La Fuerza Aérea Brasileña (FAB) y el Ejército Brasileño (EB) participan desde el 22 de enero en los esfuerzos del Gobierno para llevar ayuda humanitaria al pueblo indígena yanomami en la región de Surucucu, en el estado de Roraima. El pueblo yanomami enfrenta una crisis humanitaria con enfermedades, violencia y hambre, causadas por las actividades mineras ilegales que se extienden por toda su reserva indígena. El Gobierno brasileño declaró el estado de emergencia de salud pública.
Según un informe del Proyecto de información sobre delincuencia organizada y corrupción, organización internacional de investigación periodística especializada en el crimen organizado, las explotaciones mineras ilegales en tierras yanomami, protegidas por organizaciones criminales transnacionales como el Primer Comando de la Capital, están propagando enfermedades, violando los derechos humanos y dañando el medio ambiente.
Los mineros ilegales contaminan las aguas con mercurio, talan grandes extensiones de bosque para extraer oro, matan peces y otros animales, y contaminan las aguas de las que dependen los yanomami para sobrevivir. También vuelan pequeñas aeronaves a pistas clandestinas para traer piezas o combustible para su maquinaria.
Según los equipos del Ministerio de Salud, en los últimos cuatro años cientos de niños yanomami murieron por desnutrición, neumonía y paludismo, contaminación por mercurio y falta de acceso a medicamentos. En 2022 también fueron confirmados 11 530 casos de paludismo entre los indígenas.
La FAB utiliza sus aviones para enviar las cestas de alimentos a las tierras yanomami, ya que el acceso a la zona es difícil. Hasta el 31 de enero, las Fuerzas Armadas habían transportado 61,1 toneladas de alimentos y medicinas, y 37 evacuaciones aeromédicas a hospitales.
La FAB también creó un hospital de campaña en la región, con un equipo multidisciplinar formado por médicos militares, enfermeros, farmacéuticos y técnicos de enfermería. Los pacientes en estado más grave son trasladados en avión a hospitales de Boa Vista, la capital de Roraima.
“Un equipo multidisciplinar está estudiando las necesidades. Lo importante es que el servicio sea resolutivo. Por ejemplo, las mujeres indígenas podrán hacerse un chequeo ginecológico y recibir los resultados inmediatamente”, subraya el director del Hospital de la Fuerza Aérea en Manaus, Coronel médico Rodolfo José Seraphico de Souza Siqueira.
Los yanomami viven en el norte de la selva amazónica, en Brasil y Venezuela. La mayoría vive en los estados brasileños de Roraima y Amazonas. Según el Ministerio de Salud, actualmente el pueblo yanomami en la parte brasileña está conformado por aproximadamente 30 400 indígenas.
“La minería está matando a mi pueblo y también a mis parientes Munduruku y Kayapo. Los niños son más valiosos que el oro”, declaró el líder yanomami Davi Kopenawa al diario Folha de Sao Paulo el 27 de enero. Afirmó que la situación que vive ahora su pueblo es la más grave de la historia. “Cuando los indígenas enferman, no pueden trabajar [en el campo] ni cazar”, añadió Kopenawa.
El Gobierno brasileño anunció el 31 de enero medidas, en las que participan la Policía Federal, el Instituto Brasileño del Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (Ibama) y el Ministerio de Defensa, entre otros organismos, para expulsar y mantener a los mineros fuera del territorio yanomami. El Ejército Brasileño se encargará de realizar el trabajo de campo para identificar a los delincuentes. La Marina Brasileña prestará apoyo con embarcaciones y vigilancia fluvial. La FAB, además de enviar donaciones al pueblo yanomami, vigilará el espacio aéreo.
“Cualquier vuelo sospechoso se verá obligado a desviar su ruta y aterrizar en una pista de aterrizaje que será identificada”, declaró el ministro de Defensa Múcio Monteiro. El Ministerio del Medio Ambiente está en contacto con el Ministerio de Defensa para mantener una base de vigilancia permanente, que impida el regreso de los mineros al territorio.