Científicos de la Universidad de Waterloo, Canadá, analizaron 150 estudios publicados desde el 2000 en todo el mundo, y concluyeron que el narcotráfico es el delito más vinculado al comercio ilegal de vida silvestre. La investigación Illegal wildlife Trade and Other Organised Crime: A Scoping Review, publicada en la revista de la Real Academia de las Ciencias de Suecia, en diciembre de 2021, revela que el contrabando de fauna y flora silvestres puede ser utilizado para encubrir el tráfico de drogas. Brasil sería un ejemplo, con cientos de grupos delictivos involucrados en el comercio ilegal de vida silvestre; por lo que las autoridades libran un doble combate, dado que los delincuentes también están involucrados en otras actividades delictivas como el tráfico de drogas y armas.
“Las redes de tráfico de drogas en Brasil emplean tácticas de distribución de drogas para además transportar animales silvestres. Nuestros datos sugieren que las convergencias del crimen organizado en Brasil pueden darse con mayor frecuencia en el comercio ilegal de aves y reptiles. Los grupos criminales involucrados en el narcotráfico en Brasil tienen una función destacada en el suministro ilegal de animales silvestres a Europa y Norteamérica”, explicó a Diálogo Michelle Anagnostou, autora principal del estudio.
Anagnostou explica que de todos los delitos graves y organizados identificados en la encuesta, el narcotráfico fue la convergencia más reportada con el comercio ilegal de vida silvestre. “Las drogas y la vida silvestre a menudo pueden contrabandearse juntas en los mismos envíos, y en algunos casos la vida silvestre se usa para camuflar el contrabando de drogas. Además de diversos grupos criminales, el narcotráfico puede coincidir con el comercio ilegal de vida silvestre de otras maneras, como el intercambio de animales salvajes por drogas ilícitas, o la transferencia de bienes ilegales sin dinero en efectivo”, manifestó Anagnostou.

Según la investigadora, en algunos casos los traficantes de vida silvestre pueden ser los consumidores finales de especies comercializadas ilegalmente, sobre todo animales exóticos como los grandes felinos, para usarlos como símbolo de poder y riqueza. “Finalmente, los grupos criminales territoriales como los narcoinsurgentes pueden imponer un ‘impuesto’ a otros grupos ilícitos para traficar animales silvestres a través de un territorio o puerto bajo su control, como una forma de complementar sus ingresos”, agregó Anagnostou.
Freeland Brasil, el brazo sudamericano de la Fundación Freeland, una organización internacional que lucha contra el tráfico de especies silvestres y personas, indica que en Brasil existe información que cita el uso de las mismas rutas para el tráfico de drogas, la corrupción de los mismos agentes, el uso de animales para ocultar drogas o el olor de los estupefacientes, y que los mismos traficantes realizan ambos tipos de tráfico.
“Hay regiones en las que el contrabando transfronterizo está controlado por organizaciones criminales, sin cuyo conocimiento sería difícil realizar cualquier tipo de tráfico. Finalmente, hay casos de tráfico de drogas de un país a otro, en donde los mismos traficantes vuelven a su país de origen con fauna silvestre ilegal”, comentó Freeland Brasil en una nota a Diálogo.
Según la organización, las especies víctimas del contrabando varían según el destino y mercado de consumo. Aquellas que más se trafican a nivel nacional difieren de las que se trafican de forma transaccional. A nivel nacional trafican pájaros cantores, papagayos, reptiles como tortugas terrestres, galápagos, iguanas y algunas serpientes y, en menor medida, guacamayos, pequeños primates y felinos, entre otros. A nivel internacional, se trafican peces ornamentales incluyendo anfibios, varios reptiles, guacamayos y papagayos, sobre todo aquellas especies más amenazadas y/o exóticas.
Anagnostou sostiene que el tráfico de vida silvestre es una de las mayores amenazas para la biodiversidad en todo el mundo, que podría alterar el delicado equilibrio de los ecosistemas, ya que se capturan muchas especies al borde de la extinción. “Es una fuente de introducción de especies invasoras por medio de mascotas exóticas, que pueden competir con plantas y animales nativos. Los índices actuales de tala ilegal y tráfico de vida silvestre también representan un daño grave para las personas, incluyendo amenazas para el desarrollo sostenible. Los delitos contra la vida silvestre privan a las comunidades locales de aquellos recursos naturales que brindan beneficios culturales, espirituales y de subsistencia”, explicó.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente estima que, exceptuando el comercio ilegal de pescado y madera, el tráfico de vida silvestre mueve unos USD 23 000 millones anuales.