La detención de cinco colombianos por parte de la Policía Civil de Río de Janeiro este verano por usurpación de créditos (préstamos ilegales con intereses exorbitantes), con dinero generado por bandas del narcotráfico, llamó la atención al sector de seguridad de Brasil, porque nunca se había denunciado esta práctica de los narcotraficantes.
“Por primera vez hay noticias de este tipo de actividad en el país. Si hubo alguno antes, no fue lo suficientemente importante como para ser notado”, explicó a Diálogo Thiago Moreira de Souza Rodrigues, investigador del Programa de Posgrado en Estudios Estratégicos de Defensa y Seguridad, de la Universidad Federal Fluminense. Sin embargo, las milicias de Río de Janeiro, que tienen una cartera criminal más amplia, señaló Rodrigues, sí llevan a cabo la práctica en cierta medida.
“Probablemente se produce por la competencia. El aumento de las áreas de cobertura y la diversificación del abanico de actividades de las milicias en Río de Janeiro redujeron el espacio en el que operan las facciones más tradicionales del narcotráfico”, añadió Rodrigues. “Lo que parece a primera vista es que el aumento de la competencia genera la necesidad de diversificación”.
Los criminales colombianos fueron detenidos in fraganti en Niterói, ciudad del área metropolitana de Río de Janeiro, y responderá por asociación delictiva y usura, que es el cobro de intereses por encima de los límites legales.
“Son colombianos que realizaban actividades ilícitas en Colombia, vinculados a cárteles, según la información que tenemos. Así que el dinero que inicia la actividad [ilegal] aquí en Brasil tiene por posible origen la actividad de narcotráfico de los cárteles colombianos, que es lo que queremos confirmar. Los delincuentes introdujeron esta práctica en Brasil con la mayor facción criminal. Su público es esencialmente minorista, pequeños empresarios”, explicó el diputado Rodrigo Coelho, de la Unidad de Supresión de Narcóticos de la Policía Federal de Brasil.
Según informaciones de la Policía Civil, las investigaciones indicaron que el grupo firmó un acuerdo con el Comando Vermelho, una de las mayores organizaciones criminales de Brasil. Durante la operación, los investigadores incautaron varios teléfonos móviles, casi USD 10 000 en efectivo, ordenadores y un disco duro con hojas de cálculo, que se detallan la distribución del dinero y la recaudación.
La policía también recibió información de qué parte de la banda está asentada en las comunidades de Rocinha, en la Zona Sur de Río de Janeiro y Jacarezinho, en la Zona Norte. Los billetes incautados durante las detenciones revelaron que el grupo cobraba a las víctimas un 44 por ciento de interés al mes, lo que representaba casi USD 40 000 de facturación mensual.
“Estamos en contacto con las autoridades colombianas para conocer los antecedentes penales de los detenidos. Tenemos información de que tienen una célula en São Paulo, y creemos que hay grupos que operan en todo el país”, dijo Coelho.
La Policía Civil dice que los detenidos responderán por el crimen en Brasil. Rodrigues añadió que existe la posibilidad de extradición. “Esto es lo que ha estado ocurriendo con los traficantes detenidos y procesados en Brasil; generalmente también tienen procesos en Colombia que se desarrollan en ausencia”, concluyó el investigador.