La 12.a edición de la Operación Morazán-Sandino, realizada entre Honduras y Nicaragua a lo largo de su frontera común a mediados del 2019, dio como resultado más de 70 criminales detenidos, 12 000 plantas de marihuana destruidas, un narco laboratorio desmantelado y USD 130 000 decomisados. La operación, liderada por las fuerzas armadas de ambos países, tiene como objetivo neutralizar al crimen transnacional vinculado al tráfico de drogas, armas y personas, robo de ganado y contrabando de mercadería.
La operación es de carácter temporal. Inició en 2014 en el marco de la Conferencia de las Fuerzas Armadas Centroamericanas, y activa a una fuerza de tarea conjunta integrada por unidades de los ejércitos de Honduras y Nicaragua, quienes realizan patrullajes terrestres y marítimos en los 940 kilómetros de su frontera. El Capitán de Navío de la Fuerza Naval de Honduras José Domingo Meza, director de Relaciones Públicas de las Fuerzas Armadas, explicó que la Operación Morazán-Sandino es planificada cada tres meses y ejecutada en períodos de hasta dos semanas.
“Existen una gran cantidad de pasos no autorizados o puntos ciegos por donde se cometen los ilícitos de un lado y otro, por lo cual se ejecutan estrategias para cerrar las rutas hacia el interior [de ambos países]”, dijo a Diálogo el Coronel de Artillería del Ejército de Honduras Iván Rolando Cano Mejía, comandante de la 101.ª Brigada de Infantería,que encabeza la operación en el lado hondureño.
Según el Informe de la Estrategia Internacional de Control de Narcóticos del Departamento de Estado de los EE. UU., publicado en marzo de 2019, Nicaragua y Honduras tienen importantes rutas de tránsito terrestre, marítimo y aéreo para el narcotráfico. Los grupos criminales transnacionales aprovechan la frontera porosa y las zonas menos pobladas de ambos países para llevar a cabo sus actividades. El documento también señala el aumento del narcotráfico en Nicaragua por vías marítimas y aéreas desde el primer semestre de 2018, debido a la inestabilidad política y los controles de carreteras impuestos por los países vecinos.
“Las amenazas en ambas regiones son comunes”, dijo el Cnel. Cano. “La ruta del narcotráfico es del sur hacia el norte y nuestros países son un paso obligado”.
Para la próxima versión de la operación, todavía sin fecha de inicio, ambos países acordaron incrementar el intercambio de inteligencia y reforzar los sistemas de comunicaciones entre las unidades participantes. El Cap. de Nav. Meza no descartó que en un futuro puedan establecer una fuerza de tarea conjunta permanente, como las que ya existen entre Honduras y Guatemala (Maya-Chortí) y Honduras y El Salvador (Lenca-Sumpul).