Según investigadores, el tráfico de drogas en Brasil está cada vez más vinculado a los delitos ambientales en la Amazonia. Agrupaciones narcotraficantes utilizan grandes cargamentos de madera y manganeso para enviar drogas al extranjero.
“Gran parte de la destrucción de la selva en la región es el resultado de actividades ilegales alimentadas por complejas cadenas criminales nacionales y transnacionales”, indica el estudio Cartografías de la Violencia en la Región Amazónica, que en noviembre de 2021 publicó el Foro Brasileño de Seguridad Pública, en colaboración con el Instituto para el Clima y la Sociedad, y el Grupo de Investigación sobre Territorios Emergentes y Redes de Resistencia en la Amazonia, de la Universidad del estado de Pará (UEPA).
Según el estudio, las agrupaciones criminales en la Amazonia operan en distintas economías, desde la explotación maderera hasta la extracción de minerales, pasando por la especulación inmobiliaria, lavado de dinero, tráfico de personas y de fauna silvestre. “El principal producto forestal utilizado para exportar drogas a Europa es la madera”, explicó Aiala Couto, geógrafo de la UEPA y coordinador de investigaciones, a la agencia brasileña de periodismo de investigación Pública.
Según Couto, en el contrabando de madera también se emplean las rutas utilizadas para el tráfico de drogas, algunas de las cuales están cerca de las zonas de contrabando de minerales y extracción ilegal de oro. Además del múltiple uso de las rutas el investigador observa una mayor relación entre narcotráfico y delitos ambientales.
Las agrupaciones que trafican cocaína también se dedican a la minería ilegal, el acaparamiento de tierras, la tala ilegal, el contrabando de oro y la invasión de tierras indígenas. “Estos grupos crean empresas, lavan dinero, participan en el contrabando, tráfico de drogas y armas. La relación es amplia y compleja”, afirmó Couto a Pública.

Veinticuatro árboles por segundo
En 2020, Brasil perdió 3795 hectáreas de vegetación nativa por día, el equivalente a 24 árboles por segundo. Así lo indica el Proyecto de Cartografía Anual de Cobertura y Uso del Suelo de Brasil (MapBiomas), una iniciativa del Observatorio del Clima, en colaboración con universidades, ONG y empresas de tecnología.
Según MapBiomas, en 2020, la deforestación en el país creció un promedio de 13,6 por ciento, y alcanzó los 13 853 km2 (1 385 300 hectáreas), un área equivalente a la superficie de las Bahamas. De ese total, el 61 por ciento se encuentra en la Amazonia.
“De enero a noviembre de 2021, la Amazonia perdió 10 222 km² de bosque, un área equivalente a siete veces la ciudad de São Paulo”, informó la ONG Sistema de Alerta de Deforestación del Instituto del Hombre y el Medio Ambiente de la Amazonia (Imazon), que monitorea la región con imágenes satelitales. “Este es el mayor índice acumulado de los últimos 10 años para el período, siendo 31 por ciento superior al registrado en 2020”, indicó Imazon.
Operativos de las fuerzas de seguridad brasileñas indican que el incremento en la tala de árboles también está vinculado al cultivo de marihuana en la Amazonia. Según la organización internacional InSight Crime, fundación dedicada al estudio del crimen organizado en Latinoamérica y el Caribe, se reportaron casos de bandas criminales que compraban ilegalmente tierras en la selva tropical, para lucrar con la tala ilegal y además establecer plantaciones de marihuana.
En agosto de 2020, durante la operación Cosecha Maldita II, la Policía Civil de Pará incautó más de 400 000 plantas de marihuana en ese estado. “Según la Policía, se encontraron 200 toneladas de la hierba en una plantación ilegal de 219 000 metros cuadrados”, informó el portal brasileño de noticias G1.
Aumento de homicidios
Una investigación del Foro Brasileño de Seguridad Pública reveló que el narcotráfico y la deforestación están estrechamente relacionados con el aumento de la violencia en la región. “Mientras en la región sudeste la tasa de mortalidad por homicidios cayó 19,2 por ciento entre 1980 y 2019, en el norte [estados de la Amazonia] hubo un crecimiento de 260,3 por ciento”, señala la investigación.
Según el estudio, al menos dos factores parecen contribuir directamente al crecimiento de la violencia letal en la Amazonía: la fuerte presencia de facciones del crimen organizado que se disputan las rutas de la droga, y el avance de la deforestación.