El 11 de julio de 2021, manifestantes contra el Gobierno cubano expresaron una serie de reclamos, que incluyeron la situación económica del país y la respuesta a la pandemia de coronavirus.
“Lo que queremos es un cambio”, dijo a AFP Yamila Monte, una empleada doméstica cubana. “Estoy harta”.
Estas protestas, las más grandes contra el gobierno en décadas, tuvieron lugar en la capital, La Habana, así como también en varias zonas del país.
La gente “está enojada porque no hay alimentos, porque hay problemas”, expresó a AFP Yudeiky Valverde, de 39 años de edad, empleado de una escuela primaria.
Cuba atraviesa graves problemas económicos. El Gobierno informó que la economía se había contraído un 11 por ciento el año pasado. Una reducción del turismo a causa de las restricciones impuestas por la administración de Trump y la actual pandemia de coronavirus se sumaron a la tensión del continuo embargo comercial, y las sanciones impuestas por los EE. UU. sobre los envíos de petróleo desde Venezuela.
Debido al notable aumento de casos de COVID-19 en este año, los manifestantes están indignados por el sistema médico.
“Hubo manifestaciones por las medicinas, porque no hay, no hay nada en el país”, dijo a AFP Niurka Rodríguez, de 57 años de edad, cantante de rumba, al reconocer el impacto del embargo estadounidense.
El presidente de Cuba Miguel Díaz-Canel culpó por los disturbios a las políticas estadounidenses, acusación que los funcionarios estadounidenses niegan rotundamente. El presidente de los EE. UU. Joe Biden expresó que los manifestantes “están exigiendo su libertad ante un régimen autoritario”.
Un manifestante, quien no quiso identificarse por temor a un eventual arresto, habló con Associated Press y dijo que “estamos hartos de hacer filas, de la escasez. Es por eso que estoy aquí”.
Maykel, un residente de La Habana que habló con Reuters y no quiso revelar su apellido, describió la situación en Cuba diciendo que “se está volviendo imposible vivir aquí”.