China ofrece préstamos predatorios con los que los países se sobreendeudan, hace donaciones aparentemente desinteresadas y sus empresas realizan grandes inversiones en infraestructura. Esta táctica no es nueva, y el país asiático la aplica para expandir su influencia en zonas estratégicas alrededor del mundo.
El objetivo siempre es el mismo: crear dependencia económica y política, al tiempo que gana presencia en espacios vitales económicos y militares.
“El Caribe es una pieza del engranaje del proyecto hegemónico global de China. Si se revisan los motivos que Beijín tiene en cada región, se pueden identificar las razones estratégicas”, dijo a Diálogo Carlos Murillo, especialista en Relaciones Internacionales de la Universidad de Costa Rica. “A mediano plazo China necesita tener puertos de apoyo alrededor del mundo para suministro de recursos para su flota militar”, dijo Murillo.
“El Caribe es una pieza del engranaje del proyecto hegemónico global de China. Si se revisan los motivos que Beijín tiene en cada región, se pueden identificar las razones estratégicas”, Carlos Murillo, especialista en Relaciones Internacionales de la Universidad de Costa Rica.
La táctica está ligada principalmente con préstamos para infraestructura, ofrecidos con bajos intereses por China. En los últimos 15 años, Jamaica suscribió 11 préstamos por unos USD 2100 millones con China, dice la ONG Inter-American Dialogue, que promueve la democracia y la equidad en el hemisferio.
“Es parte de una maquinación de penetración donde se combinan acciones comerciales y económicas, con intereses políticos y logísticos. En ese sentido la situación con Jamaica se asemeja a la de El Salvador. Para China estos dos mercados son insignificantes, si se piensa en términos comerciales, pero ese no es el propósito”, agregó Murillo.
Inter-American Dialogue registra préstamos chinos en ocho países del Caribe.
Financiamiento cuestionado
Los préstamos que realiza China no son favorables como se hace creer; los emplea para someter a otras naciones, y apoderarse del manejo de infraestructura logística como puertos y ferrocarriles.
Esa estrategia es empleada en países que forman parte del proyecto conocido como “La nueva ruta de la seda”; una iniciativa del Gobierno chino para conectar Asia, Oceanía, Europa y África, mediante carreteras, ferrocarriles, oleoductos y gasoductos.
Por ejemplo, países que forman parte de la nueva ruta como Pakistán, Ucrania, Laos, y Sri Lanka, entre otros, se han sobreendeudado con China para desarrollar proyectos, y ahora tienen graves problemas financieros, o han tenido que cederle a China el manejo de infraestructura clave, reporta en su portal CNBC. Agrega que Sri Lanka se vio obligado a arrendarle por 99 años su puerto estratégico Hambantota, luego de no poder pagarle un préstamo de USD 1400 millones.
“La transferencia [de Hambantota] le dio a China el control del territorio, a solo unos cientos de millas de las costas de su rival, India, y un punto de apoyo estratégico a lo largo de una vía fluvial comercial y militar crítica”, agregó The New York Times, en mayo de 2020.
Otra situación riesgosa, es la forma en que China maneja sus “ayudas económicas” con prácticas que pueden terminar en un caldo de cultivo perfecto para la corrupción.
Por ejemplo, en Costa Rica se investigan supuestas irregularidades en el contrato que firmó el país para la construcción de una refinería de petróleo con fondos chinos. Entre las irregularidades está la forma en cómo se realizó el estudio de factibilidad ambiental, el otorgamiento de bonos salariales a 26 ejecutivos orientales, así como gastos de viajes, reuniones, almuerzos de trabajo y alquiler de casas a empleados chinos, reporta el portal Semanario Universidad, de la Universidad de Costa Rica.