“La corrupción pone en riesgo la seguridad y la vida de los ciudadanos de todo el mundo”, dijo el juez de la Corte de Apelaciones brasileño Reis Friede, director del Centro Cultural de la Justicia Federal de Brasil. “La corrupción cuesta vidas, sobre todo cuando la gente muere por no haber recibido medicamentos o atención, debido a que un político corrupto malversó los fondos de un hospital público”.
El juez Friede, autor de más de 40 libros de derecho y seguridad internacional, habló ante el personal militar y civil en la presentación La lucha contra la corrupción en Brasil y sus consecuencias para el continente americano, que tuvo lugar en el Comando Sur de los EE. UU. (SOUTHCOM en inglés) en Doral, Florida, el 26 de febrero de 2020.
Durante su presentación, el juez Friede explicó cómo había evolucionado la corrupción en Brasil, quiénes se habían beneficiado con ella y cuál era su impacto en la democracia, los derechos humanos, la seguridad y el desarrollo socioeconómico. De un total de 180 países del mundo, Brasil ocupa el puesto N.º 106 en el Índice de Percepción de la Corrupción 2019, elaborado por Transparencia Internacional.
Medidas de éxito
La lucha contra la corrupción no ha sido fácil, dijo el juez Friede en referencia al mayor escándalo de investigación de corrupción en su país, conocido como Operación Lava Jato (Autolavado en español), que desenmascaró la corrupción en las altas esferas gubernamentales, entre políticos y las principales empresas del país.
La investigación inició como un simple caso de lavado de dinero en marzo de 2014, pero comenzó a ampliarse y a investigar presuntos casos de corrupción en la empresa petrolera Petrobras, en donde ejecutivos habrían aceptado sobornos a cambio de adjudicaciones de contratos a precios inflados con empresas constructoras. Los investigadores imputaron y encarcelaron a reconocidos políticos, incluyendo a los expresidentes Fernando Collor de Mello, Michel Temer y Luiz Inácio Lula da Silva.
Según el Ministerio Público Federal de Brasil, en 2019 la operación recuperó la suma de USD 3400 millones y sentenció a 361 personas acusadas de delitos de corrupción, abuso del sistema financiero internacional, narcotráfico y lavado de dinero. El Ministerio Público afirmó que la corrupción de Lava Jato había trascendido las fronteras brasileñas e involucraba a 11 países de Latinoamérica y dos de África.
“La Operación Lava Jato, entre otras, demostró que el sistema judicial es fuerte, poderoso e incluso capaz de destituir a un presidente”, indicó el juez Friede. “Demostró la solidez de la democracia y la capacidad y madurez que puede tener el pueblo a través de instituciones sólidas, con la lucha contra la corrupción y la creación de un entorno de estabilidad política sin la interferencia directa de los militares”.
Además de exponer casos de corrupción en las altas esferas del Gobierno brasileño y de la influencia que tienen las élites corporativas en este respecto, el juez Friede indicó que la Operación Lava Jato e investigaciones paralelas habían ocasionado despidos masivos, multas multimillonarias y grandes pérdidas financieras en las corporaciones involucradas.
El juez Friede destacó que la corrupción puede trasladarse a otros países, sobre todo a las naciones vecinas, y exhortó que la región se una en la lucha contra este flagelo.