Un equipo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para la Coordinación de Asuntos Humanitarios en Colombia, en coordinación con representantes de comunidades indígenas, lanzó el 24 de febrero la Estrategia para Impulsar la Gestión Humanitaria con Pueblos Indígenas, un programa orientado a exponer la situación de los ciudadanos autóctonos y a desarrollar acciones que contribuyan a la dignidad y bienestar de los pueblos, a través del respeto por la autonomía y autodeterminación de sus comunidades y territorios.
“La realidad de los pueblos y comunidades indígenas en Colombia es grave por los efectos que genera la violencia y el conflicto armado, además de factores como la desatención en temas económicos, políticos y sociales”, dijo a Diálogo la investigadora del Observatorio de Derechos Humanos y Conflictividades del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz de Colombia Juana Cabezas Palacios, quien conversó con Diálogo el 19 de marzo. “Las comunidades y grupos indígenas se ven afectados por la presencia de grupos narco paramilitares o sucesores del paramilitarismo y de los disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, que se mostraron contrarias al acuerdo de paz”.
“El desplazamiento al que se ven obligados estos grupos, el impacto en sus medios de vida, el uso de su territorio para fines contrarios a su cosmovisión, significa que estamos perdiendo lenguas y personas”, dijo la coordinadora residente en Colombia de la ONU Mireia Villar Forner, a EFE. “La estrategia representa un llamado de atención a los problemas que sufren las comunidades indígenas y que deben ser mitigados”.
Según la Estrategia de la ONU, existen casi 2 millones de indígenas repartidos en 115 pueblos en Colombia. En 2022, alrededor de 90 000 personas fueron víctimas de la violencia de los grupos armados y 10 000 sufrieron por desastres naturales.
“Los mayores problemas que enfrentan esos grupos indígenas es la no continuidad de sus procesos organizativos, lo cual se debe a las amenazas armadas. Las comunidades indígenas están muy arraigadas al terruño, que significa para ellos su sustento de vida”, añadió Cabezas Palacios. “Los grupos armados buscan controlar su territorio, con lo cual se afecta su bienestar, ya que se ven obligados a buscar nuevos espacios para vivir”.
La Estrategia evidencia que actualmente unos 22 pueblos viven en riesgo de extinción y 62 bajo condiciones de amenazas. Además, indica que los pueblos indígenas representan el 41 por ciento de las personas afectadas por emergencias humanitarias, como los desplazamientos y los confinamientos.
El documento expone la situación humanitaria que enfrentan los pueblos indígenas de Colombia, para implementar un plan de acción y responder a sus necesidades más urgentes, además de promover sistemas propios de salud y establecer mecanismos de seguimiento y fortalecimiento de atención a la salud en emergencias, reportó el diario colombiano el Universal.
De acuerdo a Cabezas Palacios, los grupos criminales también buscan reclutar a jóvenes indígenas, con lo cual rompen el tejido social de la organización indígena. “Los agentes de la violencia someten a los dirigentes y los obligan a darles distintos servicios. En algunos casos también los asesinan, lo que obliga a las comunidades a abandonar sus territorios”, dijo.
Las comunidades y pueblos indígenas afectadas por la violencia narcoterrorista y paramilitar se encuentran principalmente en las zonas rurales del Chocó, Tumaco, Nariño, Santander de Quilichao, Buenos Aires, Argelia, Caloto, Toribio, el Valle del Cauca, Putumayo, Puerto Asís, Puerto Leguizamo, así como en la zona fronteriza con el Ecuador. “Estos grupos, entre otras cosas, son obligados a cultivar y vender marihuana, además de establecer rutas seguras para el traslado de los criminales dedicados al narcotráfico”, señaló Cabezas Palacios.
“La Estrategia de la ONU también permitirá un trabajo de gobernanza y presencia del Estado colombiano en favor de pueblos y comunidades indígenas, para implementar una política de paz que preserve su bienestar”, finalizó Cabezas Palacios. “Este proceso permitirá fortalecer temas de identidad, interculturalidad y educación en dichos grupos humanos”.