La décima Reunión Ordinaria de la Comisión Binacional Fronteriza (Combifron), encuentro en el que autoridades de Perú y Bolivia coordinaron acciones contra las amenazas a la seguridad como la lucha contra el narcotráfico, el crimen organizado, la trata y tráfico de personas, el contrabando, la explotación ilegal de minerales y el tráfico de armas, se llevó a cabo en la ciudad boliviana de la Paz, a finales de 2022.
La Combifron es un mecanismo de generación de confianza mutua, que permite el intercambio de información de inteligencia, para optimizar las operaciones contra todas las amenazas y factores de riesgo existente entre los dos países.
El General Eduardo Pérez Rocha, exdirector general de la Policía Nacional del Perú, conversó con Diálogo el 14 de diciembre y advirtió que el narcotráfico es quizá el principal problema que enfrenta la zona fronteriza, ya que no sólo hay ingresos vía terrestre sino a través del paso clandestino de avionetas que no logran ser detectadas por los controles de seguridad.
Durante el desarrollo de la Combifron, el Almirante de la Armada Boliviana José Manuel Puente, viceministro de Defensa y Cooperación al Desarrollo Integral y presidente de la Combifron por Bolivia, informó el 24 de noviembre que durante esta reunión se llegaron a cinco acuerdos y 22 entendimientos que “serán cumplidos durante esta nueva gestión [en 2023] en la frontera entre Bolivia y Perú, en la que se estima que se mueven USD 200 millones anualmente y que cruzan unas 50 000 personas de ambos lados”, dijo.
Ese mismo día, el General de Brigada del Ejército Rubén Castañeda, jefe de la División de Inteligencia del Estado Mayor Conjunto y presidente Combifron por Perú, resaltó el trabajo conjunto para cumplir los objetivos de ambos países.
“Queremos consolidar la seguridad y el desarrollo que requieren nuestras poblaciones más vulnerables que viven expuestas a delitos y amenazas trasnacionales y multidimensionales en nuestra frontera en común”, indicó el Gral. de Bda. Castañeda, quien resaltó el intercambio de información militar y policial para enfrentar dichos delitos.
Según el Gral. Pérez Rocha, Bolivia es un corredor natural para la droga peruana que busca llegar a otros países como Argentina, Paraguay y Brasil, el principal consumidor de cocaína de la región.
La policía peruana informó, que durante 2022 dicha institución destruyó más de 64 pistas de aterrizaje clandestinas, que eran usadas por narcotraficantes para el traslado de grandes cargamentos de sustancias ilícitas, algunas de las cuales eran empleadas por avionetas para el transporte de droga a Bolivia.
Según el portal France 24, avionetas tipo Cessna que usan matrículas de origen boliviano aterrizan en pistas clandestinas construidas por narcotraficantes en la selva peruana, para cargar y transportar cocaína con destino a Bolivia y Brasil. En cada viaje las aeronaves pueden sacar hasta 250 kilogramos de droga.
“Este tipo de acuerdos son de mucha importancia para reducir las amenazas a la seguridad”, dijo el Gral. Pérez Rocha. “El Perú tiene también especial atención en el tráfico ilícito de armas de fuego, municiones y explosivos, que se vinculan directamente con el crimen organizado transnacional, el narcotráfico, el terrorismo, el sicariato y el contrabando, entre otras amenazas”.
Una publicación de la organización dedicada al estudio del crimen organizado en Latinoamérica y el Caribe Insight Crime, establece que las diferencias de precio mantienen el flujo ilegal de hoja de coca de Perú a Bolivia por lo menos en 10 rutas de tráfico. En el reporte, Darío Manrique, director general de la Hoja de Coca e Industrialización (Digcoin), institución boliviana que vigila las rutas sospechosas para impedir el ingreso de hojas de coca al país, dijo que unos 50 kg de coca peruana se venden por unos USD 170, mientras que el equivalente boliviano puede alcanzar USD 350.
“De manera coordinada entre la Digcoin y el Viceministerio de Defensa Social y Sustancias Controladas, se realizan controles en las carreteras troncales del país, pero también en puntos fronterizos”, agregó Manrique.
El calendario de reuniones para 2023 de la Comisión Binacional Fronteriza está por decidirse, pero Perú y Bolivia coincidieron en no bajar la guardia y seguir trabajando en forma conjunta, para combatir los flagelos que afectan ambos lados de sus fronteras.