrados de mar –un área mayor que Puerto Rico–, la USCG suspendió la búsqueda de posibles sobrevivientes, después que una embarcación sobrecargada de migrantes volcara cerca de la costa occidental de la isla caribeña. Se cree que al menos 11 personas, todas ellas mujeres y ciudadanas haitianas, perecieron.
“Nuestras más sentidas condolencias a las familias, amigos y seres queridos de los que no sobrevivieron o siguen desaparecidos; nuestras oraciones están con ellos”, dijo el Capitán de Navío del USCG Gregory H. Magee, comandante del Sector San Juan, de la Guardia Costera.
A finales de abril, según los sobrevivientes de un lamentable viaje, nueve bebés de menos de un año murieron en el trayecto, y el capitán del barco ordenó que sus cuerpos fueran arrojados por la borda. “Los tiburones devoraron los cuerpecitos mientras sus madres los miraban horrorizadas y lanzaban gritos desgarradores”, informó el sitio de noticias haitiano Rezo Nòdwès.
“Este viaje fue lo peor que me ha pasado”, dijo un sobreviviente al periódico puertorriqueño El Nuevo Diario. “Es algo que nunca podré olvidar”.
Con la llegada de la temporada de huracanes muchos esperan que los haitianos eviten el viaje.
“El GARR [Grupo de Apoyo para Repatriados y Refugiados] desaconseja a los migrantes cualquier viaje incierto que ponga en riesgo su vida y la de sus seres queridos”, dijo el grupo popular haitiano de derechos humanos con sede en Puerto Príncipe, a través de Facebook.
“A cualquiera que esté pensando en participar en un viaje ilegal, ¡no se haga a la mar! ¡Podría perder su vida!”, dijo el comandante Magee.