El informe Planeta Vivo 2022 del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) dio a conocer que Latinoamérica, una de las regiones más biodiversas del planeta, registra un descenso de 94 por ciento en las poblaciones de seres vivos en los últimos 50 años.
La evaluación de octubre observó a casi 32 000 poblaciones de 5230 especies de anfibios, aves, mamíferos, peces y reptiles del planeta, entre 1970 y 2018. Los resultados muestran que estas poblaciones han disminuido en promedio 69 por ciento.
“No se debe perder de vista que los ecosistemas, la biodiversidad y el desarrollo de la civilización están vinculados” dijo a Diálogo el 12 de noviembre José Luis Carpio, investigador y especialista en seguridad pública, conservación ambiental y crimen organizado, de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, México. “El impacto de no revertir estas tendencias va a ser precisamente la pérdida de más biodiversidad, pero agravada por fenómenos de carácter social”.
Las causas

Entre las causas de la pérdida de la biodiversidad están la degradación de los sistemas terrestres, marinos y de agua dulce, los cambios de uso de suelo, la sobreexplotación de plantas y animales, el cambio climático, la contaminación y las especies exóticas invasoras, precisa el informe.
Sin embargo, en Latinoamérica las organizaciones criminales transnacionales están amenazando cada vez más el medio ambiente y provocando la destrucción generalizada de hábitats, la deforestación y la pérdida de biodiversidad, ya que ya no dependen únicamente del tráfico de drogas y armas, sino que se han diversificado, encontrando oportunidades en los delitos contra el medio ambiente, como el tráfico ilegal de especies silvestres; la tala ilegal de árboles; la minería ilegal y la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR), indicó InSight Crime, una organización que estudia el crimen organizado en Latinoamérica y el Caribe.
Estos grupos delictivos actúan en algunas de las regiones más singulares y con mayor biodiversidad del mundo, como la selva amazónica y zonas naturales protegidas como la Biosfera del Río Plátano, en Honduras.
Áreas de alta prioridad
En su reporte, WWF identificó 10 áreas de alta prioridad para la mitigación de riesgos, varias de estas en la cuenca Amazonas; el bosque Atlántico (que se extiende desde el noreste de Brasil, hasta el noreste de Argentina y el este de Paraguay); y el norte de los Andes hasta Panamá y Costa Rica.
El informe advierte que, en la Amazonía, el bosque tropical más grande y con mayor diversidad biológica y cultural del mundo, un 26 por ciento presenta un estado de perturbación avanzada, incluyendo la degradación de los bosques, la deforestación y la pérdida de hábitat, con repercusiones devastadoras en el ámbito local e implicaciones negativas para la estabilidad climática del planeta.
La deforestación de la Amazonia colombiana, indicó InSight Crime, se hace a manos de grupos criminales como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Clan del Golfo, que están vinculados a la tala ilegal y a la minería ilegal, que se ha convertido en una industria más lucrativa que el narcotráfico. El Clan del Golfo, según un informe de National Geographic de enero de 2022, también hace tratos con los cazadores furtivos en las zonas bajo su control.
Como otro ejemplo, en la Reserva de la Biosfera Maya de Guatemala, los narcotraficantes han estado despejando y quemando los bosques para dar paso a las pistas de aterrizaje de los narcovuelos, permitiendo a menudo que los incendios se extiendan sin control, añadió InSight Crime.
En los últimos años, según el diario mexicano El Economista, la alta demanda de China y el ingreso de poderosos grupos del crimen organizado al tráfico de vida silvestre, provoca la drástica disminución de numerosas especies endémicas de México como la totoaba, la vaquita marina, la guacamaya roja, el mono aullador y el pepino de mar.
“La escases de los anfibios es realmente grave, en particular en los ecosistemas de montaña del norte de los Andes”, comentó la cadena a BBC Mundo Luis German Naranjo, representante de WWF en Colombia. “En las cuencas del Orinoco y del Amazonas hay grandes migraciones de peces”, detalló.
La pérdida de la biodiversidad genera graves consecuencias a los pueblos indígenas y sus formas de vida. La escasez de peces, por ejemplo, es más que una simple pérdida de alimentos. La pesca permite vigilar los cursos de agua y supone un vehículo de conocimientos. “Las poblaciones vulnerables, que son los entornos rurales de las comunidades indígenas, ya son las más afectadas por la pérdida de biodiversidad”, refirió Carpio.
Medioambiente saludable
Al añadir el derecho a un medio ambiente sano a su constitución en 1994, Costa Rica se convirtió en un “gigante ambiental a nivel mundial”, dice el WWF, protegiendo los ecosistemas en peligro y las especies amenazadas.
“Se requiere fortalecer la seguridad medioambiental ante la presencia del crimen, y tener acciones de seguridad para la conservación y el desarrollo de la biodiversidad”, dijo Carpio.
“El mensaje está claro y las luces rojas ya se han encendido”, concluyó WWF, quien llama a gobiernos, empresas y sociedad a comprometerse con un convenio global por la naturaleza similar al Acuerdo de París.