El presidente de Colombia, Iván Duque, anunció el 23 de junio la captura del principal cabecilla de una disidencia de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) que se marginó del proceso de paz y está implicado en el asesinato de indígenas en el suroeste del país.
El mandatario felicitó por Twitter a las Fuerzas Militares y la policía por el arresto de Fernando Israel Méndez, alias “el Indio”, jefe de la llamada columna Dagoberto Ramos que opera y se financia del narcotráfico en el departamento del Cauca.
“Seguimos dando golpes al crimen organizado que se dedica al narcotráfico y asesinato de líderes sociales”, agregó el mandatario.
Junto con Méndez fueron detenidos otros cuatro hombres de su organización en el municipio de Caloto, precisó el mando militar en un comunicado.
El servicio de prensa del ejército precisó a la AFP que el jefe guerrillero está acusado de ser el “autor material” de la masacre de cinco indígenas nasa en un ataque ocurrido en el Cauca en octubre de 2019.
La matanza se produjo en medio de una acción de las llamadas disidencias para liberar a tres rebeldes que habían sido capturados por la guardia indígena.
Entre las víctimas estaba la dirigente Cristina Bautista, cuyo asesinato fue condenado internacionalmente.
El Cauca, con un 24,8 por ciento de población indígena, está en el centro de una disputa entre bandas ligadas a carteles mexicanos, guerrilleros del ELN (Ejército de Liberación Nacional) y de los grupos que se apartaron del acuerdo que disolvió a las FARC en 2016.
Los grupos pelean por las rentas derivadas de las 17.355 hectáreas de narcocultivos registradas el año pasado por las Naciones Unidas en el departamento y de una ruta para sacar la droga hacia Estados Unidos por el Pacífico.
La violencia en la región ha afectado particularmente a líderes sociales y defensores indígenas de derechos humanos.
Según la ONG Somos Defensores, el 77,7 por ciento de los 32 líderes indígenas asesinados el año pasado en el país -la cifra más alta de la década- eran del Cauca.