El crimen organizado transnacional representa un peligro para la seguridad del hemisferio occidental, dijo el 25 de octubre de 2021 en la Universidad de Panamá la especialista en crimen organizado Celina Realuyo, profesora del Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa William Perry, de la Universidad de Defensa en Washington D.C.
“Ningún país tiene la solución, por eso tenemos que trabajar con países aliados para enfrentar esta amenaza”, agregó la catedrática. “En los últimos 30 años hemos visto una globalización del crimen organizado transnacional. Ahora, al flujo de drogas lo acompaña el flujo de migrantes irregulares, armas, dinero sucio y contrabando”.
Ya no se trata de simples hampones que producen y trafican drogas, sino de organizaciones trasnacionales que mueven capitales extraordinarios, señala desde Colombia el portal Connectas. “Ese poder económico tiene la capacidad de atentar contra la democracia, si fuera necesario para sus intereses”, agrega.
Cárteles mexicanos, pandillas en Centroamérica y grupos delictivos como las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, atentan contra las misiones principales de los países como proveer seguridad, prosperidad, y establecer una sociedad basada en el derecho y gobernanza a través de elecciones transparentes, detalló Realuyo.
“El tráfico de drogas en y desde Latinoamérica, una ‘industria’ que no frenó durante la pandemia, mutó hacia una red de cárteles y organizaciones criminales transnacionales. Más que competir entre sí, como antaño, los narcos ahora colaboran tejiendo redes globales que incrementan su poder económico y de chantaje a los gobiernos, muchas veces impotentes, reporta Connectas.
Altos niveles de crimen organizado
La Iniciativa Global contra Crimen Transnacional Organizado, con sede en Ginebra, Suiza, reveló que la gran mayoría de la población mundial (79 por ciento) vive en países con altos niveles de criminalidad y con baja resistencia al crimen organizado.
El costo del crimen organizado y la violencia en América es “cerca del 5 por ciento del Producto Interno Bruto”, comentó Realuyo. Se debe expandir el rol de las fuerzas de seguridad, monitorear el modus operandi de las organizaciones delictivas, reforzar la presencia gubernamental en comunidades marginadas con servicios sociales, y enfatizar la lucha contra el lavado de activos a través de la extinción de dominio, agregó.
Soluciones conjuntas
Los Estados Unidos, Colombia, Honduras y México, continúan impulsando políticas y acciones que fortalecen la cooperación en seguridad contra el crimen organizado.
El 27 de octubre, Honduras extraditó a los EE. UU. a Fredy Donaldo Mármol, “uno de los máximos líderes del narcotráfico a gran escala en el país”, indicó el Ministerio Público hondureño. Mármol es acusado por una Corte Federal del Distrito Sur de la Florida por lavado de activos y distribución de cocaína.
El 22 de octubre, Colombia y los EE. UU. acordaron crear el Centro contra las Financias Ilícitas y el Grupo Interagencial Antilavado de Activos, para profundizar el trabajo conjunto a largo plazo en la persecución y desmantelamiento de redes financieras ilícitas, señaló la revista colombiana Semana.
El 8 de octubre, México y los EE. UU. anunciaron una estrategia de seguridad contra las organizaciones criminales. La iniciativa enfatiza la atención a la violencia y el uso de inteligencia contra el crimen organizado, basada en cooperación efectiva para la aplicación de la ley, informó la cancillería mexicana.
Los “grupos criminales no respetan banderas ni fronteras, y nos dañan con una economía ilícita”, afirmó Realuyo. “EE. UU. busca garantizar que el hemisferio occidental sea seguro, libre y próspero”, concluyó.