Los Estados Unidos lideran esfuerzos de asistencia humanitaria para el pueblo de El Salvador con la entrega de materiales de bioseguridad al personal de salud, víveres a familias afectadas y equipo médico para salvar vidas.
“Estamos orgullosos de haber entregado más de 80 000 productos de higiene, comida, sábanas, ropa, mascarillas, guantes, galones de desinfectante para manos y agua y otras necesidades críticas para las personas necesitadas en los centros de cuarentena (…)”, dijo Ronald Johnson, embajador de los EE. UU. en El Salvador, a través de un editorial publicado en la prensa local. “Pudimos ayudar a destinar en El Salvador más de 100 000 kits para realizar exámenes de COVID-19. También llevamos medicamentos necesarios para más de 800 familias salvadoreñas que se encuentran en los EE. UU. sin poder regresar”.
La red hospitalaria salvadoreña recibió el 26 de mayo 250 ventiladores portátiles para sus unidades de cuidados intensivos a través de la Agencia de los EE. UU. para el Desarrollo Internacional. Los equipos están valorados en USD 3,09 millones e incluyen un año de capacitación para su uso y mantenimiento. La entrega se realizó en cumplimiento a una promesa de ayuda transmitida personalmente por el presidente Donald Trump a su homólogo Nayib Bukele, en una llamada telefónica el 24 de abril.
La asistencia estadounidense también fortalece a instituciones como la Fuerza Armada de El Salvador (FAES), que atiende las necesidades de las comunidades más remotas del país. “Expresamos nuestro agradecimiento especial al Comando Sur de los EE. UU. por mantener el proyecto de fortalecimiento de infraestructura de las unidades que movilizan alimentos para las familias afectadas por la pandemia”, enfatizó el General de Brigada del Ejército Miguel Rivas, subjefe del Estado Mayor Conjunto de la FAES. “Este apoyo es una muestra de la solidez de nuestros lazos de confianza y cooperación, que son históricas”.
Los EE. UU. expresaron que su apoyo no solo servirá para enfrentar la pandemia, sino también para reforzar la economía salvadoreña. “Recientemente anunciamos USD 2,8 millones para ayudar a personas en centros de contención, incluidos los salvadoreños retornados de los EE. UU. para que regresen a sus vidas aquí y se reintegren a la actividad económica en sus comunidades”, informó el embajador Johnson. “Además, asignamos USD 2,6 millones adicionales para programas de salud, que comenzarán en las próximas semanas. Hace solo unos días, el secretario de Estado [de los EE. UU.] anunció la reanudación de USD 66,5 millones en asistencia para una variedad de programas de cooperación para El Salvador”.
La alianza entre ambos países cobra más relevancia debido a las consecuencias de la pandemia, resultando en una posible reducción en el envío de dinero. “Las remesas son una fuente de recursos del exterior y representan el 20 por ciento del PIB del país; es decir que, por cada USD 100 producidos, USD 20 son recursos que provienen de los compatriotas en el exterior, especialmente de los EE. UU.”, detalló el economista salvadoreño Rigoberto Monge. “Son más de USD 5000 millones que entraron el año pasado [2019], una cantidad cercana al total de ingresos generados por las exportaciones. Que se reduzca ese ingreso, ya es grave”.
Sin embargo, el embajador Johnson, aseguró que “Las remesas pueden no permanecer en sus niveles actuales y nuestras economías necesitarán apoyo mutuo para recuperarse. Pero juntos hemos construido escuelas y carreteras, creado empleos y reducido la violencia. Hemos trabajado juntos para que nuestros amigos salvadoreños puedan ver que sí es posible construir en El Salvador el futuro que desean tener. Entonces, después de que la crisis inmediata se desvanezca, estaremos aquí para hacer nuestra parte y más”.