La creciente demanda de cocaína en Europa impulsa cambios en la red mundial de producción de drogas, y los delincuentes europeos ahora producen cocaína y metanfetaminas en sus territorios, con la ayuda de sus homólogos latinoamericanos.
El Observatorio Europeo de Drogas y Toxicomanías (EMCDDA) y la Agencia Europea para la Cooperación Policial (Europol) publicaron en Internet, el 6 de mayo de 2022, que la cooperación entre las bandas europeas y latinoamericanas, específicamente de México y Colombia, deriva en la producción, consumo y tránsito de cocaína y metanfetaminas de alta calidad en Europa.
“La superproducción de cocaína en Colombia (…) impulsa a las organizaciones criminales a mirar mucho más a Europa, donde además el precio de la cocaína es superior al de los Estados Unidos”, dijo a Diálogo Martín Verrier, profesor adjunto del Centro Europeo de Estudios de Seguridad George C. Marshall, un centro regional del Departamento de Defensa de los EE. UU. en Alemania.
La mayor parte de la fabricación de cocaína tiene lugar en Colombia, Bolivia y Perú; sin embargo, el nuevo análisis describe cómo ahora se está procesando la cocaína en Europa, principalmente en Bélgica, España y los Países Bajos, señala EMCDDA.
“Este influjo creciente en Europa se ve reflejado en las estadísticas del EMCDDA, donde se observa crecimiento de la pureza en la cocaína incautada, lo que demuestra un crecimiento de la oferta en las calles”, agregó Verrier.
Por su parte, Alexis Goosdeel, director del EMCDDA, escribe en su portal oficial que Europa se enfrenta a una amenaza creciente de un mercado de drogas más diverso y dinámico, impulsado por una colaboración más estrecha entre las organizaciones criminales europeas e internacionales.
Laurente Laniel, analista científico principal del EMCDDA dijo a InSight Crime, organización dedicada al estudio del crimen organizado en Latinoamérica y el Caribe, que “la base de cocaína que se usa en Europa se importa en materiales portadores, químicamente ocultos dentro de la estructura de materiales como plásticos, carbón vegetal y pulpa de cacao, y de esta manera hace que la cocaína sea más difícil de detectar por las fuerzas del orden”.
Hay un mercado europeo que demanda, pero también es la puerta de ingreso a Medio Oriente y Asia, donde se paga mucho mejor el kilogramo de cocaína, más de que lo que se paga en los EE. UU., explicó a Diálogo Carolina Sampó, coordinadora del Centro de Estudios sobre Crimen Organizado Transnacional, de Argentina. Al respecto, Sampó calificó de “cooperación” las operaciones de narcóticos ilegales entre Latinoamérica y Europa.
“La distribución en Europa la manejan organizaciones como la mafia albanesa o italiana. Sin embargo, los cárteles de Colombia y México tienen sus influencias concretas (…). Los colombianos participan en este intercambio porque en su país se genera la mayor producción de cocaína. Los mexicanos tienen mucha experiencia en el tráfico desde Colombia hacia los EE. UU., África y Europa”, completó Sampó. “De hecho, se descubrió que las organizaciones criminales mexicanas eran las que se encargaban de triangular la cocaína por África para [contrabandearla] a los EE. UU., porque se les reducía la posibilidad de que les incautaran los cargamentos”.
Laniel agrega que, como ejemplo de cooperación, los narcotraficantes holandeses se aseguran que el laboratorio esté instalado con todo el equipo y los productos químicos necesarios y se encargan de eliminar los desechos, mientras que los mexicanos proporcionan los “cocineros” que tienen el conocimiento especializado necesario para fabricar metanfetamina cristal de alta calidad.
“Esto resulta en niveles récord de disponibilidad de drogas, aumento de violencia, corrupción, y mayores problemas de salud. Debemos (…) invertir en acciones más coordinadas no solo en Europa, sino también con nuestros socios internacionales en los países productores y de tránsito”, alertó Goosdeel.