Hasta fines de julio, profesionales de la salud militares y civiles recibirán entrenamiento para luchar contra la pandemia del coronavirus en Brasil. La iniciativa del Ministerio de Defensa (MD) comenzó en mayo, con clases solo integradas por militares. Las primeras clases mixtas, que incluyen a civiles, comenzaron en junio.
La capacitación de los profesionales se realiza en unidades de salud militares, como por ejemplo del Hospital de las Fuerzas Armadas (HFA), en Brasilia, y de la Escuela de Salud del Ejército, en Río de Janeiro. Hasta el momento, participaron en la capacitación 472 profesionales de la salud, entre militares de hospitales castrenses y civiles que trabajan en el HFA, informó la oficina de comunicación social del MD.
En la práctica
La capacitación en emergencia que promueve el MD ofrece 16 horas, dividida en dos días de clases teóricas y prácticas. La formación incluye atención prehospitalaria, manejo de medicamentos y transporte de pacientes confirmados o sospechosos de padecer coronavirus. Los estudiantes avanzan a orientaciones relacionadas con el cuidado de pacientes graves de COVID-19, internados en unidades de terapia intensiva. Las clases se componen principalmente de actividades prácticas.
La Teniente del Ejército Brasileño (EB) Rebeca Maciel Bizzoto, neuróloga en el Hospital Militar de Brasilia, fue alumna de la primera clase del curso. “Creo que podría requerirse la atención de todos los médicos, en algún momento de la pandemia, para atender a pacientes con COVID-19. El curso me dio la oportunidad de actualizarme, de refrescar conocimientos, hacer pruebas y prepararme mejor para trabajar en esta línea de frente”, contó la médico, quien días después de la capacitación se unió a una misión para asistir a pacientes en COVID-19 en el estado de Amazonas.
El equipo en el que participó la Tte. Bizzoto, formado por 10 profesionales de la salud del EB, todas mujeres, partió para reforzar el trabajo en el Hospital de la Guarnición Militar de São Gabriel da Cachoeira, una ciudad de la Amazonia que limita con Colombia y Venezuela y atiende principalmente a poblaciones indígenas. La misión contó con el apoyo de la Fuerza Aérea Brasileña y entregó al hospital dos toneladas de equipamiento, incluyendo respiradores y desfibriladores.