Las manifestaciones que estallaron en Irán en septiembre de 2022 por la muerte de Mahsa Amini, detenida por la policía de moralidad por por no llevar “correctamente” el velo islámico, se convirtieron rápidamente en un movimiento que exige el derrocamiento del régimen teocrático, vigente desde hace más de cinco décadas. Mientras el régimen reprime brutalmente las manifestaciones, los dirigentes iraníes consideran a los países Latinoamericanos como refugio seguro en caso de revolución, según informó la plataforma de noticias basada en Londres Iran International.
“Ellos tiene el terreno muy abonado [en Latinoamérica] para movilizarse si tuvieran una crisis grave en Irán”, dijo el 27 de enero a Diálogo Jorge Serrano, experto en seguridad, y miembro del equipo de asesores de la Comisión de Inteligencia del Congreso de Perú. “La presencia iraní comenzó a sentirse en nuestro hemisferio desde la década de los 1990, durante los ataques criminales contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) y la Embajada de Israel en Buenos Aires, perpetrados por la organización terrorista Hezbolá, que es avalada, financiada y entrenada por Teherán”.
Según Irán Internacional, la República Islámica ha iniciado negociaciones con su aliado Venezuela para conseguir pasaportes y garantizar que se ofrecería asilo a los funcionarios del régimen y a sus familias si la situación empeorara. El periódico británico Daily Express informó a finales de octubre de 2022 de que, al parecer, altos cargos del régimen iraní estaban realizando transferencias irregulares de dinero a países latinoamericanos afines. El régimen también cambió todos los requisitos de seguridad en el aeropuerto para el traslado de amigos y familiares, informó Daily Express.
En un artículo de opinión para Arab News, el politólogo iraní-estadounidense Majid Rafizadeh advierte de que el régimen iraní, preocupado por la posibilidad de que las manifestaciones pongan en peligro su poder, busca ampliar su influencia en el extranjero y exportar su ideología fundamentalista.
“La misión clave del régimen está incluso incorporada en la constitución de Irán, que establece: ‘La Constitución proporciona la base necesaria para garantizar la continuación de la revolución dentro y fuera del país. En particular, en el desarrollo de las relaciones internacionales, la constitución se esforzará con otros movimientos islámicos y populares para preparar el camino para la formación de una comunidad mundial única’”, escribió Rafizadeh.
Unas 14 000 personas han sido detenidas y cientos han muerto hasta ahora durante las protestas, mientras el régimen iraní intenta aplastar el levantamiento, según las Naciones Unidas. Cuatro hombres fueron ejecutados en menos de un mes, después de que Irán los condenara apresuradamente a muerte por participar en las protestas, y muchos más esperan el mismo destino.
El régimen iraní no sólo acosa, detiene arbitrariamente y ejecuta de forma habitual a sus ciudadanos por ejercer sus derechos humanos, sino que es el mayor Estado patrocinador del terrorismo del mundo, con atentados y asesinatos en más de 20 países desde la revolución de 1979.
Exportando ideología
En un informe de octubre de 2022 para el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) del Ministerio de Defensa español, Alberto Priego Moreno, experto en relaciones internacionales de la Universidad Pontificia Comillas de España, subraya que Irán se ha expandido internacionalmente, con Latinoamérica como principal destino. Según Priego, la proximidad de los EE. UU. y la importancia internacional de la región han hecho que para Irán sea fundamental exportar su ideología, con el apoyo de sus principales aliados en el continente americano: Venezuela, Nicaragua y Cuba.
Para Priego, los principales objetivos de Teherán en Latinomérica son incrementar su influencia internacional; desestabilizar a los EE. UU.; conseguir divisas, tanto lavando como generando activos; apoderarse de recursos naturales para producir armas nucleares; y reclutar personas para entrenarlas para fines violentos.
Para lograrlo Irán no duda en usar sus delegaciones diplomáticas, las diásporas libanesas y los centros religiosos, sociales y culturales, para alcanzar sus metas.
“Sus embajadas son centros del servicio de inteligencia del VEVAK [Ministerio de Inteligencia y Seguridad iraní]”, comentó Serrano. “Latinoamérica no gana nada al tener de aliado a Irán. No es una potencia económica, no aporta nada. Irán viene solamente a crear problemas acá”.
Para Rafizadeh, “es fundamental examinar y contrarrestar los esfuerzos del régimen iraní por exportar su ideología fundamentalista no sólo en Oriente Medio, sino también más allá”.
“Europa, los Estados Unidos y demás países democráticos necesitan establecer sanciones concretas y más drásticas a las naciones que establezcan vínculos con Irán, sino (…) seguirá expandiéndose en Latinoamérica de manera impune, lo que llevará a más violencia y terror”, finalizó Serrano.