La Teniente Coronel Andrea Silvana Díaz Bohórquez marcó un hito en la historia de la Fuerza Aérea Colombiana, el 9 de agosto de 2021, al convertirse en la primera mujer al mando de una aeronave Hércules C-130. La Tte. Cnel. Díaz, con 22 años de carrera militar, conversó con Diálogo sobre sus logros y su trayectoria militar.
Diálogo: ¿Qué significa ser la primera mujer al mando de un Hércules C-130 en la historia de la aviación militar de Colombia?
Teniente Coronel de la Fuerza Aérea Colombiana Andrea Silvana Díaz Bohórquez, comandante de vuelo de un Hércules C-130: Es un orgullo, un honor, un inmenso reto y una responsabilidad impresionante. El C-130 es un avión versátil. Su misión principal es el transporte de personal y carga, pero también desempeña otras misiones como operaciones especiales, extinción de incendios y traslado masivo de pacientes. Ser la primera mujer al mando de esta aeronave significa y representa mucho para mí, personal y profesionalmente, porque permite abrir las puertas y marcar un nuevo derrotero a mis congéneres que pertenecen, han comenzado, o están interesadas, en ingresar a las fuerzas militares.
Diálogo: ¿Cómo se preparó para volar un Hércules C-130?
Tte. Cnel. Díaz: Ingresé a la Escuela Militar de Aviación Marco Fidel Suárez en 1999, y al graduarme inicié un plan de carrera institucional que estipulaba primero volar aeronaves livianas, luego medianas, y por último aeronaves pesadas como el C-130. Pasados 22 años de servicio he acumulado 6150 horas de vuelo, que me dan la experiencia suficiente y, sin lugar a dudas, adquirir vastos criterios para la toma de decisiones, en especial en momentos críticos del vuelo. En febrero 2021 inicié de manera formal el entrenamiento en el C-130 y, luego de la instrucción y supervisión establecidas y aprobadas, el 9 de agosto me certificaron como piloto; es decir, me dieron el aval para volar sola.
Diálogo: ¿Por qué decidió ser piloto?
Tte. Cnel. Díaz: Es un sueño que me acompañó desde niña; pero solo tuve contacto directo con un avión hasta mi tercer año de escuela, cuando empecé a volar. Sin embargo, en mi primera misión me mareé y llegué a dudar si la profesión que había escogido era realmente la correcta, pero esta duda se disipó al poco tiempo. ¡Ser piloto es mi vida, mi devoción!
Diálogo: ¿Cuál ha sido su misión más desafiante y que aprendió de ella?
Tte. Cnel. Díaz: Cuando transportábamos a un soldado herido por una mina antipersonal. Era la piloto y la tripulación me informaba que debíamos aterrizar pronto porque, de no ser así, el soldado no llegaría con vida. Volé con mucha fe y precisión, todo segundo que pasaba era vital. Solicité de manera constante reporte del paciente y logramos aterrizar en Bogotá. Me sentí feliz cuando me enteré que el soldado sobrevivió. Sentí como siempre, pero esa vez de manera muy especial, la satisfacción del deber cumplido.
Diálogo: El factor riesgo y la adrenalina son parte de su profesión. ¿Cómo lo maneja?
Tte. Cnel. Díaz: El riesgo al volar es inevitable, pero es totalmente manejable; pues aprender a afrontarlo y superarlo es parte de nuestro entrenamiento, instrucción y proceso de toma de decisiones. En verdad es adrenalina pura el subirse a un avión, despegarlo y aterrizarlo. Lo más importante es la pasión y dedicación por lo que hago, por eso cuando vuelo concibo que no solamente trabajo, sino firmemente creo que es lo que me gusta y lo ejecuto con amor y total convicción.