El 25 de febrero, una operación combinada entre la Armada de Colombia y las fuerzas de seguridad de Aruba permitió el decomiso de más de 5 toneladas de cocaína, ocultas en un compartimiento interno del carguero Aressa. La embarcación de bandera camerunesa había zarpado del puerto de Guaranao, en el estado venezolano de Falcón, y tenía como destino Grecia.
El portal arubeño 24ora indicó que este ha sido el alijo más grande incautado en Aruba, según estimados del Ministerio Público de la isla.
La ex presidenta de la Comisión Nacional Contra el Uso Ilícito de las Drogas de Venezuela (CONACUID) Mildred Camero, indicó que esta operación fue posible gracias a la coordinación entre Colombia, Aruba y los Estados Unidos, sin el concurso institucional de cuerpos de seguridad venezolanos.
Se trata de otro ejemplo donde primero Hugo Chávez y ahora Nicolás Maduro, se separaron de la cooperación internacional en materia de lucha contra el narcotráfico, para participar de lleno en esta actividad.
El proceso de aislamiento comenzó en 2005, cuando Chávez ordenó cesar la ejecución de los acuerdos firmados con la Sección de Asuntos de Narcóticos del Departamento de Estado de los EE. UU. (NAS en inglés). Estos convenios regían, entre varios asuntos, la actividad de la Administración para el Control de Drogas de los EE. UU. (DEA en inglés) en el país.
El día en que Chávez anunció esta decisión, Camero se encontraba en los EE. UU. “Cuando regresé a Venezuela sabía que estaba destituida”, recordó.
A partir de allí, Venezuela abandonó también los foros multilaterales de cooperación antidrogas de la Organización de Estados Americanos y de la Comunidad Andina. En 2008, Chávez amenazó con salirse de Interpol, cuando técnicos de esa entidad ratificaron la validez probatoria de archivos informáticos de computadoras incautadas durante una incursión en el norte de Ecuador. Los archivos vinculaban al Gobierno de Chávez con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.
La cooperación internacional para la interdicción y prevención del consumo de drogas y detección del lavado de dinero fue disminuyendo hasta la situación actual, en la que ya “no existe”, indicó Camero.
Cómplices uniformados
Simultáneamente, varios oficiales de alto rango encargados de la lucha contra las organizaciones de traficantes empezaron a favorecer a estos grupos, valiéndose para ello de sus posiciones de poder. Uno sería el Mayor General de la Guardia Nacional Bolivariana Néstor Reverol, actual ministro de Relaciones Interiores, quien ocupó la Oficina Nacional Antidrogas (ONA) –la cual sustituyó la CONACUID– a partir de 2008.
Una acusación presentada en la corte del Distrito Este de Nueva York en enero de 2015 señala que Reverol, junto al General de Brigada Edylberto Molina “alertó a los traficantes de narcóticos sobre futuras redadas de drogas o ubicaciones de actividades de aplicación de la ley de policías antinarcóticos, para que los traficantes pudieran cambiar los lugares de almacenamiento o alterar sus rutas o los tiempos del transporte, y evitar así la detección de la policía”.
Molina fue director general de la ONA durante la gestión de Reverol. Posteriormente, cuando Maduro designó a este oficial para Relaciones Interiores, nombró al primero como viceministro del Sistema Integrado de Policía (VISIPOL).
Camero afirmó que el Mayor General Hugo Carvajal, ex director de Contrainteligencia Militar, desplegaba una actividad similar en favor de los cárteles.
Reverol, Carvajal y Molina fueron señalados a mediados de marzo de 2020 por el fiscal general de los EE. UU., William Barr, de participar en la construcción del “régimen corrupto” de Maduro.
Con el cese de la cooperación internacional venezolana en materia de drogas, y el desconocimiento del régimen de Maduro por más de 50 países, tanto los EE. UU. como los estados vecinos a Venezuela han implantado otras tácticas para impedir que los alijos salgan del país. La vigilancia electrónica y el uso de informantes confidenciales han sido aplicados con mayor intensidad. De acuerdo con Camero, esto permitió detectar en diciembre los preparativos para el traslado de la cocaína descubierta en el buque Aressa.
Esta visión es compartida por el presidente de la subcomisión Antidrogas, Antiterrorismo y de lucha contra la Delincuencia Organizada de la Asamblea Nacional (AN), el diputado José Luis Pirela, quien afirma que este incremento en la vigilancia sobre el país explica por qué las grandes incautaciones de drogas se están produciendo en el Caribe y en lugares de destino, como España y Francia, antes que en el propio territorio venezolano.
“La ruptura de los mecanismos de cooperación internacional ha permitido que el narcotráfico avance en Venezuela a niveles alarmantes”, dijo.
El parlamentario cree que es necesario retomar la presencia de Venezuela en todos los foros internacionales que trabajan tanto en la interdicción como en la prevención al consumo de estupefacientes.
Indicó que el presidente de la AN Juan Guaidó, reconocido como presidente interino por los EE. UU. y más de 50 países, debe aprovechar esta coyuntura para renovar tales acuerdos, y de paso crear un espacio parlamentario que permita retomar la discusión sobre el tema de las drogas.