En medio del estado de emergencia por el COVID-19, las Fuerzas Armadas del Perú asumieron una triple batalla: contra el terrorismo, el narcotráfico y la pandemia.

Los soldados intensificaron sus operaciones en la zona del valle cocalero formado por los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM), donde remanentes del grupo terrorista Sendero Luminoso se aliaron a los narcos y lanzan ataques contra instalaciones militares.
“Las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional inhabilitaron durante el mes de julio 17 pistas de aterrizaje clandestinas en las regiones de Huánuco y Pasco”, dijo el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas del Perú (CCFFAA) en un comunicado.
El 1 de julio, los militares capturaron a una integrante del Sendero Luminoso identificada como “camarada Norma”, de 18 años. El arresto ocurrió en el distrito de Vizcatán del Ene, luego de un tiroteo con otros miembros del grupo que lograron fugarse. La justicia determinará si Norma pertenece a la “masa cautiva”, es decir, al grupo de personas que son secuestradas o adoctrinadas por el Sendero desde muy pequeñas, informó el sitio Canal N.

El 27 de junio, los uniformados detuvieron a seis presuntos narcoterroristas en un laboratorio de drogas en el sector de Alto Parhuamayo. Los sospechosos tenían dos fusiles AKM, tres pistolas y más de 1 tonelada de clorhidrato de cocaína, además de 5 toneladas de insumos químicos (acetona, ácido clorhídrico y amoníaco), informó el CCFFAA.
En mayo y junio, el Ejército del Perú capturó a presuntos narcoterroristas portando armamento de guerra en el distrito de Canayre.
Los militares también brindaron apoyo humanitario a comunidades nativas como Poyeni, Sheboja y Betania, las más vulnerables del Perú. En colaboración con el Ministerio de Salud, realizaron en junio más de 2800 consultas médicas y 1244 pruebas de COVID-19, de las cuales 68 dieron positivo.