Gracias a información de una red de participación cívica, unidades antiexplosivos del Ejército Nacional de Colombia ubicaron el 27 de mayo 2019, al norte del departamento del Chocó, una fábrica de minas antipersonales y artefactos explosivos, con 563 dispositivos listos para ser instalados. El arsenal pertenecía a la subestructura Roberto Vargas Gutiérrez, del grupo del crimen organizado Clan del Golfo.
“La estrecha colaboración [de la comunidad] con las autoridades es por no tener caminos seguros para que los niños lleguen a la escuela y los adultos puedan sacar sus cultivos a los centros de comercio”, dijo a Diálogo el Coronel del Ejército de Colombia José Antonio Pérez, jefe del Centro Nacional de Artefactos Explosivos y Minas.
Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos, el tiempo estipulado en 1997 en la Convención de Ottawa, que establece un territorio libre de minas antipersonales para marzo de 2021, no podrá cumplirse. “Las minas en Colombia resultaron ser más de las pensadas. Tenemos articulado un trabajo diario, pero no podemos avanzar con celeridad”, explicó el Cnel. Pérez. “Pedimos una prórroga de 10 años para poder entregar el territorio libre de minas. Es tiempo realista para lograr el resultado”.
El reto aumenta porque las víctimas por minas antipersonales registraron un crecimiento del 312 por ciento en 2018 contra 2017, según la agencia federal Descontamina Colombia. El plan 2016-2021 priorizó 199 municipios con alta afectación de minas y explosivos, donde están el 91 por ciento de las hectáreas con cultivos de coca, asegura la agencia.
“Rescato la labor de los soldados. Un soldado del común ya es valioso y su labor es importante, pero un soldado de antiexplosivos es aún mucho más valiente, único y especial”, manifestó el Cnel. Pérez. “Todos los días enfrenta minas que lo puede dejar sin vida o mutilado”.
El Ejército afirma que los dispositivos, muchos de ellos artesanales, son sembrados de manera indiscriminada. Es una práctica mantenida por los grupos armados ilegales que cambiaron de la guerrilla de las FARC a otras bandas criminales. Este hallazgo deja en evidencia la práctica que implementa el Clan del Golfo, aseguró el Ejército.
“En otros países las guerras son convencionales. En Latinoamérica los conflictos son diferentes. La de Colombia no es una guerra contra ejércitos; es un conflicto contra delincuentes que no respetan ningún protocolo internacional. Como miembro de la OTAN, Colombia recibe capacitación en varios países. Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia son importantes en la transmisión de conocimientos sobre explosivos”, dijo el Ejército.
Hasta el 31 de mayo de 2019, las unidades de desminado lograron la destrucción de 6637 artefactos y despejaron de minas antipersonales y artefactos explosivos a 352 municipios en 19 departamentos. En la actualidad 161 municipios del país están en intervención, finalizó Descontamina Colombia.