Especialistas advierten que Irán está buscando ampliar su influencia en Latinoamérica con actividades ilícitas, desinformación, discursos de odio y posiblemente nuevos atentados terroristas. Una señal de alerta ocurrió en junio, cuando un avión 747 de carga registrado con la aerolínea venezolana Emtrasur fue retenido en el Aeropuerto de Ezeiza, en Buenos Aires. La aeronave, con 14 tripulantes venezolanos y cinco iraníes a bordo, despertó todo tipo de sospechas por haberle sido denegada la entrada a Uruguay, por su inusual tripulación y por sus vínculos con el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI).
“La tripulación mixta iraní-venezolana del avión incluía a funcionarios del CGRI”, dijo a Diálogo en julio Sharon Nazarian, vicepresidenta de Asuntos Internacionales de la Liga Antidifamación (ADL), ONG judía con sede en los Estados Unidos. “En vísperas del 28.º aniversario del atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) [en 18 de julio de 1994], que dejó 85 muertos, los sospechosos vuelos en Latinoamérica de este avión de carga bien podrían ser intentos de tramar otro ataque terrorista”, remarcó.
Emanuele Ottolenghi, investigador principal de la Fundación para la Defensa de las Democracias, una institución de investigación no partidista con sede en Washington D.C., destacó que la tripulación incluía a Gholamreza Ghasemi, alto miembro del CGRI y miembro del consejo de administración, accionista y gerente de Fars Air Qeshm, la aerolínea iraní sancionada por los EE. UU. por transportar armas y combatientes.
“¿Qué hacía un alto funcionario del CGRI haciéndose pasar por capitán de un avión de carga por toda Latinoamérica?” pregunta Ottolenghi en una nota de inicios de julio para la revista estadounidense The Dispatch. “Enviar a un alto directivo de una empresa por todo el mundo a repartir carga es un poco como hacer que Jeff Bezos conduzca los camiones de reparto de Amazon Prime. No tiene sentido. Y Ghasemi no es el único miembro de la tripulación que genera preocupación”, agregó.
Para Nazarian, inmigrante iraní cuya familia se vio obligada a huir durante la Revolución Islámica, Irán ha estado activo en Latinoamérica durante más de tres décadas y ha eludido a la justicia. “La visita de Mohsen Rezai [quien era el comandante del CGRI cuando se produjo la voladura de AMIA] a Nicaragua a principios de este año demuestra que los autores intelectuales que están bajo alertas rojas de Interpol todavía pueden viajar libremente por Latinoamérica e incluso pueden ser recibidos con el más alto estatus de dignatario”, dijo Nazarian.
En la ocasión, el Gobierno argentino condenó la visita de Rezai a Nicaragua. “La República Argentina expresa su más enérgica condena a la presencia de Mohsen Rezai en el acto de toma de posesión” de Daniel Ortega, dijo la Cancillería en un comunicado del 11 de enero.
La relación acogedora que los dictadores “de los Estados violadores de derechos humanos Cuba, Nicaragua y Venezuela tienen con Irán, es una afrenta a la memoria de las víctimas de esos dos atentados terroristas [en la Embajada de Israel y la AMIA]”, dijo Nazarian.
Vuelos de naturaleza política
Según el medio de aviación argentino Aviacionline, hasta hace poco la aeronave, propiedad de la aerolínea sancionada de Irán Mahan Air, la cual opera Fars Air Qeshm, fue transferida a la filial de Conviasa, Emtrasur en noviembre de 2021. Sin embargo, un experto argentino en aviación comercial presentó pruebas de que Mahan había alquilado y no vendido el avión a Emtrasur, reportó el diario argentino Clarín.
“¿Es un avión venezolano operado por pilotos iraníes, o es un avión iraní con pintura venezolana?”, pregunta Ottolenghi. Hay buenas razones para preguntar, continúa el investigador, quién destaca que desde que fue transferido a Emtrasur, el avión voló principalmente entre Venezuela e Irán, con escalas en Belgrado, y en algunas ocasiones con incursiones en Hong Kong, Myanmar, Karachi, Moscú, Cuba y Nicaragua. “Muchos de estos destinos coinciden con rutas recientes también cubiertas por Fars Air Qeshm, y muchos de estos vuelos parecen ser de naturaleza política, más que comercial”, dice.
Narcotráfico y desinformación
Según los analistas, Irán busca ejercer mayor influencia en Latinoamérica para satisfacer objetivos estratégicos. “Teherán ve su presencia en Latinoamérica como un recurso para eludir las sanciones occidentales, financiando a sus representantes violentos a través del narcotráfico, el contrabando y el lavado de dinero, así como desarrollando su red alternativa para desafiar a los EE. UU. en las Américas”, dijo Nazarian.
La zona de la Triple Frontera entre Paraguay, Argentina y Brasil, es considerada como centro de actividades delictivas y “la peor en materia de narcotráfico y terrorismo” en la región, afirmó Nazarian. “Hezbollah y otros agentes iraníes han explotado [esta zona] utilizando fondos del narcotráfico para apoyar el terrorismo y viceversa”, remarcó.
Latinoamérica también está bajo la influencia de la propaganda iraní. “Los medios de comunicación en español de Irán, como HispanTV, prosperan con la desinformación como parte de sus intentos de manipular e influir en las partes interesadas regionales para confrontar a las democracias occidentales”, completó Nazarian.