El 6 de diciembre de 2020, el régimen ilegítimo de Maduro en Venezuela protagonizó una farsa política que pretendía asemejarse a una elección legislativa. Afortunadamente, pocos cayeron en el engaño. Los Estados Unidos, junto con otras tantas democracias de todo el mundo, condenan esta puesta en escena que no cumplió con ningún estándar mínimo de credibilidad. Maduro manipuló descaradamente estas elecciones en su favor, mediante la incautación ilegal de los nombres y logotipos de los partidos políticos de las boletas, manipulación del proceso perpetrada por parte de su leal consejo electoral, violencia e intimidación, y otras tácticas antidemocráticas.
La mayoría de los partidos políticos independientes y las organizaciones de la sociedad civil de Venezuela, además de casi 60 países y organizaciones de todo el mundo, como los EE. UU., la Unión Europea, la Organización de Estados Americanos, el Grupo de Lima y el Grupo de Contacto Internacional, rechazan estas elecciones fraudulentas. Esta farsa no fue más que un intento de instalar una Asamblea Nacional cómplice, una marioneta que solo responda a Maduro; mientras se destruye la única institución democrática que queda en el país, y que verdaderamente representa al pueblo venezolano.
Este engaño electoral tiene lugar mientras el régimen ilegítimo de Maduro asesina, tortura y encarcela sistemáticamente a sus opositores, lo que las Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos y otros observadores independientes han puesto al descubierto en informes recientes. Antes de las elecciones fraudulentas, el régimen había intensificado su hostigamiento a trabajadores humanitarios y amenazado a los programas de emergencia de distribución de alimentos. Un régimen tan brutal e insensible es incapaz de celebrar elecciones libres y justas.
Los EE. UU. seguirán reconociendo al presidente interino Juan Guaidó y a la legítima Asamblea Nacional. La comunidad internacional no puede permitir que Maduro, quien está en el poder de manera ilegítima al haberse robado las elecciones de 2018, se beneficie de robar una segunda elección.
Exhortamos a todos los países comprometidos con la democracia a que se unan a nosotros para condenar la farsa del 6 de diciembre, y apoyar a la legítima Asamblea Nacional y al presidente interino Guaidó en el futuro. Ni Maduro ni una nueva Asamblea Nacional elegida de manera fraudulenta representarán la voz legítima del pueblo venezolano, que debe expresarse a través de elecciones presidenciales libres y justas.