En los últimos meses de 2019, varios organismos internacionales denunciaron la explotación de menores venezolanos por parte de grupos armados ilegales de Colombia. Grupos como el Ejército de Liberación Nacional (ELN), disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el Clan del Golfo y otras organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico, la minería ilegal o la trata de personas reclutan niños y adolescentes venezolanos en las regiones fronterizas entre Colombia y Venezuela, indicaron.
“La frontera es controlada por grupos armados y cruzarla presenta todo tipo de desafíos”, dijo a Diálogo María Paula Martínez, directora ejecutiva de la ONG Save the Children Colombia. “Los niños y adolescentes son expuestos al tráfico de personas, a las dinámicas de explotación sexual comercial, al trabajo infantil”.
La ONG Human Rights Watch es otra organización que denunció los abusos contra menores venezolanos por parte de grupos armados de Colombia. Su reporte publicado en octubre, La guerra en el Catatumbo, revela las dificultades que enfrentan los venezolanos en unas de las regiones más violentas de Colombia, en el departamento de Norte de Santander, fronterizo con Venezuela.
“En ocasiones, los niños y niñas son forzados a sumarse a un grupo armado después de que miembros del grupo amenazan con matarlos a ellos o a sus familias. En otras ocasiones, lo hacen por promesa de dinero”, indica el reporte.
En el Catatumbo o las zonas alrededor de Cúcuta (capital de Norte de Santander), operan varios grupos del narcotráfico y crímenes conexos (quienes se enfrentan por el control de la región) que reclutan a menores venezolanos y colombianos para cosechar las hojas de coca. Algunos adolescentes hacen micro tráfico, otros por ejemplo son utilizados para hacer inteligencia –vigilar a algunas zonas o personas–, o como combatientes “porque saben que son fácilmente reemplazables”, explicó a Diálogo el Capitán del Ejército Nacional de Colombia César Augusto López Quintero, docente de la Escuela Superior de Guerra de las Fuerzas Militares de Colombia y experto en conflictos armados y terrorismo.
“A la niñas las ponen a cocinar, las utilizan como compañeras sexuales”, dijo Martínez. “Algunas de ellas empiezan a vender [café], pero es usual que sean percibidas por muchos de los hombres residentes de las zonas de frontera como trabajadoras sexuales. Y trabajen o no, les ofrecen dinero a cambio de sexo o favores sexuales”.
Según el Observatorio de Mujeres y Equidad de Género de Colombia, el 99 por ciento de las mujeres extranjeras que son trabajadoras sexuales son venezolanas.
En noviembre, Alfonso Negret que lidera la Defensoría del Pueblo de Colombia, condenó el reclutamiento forzado de minores colombianos y venezolanos en la frontera entre los dos países. Los inmigrantes venezolanos, por su condición de vulnerabilidad, están en riesgo de caer en los grupos criminales, dijo Negret quien pidió que el Estado garantice la protección de los menores que se retiran de los grupos armados.
Si bien no se sabe exactamente cuantos niños están bajo el control de grupos armados, el Gobierno de Colombia indicó que en el 2019 casi 200 han sido rescatados de organizaciones criminales, sin especificar si la cifra correspondía a menores venezolanos.
Migración Colombia, la institución del gobierno que ejerce el control y el monitoreo migratorio en el país, indica que más de 1,6 millón de venezolanos se encuentran en Colombia al haber huido de la crisis económica en su país. Según datos del 31 de octubre, los últimos de la institución, el 20 por ciento de los migrantes venezolanos viven en Bogotá. Norte de Santander es el departamento que acoge el segundo mayor número de migrantes venezolanos, con más de 180 000.