El Programa Antártico Brasileño (PROANTAR), el proyecto científico más duradero y continuo de Brasil, cumplió 41 años el 12 de enero. PROANTAR es responsabilidad de la Comisión Interministerial de Recursos Marinos (CIRM), formada por la Marina de Brasil y quince ministerios.
“Comprender científicamente la Antártida y sus aguas circundantes es esencial para la prosperidad de Brasil”, afirmó en un comunicado el Contralmirante de la Marina Brasileña Marco Antônio Linhares Soares, secretario de la CIRM.
En la actualidad se llevan a cabo 23 proyectos nacionales de investigación científica en la Antártida. Para el profesor de la Universidad de Brasilia Paulo Câmara, coordinador de un proyecto de ADN ambiental, es esencial la participación de la Marina, en el desarrollo de la investigación en la Antártida.
“Sin la Marina no hay Programa Antártico, porque ofrece todo el apoyo logístico para que estemos allí; mantiene toda esta parte de combustible, barcos, aviones, tiendas de campaña, comida y la propia estación de investigación”, dijo Câmara en el comunicado de la Marina. “Suelo decir que no tiene sentido que Brasil vaya a la Antártida sin hacer investigación y no tiene sentido que nosotros queramos hacer investigación sin el apoyo logístico de la Marina”.

El núcleo del trabajo tiene lugar en la Estación Antártica Comandante Ferraz, que reabrió sus puertas a principios de 2020, ocho años después de que un incendio destruyera su base original en la península Keller de la isla Rey Jorge. La nueva estación, valorada en USD 100 millones, es casi el doble de grande que la antigua, y se distingue por su elegante diseño arquitectónico. Sus 17 laboratorios apoyan la investigación en campos que van desde la microbiología ambiental hasta la fisiología humana, la paleontología y el cambio climático.
“Es una instalación de primera clase, realmente espectacular en muchos sentidos”, declaró a la revista Science Wim Degrave, biólogo molecular y experto en biotecnología, de la Fundación Oswaldo Cruz.
Señales preocupantes
La Antártida no sólo ofrece grandes oportunidades científicas, sino también recursos naturales como recursos pesqueros, minerales e hidrocarburos, por no mencionar que su hielo representa el 90 por ciento del agua dulce del mundo.
La región se rige por el Tratado Antártico, firmado en 1959, que ordena que la Antártida se utilice “únicamente con fines pacíficos”; prohíbe las actividades militares como el establecimiento de bases militares; garantiza la libertad para realizar investigaciones científicas; promueve la cooperación internacional; y deja de lado las reivindicaciones territoriales.
A pesar de intentar proteger a la Antártida de la explotación, los expertos afirman que el tratado está mostrando signos preocupantes de que tiene dificultades para cumplir su cometido. Por ejemplo, la flota pesquera china captura actualmente unas 30 000 toneladas anuales de krill antártico, según indicó el Centro Europeo George C. Marshall de Estudios de Seguridad, un centro regional del Departamento de Defensa de los EE. UU. en Alemania, en un informe de marzo de 2022. Además, China y Rusia siguen bloqueando la protección de la Antártida.
A finales de 2022, por sexto año consecutivo, la publicación estadounidense Scientific American informó que los miembros de la Comisión para la Conservación de la Vida Marina Antártica, que forma parte del Sistema del Tratado Antártico, fueron incapaces de llegar a un acuerdo sobre nuevas áreas marinas protegidas en el Océano Antártico, porque China y Rusia bloquearon la propuesta –se han negado a cooperar en propuestas similares en el pasado–.
Según el Centro Marshall, China lleva a cabo “investigaciones científicas” de doble uso, enmascarando fines militares de seguridad y erosionando así las normas del tratado.
“Algunos temen que Pekín utiliza sus bases científicas en la Antártida con fines militares, como ayudar al Ejército Popular de Liberación a mejorar sus capacidades de mando y control de satélites, para un posible ataque con misiles”, informaba el Washington Times el 29 de enero. “Según un estudio del Instituto Australiano de Política Estratégica, China instala estaciones terrestres de seguimiento por satélite en sus estaciones de investigación polar de Zhongshan y Kunlun”.
A principios de 2022, Australia anunció planes para impulsar su presencia científica y estratégica en el continente blanco, lo que suscitó preocupación por la expansión de China en la región, informó Voice of America. En una rueda de prensa, el primer ministro australiano Scott Morrison, dijo que algunos países estaban deseosos de “explotar sus recursos”.
“Somos administradores de algunos de los entornos más importantes y sensibles de todo el mundo”, declaró Morrison. “Tenemos que vigilar la Antártida, porque hay otros que tienen objetivos diferentes a los nuestros”.