El régimen Ortega-Murillo, a través del Ministerio de Gobernación nicaragüense, disolvió el 2 de febrero las personalidades jurídicas de otras 17 organizaciones civiles, incluida la Asociación de Bancos Privados de Nicaragua (Asobanp), “cortando de esa manera la interlocución con la banca”, indicó el diario nicaragüense La Prensa.
“La dictadura nicaragüense entró en un proceso de sustitución de la clase empresarial del país”, dijo el 17 de febrero a Diálogo Eliseo Núñez, exdiputado opositor nicaragüense exiliado en Costa Rica. “Eventualmente va a estar lista para sustituir a los bancos”.
El acuerdo ministerial, publicado en el diario oficial La Gaceta, argumentó que cerró las organizaciones por no reportar sus estados financieros ni actualizar sus juntas directivas. Con esta acción suman más de 3200 organizaciones no gubernamentales (ONG) disueltas desde 2018, reportó la agencia española de noticias EFE.
Este acuerdo viola el derecho a la libre empresa, promueve el lavado de dinero, y expone a Nicaragua a quedar fuera del sistema financiero global, puntualizó EFE.
El régimen de Ortega-Murillo podrían crear su propia asociación de bancos, aseveró el diario nicaragüense Artículo 66. “El proceso de sustitución empresarial a través de la economía de capitalismo de compadres (…) se completará en unos 5 años, que es donde la actual banca privada se vería amenazada por grupos financieros que pertenecerían al círculo del poder”, detalló Núñez.
La banca, que opera actualmente en Managua y trabaja con bancos corresponsales en el extranjero, ha cerrado las cuentas de aquellas personas naturales y jurídicas que han sido sancionadas por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, puntualizó.
La Asobanp mantenía permanentemente comunicación con los gobiernos, para incidir en las decisiones normativas y legales a través de la superintendencia de bancos y otras instituciones financieras y la Asamblea Nacional de Nicaragua, indicó La Prensa. Asobanp fue fundada el 23 de junio de 1993.
Tiranía sin fondo
Otras de las organizaciones afectadas son la Asociación Nicaragüense de Abogados y Notarios, la Asociación de Alcaldesas de Nicaragua, la Asociación de Enfermos de Insuficiencia Renal Crónica y la Asociación Centroamericana de Criadores de Caballos de Raza Iberoamericana, entre otros.
La oleada represiva contra la sociedad civil organizada genera el cierre de ONG que trabajaban en defensa de los derechos humanos, el medioambiente, los derechos de la mujer y la niñez, la salud, el desarrollo local y sostenible, la educación; y que brindaban ayuda humanitaria y atendían a sectores vulnerables, indica el diario nicaragüense Confidencial.
“Pareciera que esta tiranía nunca alcanza a tocar fondo porque es absolutamente abominable”, dijo a Diálogo Napoleón Campos, especialista salvadoreño en relaciones exteriores. “Es inconcebible cerrar organizaciones civiles, excarcelar para desterrar a 222 patriotas nicaragüenses y despojarlos de su nacionalidad, y violar tratados internacionales y su propia constitución política”.
Diputados sandinistas aseguran que las ONG disueltas utilizaron recursos de las donaciones que recibían para intentar derrocar al régime de Ortega-Murillo en las protestas de 2018, reportó el diario mexicano El Debate. “Con esas cancelaciones el régimen extermina a casi todas las organizaciones que estaban activas”, precisó Núñez.
El Índice Global de la Democracia 2023, de The Economist Intelligence Unit, la división de investigación de la empresa británica The Economist Group, que evaluó las condiciones políticas de 167 países, ubicó a Nicaragua como un régimen autoritario en la posición 143 a nivel mundial respecto al índice de democracia.
Golpe de timón
Nicaragua, Venezuela y Cuba, son los tres focos de desestabilización del continente, y epicentros del crimen organizado. Son los mismos tres ejes que resguardan los intereses de China, Rusia e Irán; en definitiva, los tres bastiones del autoritarismo, reportó la plataforma boliviana EJV Tv.
“Daniel Ortega es más dictador, más sanguinario, más represivo y más violador de los derechos humanos que aquel al que él combatió, que fue la dictadura de Anastasio Somoza en los años 1980”, destacó Campos. “Lamentablemente, en Latinoamérica los Ortega-Murillo ven el avance de los regímenes autoritarios como algo que protege su forma de tiranía”, agregó Núñez.
Campos comentó que “2023 es un año crítico, clave, de virajes, de golpe de timón en la recuperación democrática de Centroamérica, que no tienen ningún presente ni ningún futuro próspero ni digno con proyectos tiránicos”, concluyó.